En los últimos tres meses, la inflación difundida por la Dirección General de Estadistica y Censos de la Ciudad de Buenos Aires fue mayor a la informada por el Indec. A pesar de las especulaciones, lo cierto es que son las metodologías de cada organismo las que explican esta diferencia de números. Al revisar lo sucedido en todo 2022, las proyecciones de Ciudad, Nación y consultoras privadas no distan entre sí.
El Indec informó que la inflación de diciembre subió 5,1%, una cifra menor a la registrada por la Ciudad de Buenos Aires, que fue del 5,8%. En definitiva, el aumento anual fue del 94,8%, la cifra más alta desde 1991. Sin embargo, hace tres meses que el índice de Nación se mantiene por debajo que la medición de CABA.
Tal como sucedió en tiempos pasados, en redes sociales se pretendió instalar que el Indec podría alterar las cifras. Sin embargo, aunque difieran en uno u otro mes, cuando se consideran período mayores, las mediciones no están mostrando mayores diferencias y, con mayor o menor retraso, las subas se emparejan. Siguiendo una lógica en el mismo tono, podría decirse que Ciudad altera hacia arriba los números para exponer al gobierno nacional.
"En el mes a mes siempre se observan discrepancias en la medición de la inflación porque existen diferencias en los relevamientos, dependiendo del momento en que se relevan los precios o de la periodicidad en que se toman esas muestras. En el caso de los servicios, por ejemplo, hay que analizar si se toman los precios desde el momento que entran en vigencia o desde la emisión de una factura", explicaron a este medio desde Nación. Por esa razón, es recomendable tomar en cuenta series más largas para observar cómo se compensan esas diferencias mes a mes. Cuando se analiza la inflación acumulada no se observan diferencias significativas entre el INDEC y las consultoras (la más alta está en el orden del 88% y la más baja en 83%, contra un 85,3% de IPC GBA).
Las diferencias entre Nación y Ciudad
La divergencia de cifras está directamente relacionada con la diferente ponderación de cada rubro en el IPC general. Para ejemplificar esta situación, los alimentos poseen mayor peso en el IPC del Gran Buenos Aires que en el IPC de la Ciudad, mientras que los servicios públicos tienen mayor ponderación en la canasta de este último. Así, una variación de los precios de los alimentos incide en mayor medida en el GBA, mientras que un aumento en las tarifas de los servicios públicos tendrá una mayor incidencia en la Ciudad.
Efectivamente, si se comparan los ponderadores del Indec con los de la Ciudad, en este último caso los alimentos representan el 17,1% del total de la canasta, mientras que en el Gran Buenos Aires la proporción es del 23,4%. En el rubro de vivienda y servicios públicos la proporción es contraria: tiene más peso en la Ciudad (12,5%) que en el Gran Buenos Aires (10,5%).
En su página web, el organismo que conduce Marco Lavagna aclara que “consulta diferentes zonas y diferentes comercios (almacenes, supermercados, hipermercados, autoservicios, centros comerciales, etcétera), que ofrecen las mismas variedades a distintos precios y utiliza para el cálculo un promedio de ellos, dando a cada tipo de comercio la importancia correspondiente según volúmenes de venta”. No es la primera vez que sucede esta contraposición estadística; es más, en el mes a mes son habituales.
En los últimos cuatro meses, la suba de ambos índices de precios es exactamente la misma (26,9%). Incluso, la variación interanual de GBA (92,8%) está por encima de la de CABA (89,9%).
Cómo mide el Indec
Para medir la evolución de los precios se realizan encuestas en 500 supermercados y más de 16 mil negocios tradicionales (autoservicios, panaderías, carnicerías, etcétera), instituciones (colegios privados, entre otros) y empresas (distribuidoras de gas de red, etcétera). También se relevan precios en forma centralizada mediante llamadas telefónicas, correos y página web.
Los encuestadores visitan mensualmente los negocios tradicionales, mientras que en los supermercados la encuesta se realiza dos veces al mes. El informe se realiza en formato papel por medio de cuestionarios estructurados y preparados para cada tipo de negocio de venta. La información luego es relevada por cada dirección provincial de estadística, que es el órgano responsable de cargar los datos al sistema informático.
Desde 2016, el índice de precios posee una división regional con el objetivo de reflejar las diferentes realidades de cada zona del país: Gran Buenos Aires, Pampeana, Noreste, Noroeste, Cuyo y Patagonia. Es por ello que cada región cuenta con su propia ponderación del peso de los rubros en su canasta de consumo, lo que hace que cada índice sea diferente.