El mecanismo está pensado para bancos y financieras que tienen la posibilidad, como sucedió en el macrismo, de entrar y salir rápido de las inversiones en pesos y pasarse al dólar. Con un tipo de cambio estable y un sendero preanunciado de subas del 2 por ciento mensual y una tasa de interés rectora para toda la economía–aunque negativa frente a la inflación—en torno al 9 por ciento, se habilita un nuevo esquema de bicicleta financiera –o carry trade—,que consiste en pasarse a pesos, capitalizarse y luego volver al dólar. Por eso, mientras en la calle cala entre muchos la idea de que "todos se ajustan", hay algunos que están haciendo mucha plata.
La “bicicleta” puede ser utilizada por pequeños ahorristas, que luego van al blue o al mercado financiero para hacerse de los dólares, pero dada la volatilidad de la divisa (aunque en las últimas semanas operó a la baja), solo puede ser aprovechada por la banca o financistas. En tanto, las medidas que permiten este negocio son las que licúan el ahorro de hogares argentinos.
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El Gobierno lleva adelante un fuerte proceso de licuación de ingresos y ahorros frente a una inflación que cuyo piso este año no será inferior al 200 por ciento. En el caso de los ingresos, se determinó pisar salarios y jubilaciones (o dejar que se ajusten por debajo de los precios), en tanto que a los ahorros se los alcanzó con una baja de la tasa de interés al 110 por ciento anual nominal; a menos de la mitad del actual nivel de precios. El objetivo es forzar a los ahorristas a sacar los pesos de los bancos y pasarse al dólar en el informal, favoreciendo el esquema pre-dolarización que impulsa el Gobierno de La Libertad Avanza.
La nueva bicicleta, impulsada por la coordinación de políticas entre el ministro de Economía, Luis Caputo, y el titular del Banco Central, Santiago Bausili, tiene lugar en un contexto en el que el precio del dólar se mantiene relativamente estable pero que intercala bajas y alzas significativas en pocos días, y a la vez coexisten tasas de interés negativas en términos reales producto de la alta inflación.
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Si bien no hay una alternativa para ganarle a la inflación, quedó armada una bicicleta que es aprovechada para tener perder lo menos posible y quedarse en moneda dura. Para entender el mecanismo, considerando un tipo de cambio que se mantenga estable (con los reajustes mensuales de 2 por ciento, según anunció Caputo) y una tasa de interés que cuadruplica esos aumentos (entre 8 y 9 por ciento mensual), el negocio está en pasarse e invertir a las tasas actuales y al cierre del mes volver a comprar dólares. Si partimos de un dólar que en ese mes varió menos que la tasa bancaria, es un negocio redondo.
No obstante, las cotizaciones paralelas del dólar evidencian una alta volatilidad, lo que hace dificultosa la elección del momento para entrar o salir en pesos, especialmente si se es un ahorrista minorista que solo accede al plazo fijo. El negocio requiere de una mayor disponibilidad del dinero hundido en la inversión. Por ejemplo, si este esquema se hubiera utilizado con un plazo fijo en enero, la pérdida anotada hubiese sido importante, dado que los precios del dólar informal subieron 23 por ciento entre el cierre de diciembre y fin de enero, triplicando el rendimiento de una inmovilización a 30 días. Febrero, es otra historia, el dólar blue bajó 18 por ciento frente a una tasa del 9 por ciento en pesos.
Con lo cual, los riesgos asociados a este tipo de operaciones son muy elevados siempre, y más aún en un contexto como el actual en el que la incertidumbre política y económica impacta directamente en las variables financieras. Así la bicicleta, con los zigzagueos actuales, puede ser aprovechada por quienes acceden a instrumentos de corto plazo con este nivel de rendimientos en pesos: bancos y financieras.
Aprovechando sus tenencias de bonos en pesos, que pueden arbitrarse (comprar y vender para adquirir otros), y la posibilidad de realizar movimientos de préstamos entre bancos de muy corto plazo –frente a una plaza financiera que comienza a secarse de pesos—, las entidades financieras pueden aprovechar las mismas tasas (de manera porcentual) en el corto plazo. Los pases (préstamos interbancarios a siete días), sus tenencias en bonos u obligaciones negociables y sus ingresos por el spread (brecha) entre tasas activas y pasivas son los activos más utilizados para la bicicleta.
Con estos papeles los tiempos entre los que se ingresa y se sale de una inversión se reducen a días, frente al mes mínimo en que se inmoviliza un plazo fijo, permite aprovechar la actual primavera cambiaria de Milei. Mientras tanto, la devaluación y disparada de la inflación, continúan licuando los ahorros de quienes no se suben a la bicicleta, aunque cada día se reduce las posibilidades de los hogares de cerrar el mes con un extra para inmovilizar o apostar en el mercado financiero.