Luego de que en 2021 se haya notado una leve recuperación del ingreso, en los últimos tres meses que midió el Indec, los salarios perdieron contra una inflación descontrolada y marzo puede sumar un cuarto mes en fila con cifras negativas. De la mano de la pérdida de poder adquisitivo, el consumo también refleja un fenómeno que se siente con fuerza: trabajadores pobres que cada vez compran menos.
El Índice de Salarios registró en febrero un incremento del 3,1 % y quedaron debajo de la suba de 4,7% que ese mes marcó la inflación, según informó el Indec. En este caso, ni el sector privado registrado, ni los estatales, ni los no registrados lograron superar el umbral que fijaron los precios de la economía.
En los últimos doce meses, el Índice acumuló una suba promedio del 52,3%, un nivel similar a la evolución del Índice de Precios al Consumidor en igual lapso. La suba en los salarios estuvo impulsada por una suba del 54,3 % en los ingresos de los trabajadores privados, del 57,2 % en los empleados públicos, y el 39,8 % en los ingresos de los "trabajadores en negro".
Durante el primer bimestre del año, el índice de salarios cerró con un alza del 7% promedio, cifra inferior a la inflación acumulada en el mismo período (8,8%). Pero en diciembre también se detectó una caída, ya que las remuneraciones se incrementaron 2,6% y el Índice de Precios al Consumidor registró un alza del 4,1%.
De esta forma, ya son tres meses en fila con balances a la baja y el próximo informe que difundirá el Indec tendrá que compararse el récord inflacionario de marzo, por lo que las expectativas no son las mejores. A raíz del empobrecimiento de los asalariados formales, el gobierno, la CGT y la UIA acordaron el adelantamiento de paritarias para evitar un desplome mayor en los ingresos de los obreros. De momento, las consecuencias ya se sienten en los bolsillos.
Caída del consumo
De acuerdo a un informe de la consultora Proyecto Económico, la participación del consumo privado (ampliamente explicado por la masa de salarios privados y públicos, jubilaciones y otras transferencias sociales) en el conjunto de la demanda agregada representa un mínimo histórico comparable a los años inmediatamente posteriores a la salida de la crisis de 2001 y se encuentra cuatro puntos por debajo de finales de 2015.
El documento al que accedió El Destape explicó que la consecuente caída del consumo se encuentra asociada “a un cambio en la distribución funcional del ingreso” que se viene observando de forma ininterrumpida en los últimos cuatro años.
“Hay un cambio en la distribución funcional del ingreso que implica un mayor impacto sobre el producto y el empleo. Esto es resultado de una menor incidencia del consumo en la demanda agregada”, señaló el trabajo intitulado “Riesgo Social: De la regresividad distributiva e Inseguridad Alimentaria”.
“En líneas generales, los movimientos en la distribución funcional del ingreso tienen implicaciones sobre el nivel de actividad. Cuando se redistribuye el ingreso generado desde los asalariados hacia los empresarios, la propensión a consumir de la economía disminuye, ya que los empresarios tienen una mayor propensión a ahorrar que los trabajadores. Esta disminución de la propensión a consumir conduce a niveles menores de producto y empleo”, analizó el trabajo. En esa línea, Proyecto Económico apuntó: “Al observar la desigualdad de ingresos exclusivamente desde sus aspectos personales o individuales, se ignora por completo los aspectos vinculados con la distribución funcional (primaria) del ingreso, una dimensión que refleja aspectos más estructurales”.
En este sentido, el informe hizo hincapié sobre la necesidad de tener una mirada integral que incluya el papel determinante del Estado en la distribución. “Además, parte de los ingresos es obtenida por el gobierno, a través de la recaudación de impuestos. Luego tiene lugar una redistribución (lo que se denomina “distribución secundaria del ingreso”), y solo en este punto se mide la distribución personal del ingreso. De este modo, las perspectivas funcional y personal del ingreso se enfocan en diferentes momentos del proceso de apropiación del ingreso y, por lo tanto, deben analizarse en conjunto”, finalizó.