En medio de los aplausos a la dirección económica que les aseguró el Gobierno la semana pasada, los empresarios más poderosos del país hacen punta en la inflación y presionan con el abastecimiento a cuentagotas de sus productos. Los conglomerados de insumos para la construcción, alimentos y telecomunicaciones, sumados a toda la cadena de comercialización, presentes en el convite, se despegaron ampliamente en los últimos meses en sus remarcaciones respecto del nivel general de precios. Escudados en los movimientos en el precio del dólar, más un margen extra que aplican para anticiparse a los ajustes devaluatorios, los sectores concentrados de la economía encarecieron sus listas dolarizadas varios puntos por encima de la inflación. En los primeros dos meses del año los comercios de insumos para la construcción recibieron aumentos de hasta 15 por ciento, que se suman a incrementos en los costos logísticos.
El hecho de celebrar el "abrazo del oso" de esta elite empresarial que recibió el ministro de Economía, Martín Guzmán, en la reunión del jueves pasado, podría velar el verdadero foco de atención. Una economía concentrada y extranjerizada como la argentina necesita de una mayor regulación y control de las cadenas de valor. Los abusos en alimentos e insumos para la industria y la construcción, potenciados en un contexto de anarquía pandémica, podrían deteriorar la recuperación económica. Estos holdings empresarios tienen mucho que celebrar, con ganancias extraordinarias y una posición dominante que les permitió más que compensar los efectos de la crisis sanitaria.
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El ministro de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas, aseguró este fin de semana que la cifra de inflación de enero debería "llamar a la reflexión" y reconoció que “fue el efecto de elementos que aparecieron, como la suba de los precios internacionales de las materias primas, de unos commodities, que impactaron negativamente". En la lista de aplaudidores se encontraban varios nombres de peso, responsables de esos incrementos extra. En el Museo del Bicentenario pudo verse a Martín Berardi, de Ternium; Everton Negresiolo, de Acindar; Javier Madanes Quintanilla, de Aluar; Sergio Faifman, de Loma Negra y Guillermo Petracci, de Unipar Indupa, vinculados con la construcción.
Como para no aplaudir
El sector de la construcción estuvo buena parte del año pasado paralizado por el arribo del COVID-19. Sin embargo, el costo de los materiales se disparó 64,4 por ciento, casi duplicando la inflación general minorista (36,1 por ciento). Sólo en diciembre la suba había sido de 6,4 por ciento con un alto nivel de desabastecimiento.
Los formadores de precios no se conforman y presionan por supuestas actualizaciones en el tipo de cambio y trasladan los constantes movimientos en la cotización del dólar de manera anticipada en sus listados. "Las listas son en dólares, pero las facturas se hacen en pesos", resumió a El Destape el titular de un comercio de herrería, con más de veinte años de trayectoria. Los principales aumentos en diciembre habían estado vinculados con ladrillos, con un 14,1 por ciento. En los primeros dos meses del año las remarcaciones se concentraron en hierros, PVC y cemento.
Casi al ritmo de las palmas, los aumentos del sector fueron una constante. El 9 de diciembre, la empresa Gerdau/Sipar Aceros incrementó toda la línea de hierros redondos y cuadrados para herrería en un 6 por ciento, al igual que en ángulos, planchuelas y "T". En el caso de las chapas, los aumentos superaron el 10 por ciento, pero después se retrotrajeron ante el desplome de la demanda producto de esos abusos.
"Lo que no aumentó el hierro en la misma proporción en 2020 lo está haciendo este año", relató el comerciante. Las chapas aumentaron un 75 por ciento en pesos, o 35 por ciento en dólares, según los listados a los que accedió este medio. En chapa hay un solo fabricante (Siderar, del holding de Paolo Rocca) pero no es un proveedor directo. Tienen varios distribuidores. Los proveedores de caños y chapas el 15 de diciembre avisaron a sus clientes de un incremento del 5,5 por ciento en todas las líneas, establecido por Ternium. Este incremento de (Terninum Siderar) tuvo lugar tres días después de que Rocca recibiera al ministro Guzmán para el cierre del evento empresario ProPyme.
En el caso de los caños, la suba del precio base (en dólares) fue de 10 por ciento en la parte del 2020, pero ahora todo parece indicar que buscarán ajustar los valores. Este mes los listados llegaron con incrementos de hasta 15 por ciento, como el caso de las planchuelas, mientras que el resto de los herrajes lo hicieron en un 12 por ciento. "Además está el flete. El costo por tonelada estaba en 2150 pesos y ahora es 2500 pesos. Ese aumento equivale a un 2 por ciento extra", señaló el comerciante. Todo esto mientras se restringió el abastecimiento de estos insumos.
Caras de piedra
El grueso de los aumentos en el sector comenzó después de agosto, en sintonía con una mayor flexibilización del aislamiento preventivo ante el COVID-19. En el caso del cemento, los precios desde septiembre hasta los listados de febrero aumentaron 30,6 por ciento. Hasta septiembre la bolsa de cemento se había mantenido en el orden de los 585 pesos. Al mes siguiente saltó un 10 por ciento a 644 pesos, en noviembre fue un 4 por ciento (hasta 670 pesos); en diciembre fue otro 5,5 por ciento (hasta 707 pesos); en enero se sumó un 5 por ciento adicional (hasta 742 pesos) y este mes se ajustó 3 por ciento a 764 pesos.
