La Secretaría de Comercio Interior resolvió retrotraer el precio de casi 1.500 productos al primero de octubre y con los que las productoras y comercializadoras estarán obligados a cumplimir. “No se rompió el diálogo, seguimos charlando” fue el mensaje que salió de la reunión del martes, que falló en cerrar un acuerdo consensuado entre lunes y martes. El funcionario tomó la decisión ante los aumentos que sufrieron precios de primera necesidad en lo que va de octubre.
La resolución emitida por la dependencia de Roberto Feletti, a una semana de su asunción, establece la “fijación temporal de precios máximos de venta al consumidor para todos los productores, comercializadores y distribuidores” de 1.432 productos de consumo masivo en todo el territorio nacional. La determinación se dio tras los encuentros con los representantes del sector, que se extendió el lunes y martes, luego del primer acercamiento que había tenido el funcionario con empresarios la semana pasada.
Al dialogar con los medios tras el encuentro, Feletti lamentó que una parte de la cúpula empresarial “no sea consciente de sus privilegios y se nieguen a adoptar una actitud colaborativa y contemplativa de la dura situación que vive hoy el pueblo argentino”. El economista había convocado a los productores y comercializadores el miércoles pasado para tener una primera charla y adelantarles la intención de este acuerdo.
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Pero a pesar de haber firmado esta decisión para retrotraer y congelar precios, el Gobierno continuará las conversaciones. “Fue una decisión que tenía que tomarse porque no la situación no daba para más ante los últimos aumentos de precios que hubo estos días y no podía seguir dilatándose. La resolución es por la necesidad de poner un freno para las subas de las últimas semanas, pero el diálogo no se corta”, explicaron fuentes oficiales a El Destape. “No fue ruptura del diálogo, sino que seguimos charlando”, enfatizaron.
Aunque desde el Ejecutivo no comparten sus relevamientos, el último informe de la organización Consumidores Libres efectuado en supermercados y negocios barriales de la Ciudad de Buenos Aires registró un aumento del 1,66% durante la primera quincena de octubre. Es más, el martes el INDEC reveló que una familia de cuatro integrantes necesitó en septiembre ganar $ 70.532 para no ser considerada pobre.
Concretamente, esta lista de 1432 productos de almacén, limpieza e higiene y cuidado personal incluye 135 que un grupo de las empresas no querían aceptar en un primer momento, pudo saber este medio. Si bien un amplio espectro de empresarios, productores y comercializadores estaban de acuerdo, otros que no.
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La actitud de Daniel Funes de Rioja durante el encuentro con el secretario de Estado no se alineó con duro comunicado que emitió la Coordinadora de las Industrias de Productos Alimenticios (COPAL), el gremio patronal que preside. La entidad empresaria que nuclea más de 30 cámaras de la industria de alimentos y bebidas, que alcanza a más de 2.000 empresas había sembrado dudas sobre "las condiciones" para alcanzar un acuerdo de precios.
La entidad había planteado su “voluntad de colaboración y diálogo para el acuerdo”, pero había esgrimido que en la convocatoria realizada por la Secretaría de Comercio Interior “no están garantizadas las condiciones para conciliar las posibilidades de los sectores frente al pedido de estabilización de precios”. “A pesar del esfuerzo realizado por las empresas en enviar sus propuestas de participación, las mismas no fueron tenidas en cuenta, así como tampoco fue considerado el pedido de generar un espacio de intercambio en lo inmediato, que permita clarificar las realidades y posibilidades de los distintos sectores y encontrar en conjunto un acuerdo sostenible”, habían destacado desde la entidad.
En la reunión, en cambio, el titular de la COPAL fue con ánimos de acordar, confiaron fuentes presentes. No obstante, no se llegó a un punto común dado que planteó la necesidad de un tiempo más para analizar casos puntuales.
Feletti, Funes de Rioja y Juan “Vasco” Martínez, de la Asociación Supermercados Unidos, quedaron en continuar el diálogo y construir un acuerdo para armar una canasta consensuada. Por tanto, esta resolución sólo opera como una forma de no quedarse de brazos cruzados y estimular a los empresarios a que lleguen a un consenso. Algunos empresarios y representantes de compañías que no estuvieron presentes en el encuentro optaron por esperar a ser puestos al tanto de los detalles antes de opinar sobre la resolución tras ser consultados por este medio.
Los monopolios en los alimentos
El nivel de concentración entre las alimenticias explica las abultadas ganancias que obtuvieron las compañías durante la crisis económico social, en la que en paralelo se disparó la inflación y cayó el poder adquisitivo de los ingresos. En la mayoría de los casos, existe una o dos firmas a cargo casi toda la oferta local. Lo mismo sucede con las cadenas de supermercados y hipermercados, donde apenas diez empresas acaparan hasta el 85 por ciento de las ventas por ese canal comercial a los hogares.
En los principales rubros alimenticios existen un máximo de hasta tres oferentes por cada rubro y, en la mayoría de los casos, las empresas se repiten. En el rubro aceites solo tres empresas concentran el 90,5 por ciento de la facturación el 90,6 por ciento del volumen. Se trata de Aceitera General Deheza, Molinos Cañuelas y Molinos Río de la Plata. En el segmento de gaseosas, el 98,3 por ciento de la facturación se la reparten Pepsico y Coca Cola. En aguas y aguas saborizadas se suma a estas dos ADA, y entre las tres (junto a Pepsico y Coca Cola) concentran el 89,6 por ciento del mercado.