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Al consultarse en las dependencias oficiales sobre este tipo de abusos, remiten a la vigencia de los acuerdos de precios vigentes (Máximos o Cuidados). Sin embargo, los valores transitan por otro carriles. El encarecimiento de los insumos en el arranque del 2021 incrementó en un 7 por ciento el costo de la construcción, amortiguado por el valor de la mano de obra que siempre va detrás de la inflación. Las variaciones interanuales respecto de febrero de 2020, previo a la pandemia, en algunos casos llega al 80,9 por ciento. Un caño rectangular para realizar, por ejemplo, rejas más que duplicó su precio respecto de marzo del año pasado, al pasar de 72,86 pesos el kilo el 8 de mayo a 148,39 el 12 de enero de este año.
Los incrementos de las materias primas del sector están inmersos en un ciclo alcista y, sin mecanismos de desacople y mayor control, cualquier mejora relacionada en la construcción, tanto obras públicas como construcción residencial, quedará arrastrada por este tipo de abusos. Los distribuidores comenzaron a enviar listados con el tipo de cambio minorista, mientras que históricamente se utiliza el mayorista al que acceden las grandes empresas para importar y exportar sus productos. Esto les suma otros puntos a los ajustes de sus precios.
En el caso del acero, hace diez días se aplicó un incremento del 5 por ciento en dólares. "Además la que te hacen. Por ejemplo, te dejan entender que si en lugar de comprar el hierro redondo en crudo, compras la estructura de las columnas armadas vas a tener stock. Obvio que es el hierro más el servicio de armar la estructura que es más caro que hacerlo en la obra. Y así escapan del control", explicó a El Destape Leo Bilanski, presidente de Empresarios Nacionales para el Desarrollo Argentina (ENAC).
"No importa el Gobierno de turno y su ideología, no importa si el dólar está atrasado o adelantado, no importa si hay demanda o caída de ventas, no importa si hay recesión o crecimiento, este sector hace lo que quiere, como quiere y cuando quiere y en las condiciones que se le ocurra", aseguró el titular de un depósito de insumos para la construcción en funciones desde 1999. La empresa Sipar lleva años prometiendo inversiones e inauguraciones de plantas de producción, para fabricar hierro de herrería en Argentina. Sin embargo, lo sigue importando, en su gran mayoría desde Brasil.
No atragantarse con los halagos
El otro sector de enorme impacto en la inflación es el alimenticio, y el de mayor peso en el presupuesto de los hogares. Con una demanda sostenida, e incluso incrementada durante la etapa más restrictiva de la cuarentena, los precios de los alimentos saltaron el año pasado un 42,1 por ciento, seis puntos por encima del nivel general.
Para explicar, más que para aplaudir, estuvieron el titular de la cámara del sector alimenticio (COPAL), Funes de Rioja, junto a varios empresarios del sector: Adrián Kaufmann, gerente de Arcor; Amancio Oneto, de Molinos Río de la Plata; Jean Carlo Aubry, de Nestlé; Juan Garibaldi, de Danone; Mario Ravettino, de ABC (frigoríficos) y Joaquín de Grazia, de Granja Tres Arroyos, entre otros. Alfredo Coto y Miguel Acevedo (AGD) habían sido invitados, pero no asistieron.
Los nuevos listados de los distribuidores también arribaron con aumentos por encima de la inflación general. Un informe del Centro de Economía Política Argentina (CEPA) relevó el rubro de alimentos y bebidas no alcohólicas, que había tenido un incremento sensible en diciembre, mostró nuevamente una variación significativa: 4,8 por ciento, por encima del 4 por ciento arrojó el IPC general.
Los productos que más incrementaron su precio fueron limón (39,4 por ciento), naranja (23,1 por ciento), lechuga (13,8 por ciento), cebolla (10,8 por ciento), banana (8,6 por ciento), manzana (8,5 por ciento), batata (14 por ciento), filet de merluza fresco (14,4 por ciento), asado (11,3 por ciento), cuadril (10,3 por ciento), paleta (9,3 por ciento), salchicha tipo viena: (6,5 por ciento) y nalga (6,1 por ciento). En productos de almacén hubo subas de 3,9 por ciento en pan francés, de 4,5 por ciento en aceite de girasol y de 9,1 por ciento en lácteos. En este último rubro se registraron ajustes de hasta 15 por ciento en algunos de sus derivados.
Todos estos precios, además de por el impacto del dólar, son alcanzados por los constantes aumentos en los combustibles. Este fin de semana la nafta volvió a aumentar, por cuarta vez en el transcurso del año, un 1,2 por ciento. En enero se aplicaron incrementos de 16 por ciento y 5 por ciento en enero como parte del reacomodamiento del componente impositivo de los combustibles y este mes ya había habido un alza del 1,2 por ciento. El gerente de la Confederación de Entidades del Comercio de Hidrocarburos, Guillermo Lego, aseguró que en el sector se prevé que el litro supere los 100 pesos. Se esperan nuevas subas hasta mayo. Cada vez queda menos espacio para aplausos.