La leve desaceleración en el proceso inflacionario marcada en septiembre, con un incremento de 3,5% en el IPC y de 3,3% en la núcleo, se alcanzó con la mayoría de los indicadores de alta frecuencia mostrando un nuevo retroceso mensual, alejando cualquier idea de haber atravesado el vértice de la recesión.
En septiembre se concretó la baja de la alícuota del impuesto PAIS, de 17,5% a 7,5%, lo que significó una reducción de 8,5% en el valor del dólar de importación que se terminó traduciendo en una baja de 0,7 puntos en la inflación del mes, a costa de poner en riesgo la política de superávit fiscal por la pérdida de recursos.
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En agosto, último mes de la tasa alta del impuesto PAIS, se recaudaron $ 659.985 millones que cayeron a $ 432.520 millones el mes pasado. La reducción d ela inflación le costó así al Tesoro la suma de $ 227.465 millones por caída de recaudación. Pero el mes pasado, además, seis indicadores de alta frecuencia quedaron en rojo frente a tres en verde, estos últimos influidos por el impacto del blanqueo de capitales.
Los indicadores tempranos de actividad económica que sigue la consultora 1816 mostraron retrocesos en recaudación de IVA DGI, impuestos a los créditos y débitos, patentamiento de motos, producción de autos, índice Construya y ventas minoristas pymes.
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En cambio, mostraron mejor resultado que en agosto los préstamos al sector privado, el patentamiento de autos y los despachos de cemento. En el primer caso, hay en el mercado la presunción de que parte de los créditos comerciales están siendo desviados a la compra de deuda del Tesoro, para aprovechar el diferencial de tasas. En tanto la venta de autos y los despachos de cementos están vinculados a la disponibilidad de fondos del blanqueo, que permiten ser aplicados a estas operaciones entre muchas otras.
Los límites que encuentra el equipo económico de Javier Milei y Luis Caputo para para producir un quiebre que alinea finalmente la inflación con la tasa de devaluación de 2% mensual llevó este mes a la secretaría de Finanzas a cambiar la estrategia en la colocación de deuda, aceptar pagar más tasa y secar de pesos la plaza, todo lo contrario de lo que hizo el mes pasado.
Frente a la necesidad de renovar los vencimientos de deuda por $ 5,1 billones fue por más y se llevó del mercado $5,93 billones. La diferencia entre la renovación de deuda y el total absorbido será depositado (la operación se liquida este lunes) en la cuenta del Tesoro en el BCRA y desmonetizado.
Otra vez, la receta es restringir la disponibilidad de pesos apelando a la mayor ortodoxia monetarista que viene fracasando como estrategia para controlar la inflación, pese a que además fue acompañada por una tablita cambiaria, una pérdida de ingresos de la sociedad vía çaída del empleo y del poder adquisitivo del salario y por las menores transferencias sociales y como subsidios de tarifas.
Después de 11 meses y habiendo provocado la mayor recesión histórica en extensión y profundidad y de utilizar el tipo de cambio como ancla al punto de que en términos reales se licuó los efectos de la megadevaluación de inicio de gestión, Milei y Caputo no lograron bajar la inflación a la meta de 2% fijado como meta para levantar el cepo y liberar el mercado de capitales.
Milei volvió a festejar la inflación de 3,5% en la red social “X” repitiendo un posteo que intenta generar la idea de que se logra sin intervención del Gobierno. Ya lo había hecho hace un par de meses, pero en agosto el repunte de la inflación lo dejó fuera de lugar. Otra vez se refirió a que la inflación baja 1. Sin pasar antes por una hiper; 2. Sin expropiación de activos; 3. Sin fijar el tipo de cambio; 4. Sin controlar precios; 5. Recomponiendo precios relativos.
Y sostuvo el presidente: “Nunca antes has visto luchar contra la inflación así. Tarda un poco más pero es genuino”.
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La híper solo estuvo en la cabeza del presidente; el BCRA y el Tesoro se apropiaron de los ahorros de los argentinos con una tasa de interés por debajo de la inflación; existe una tablita y las intervenciones del BCRA en el mercado financiero que vienen garantizando un carry trade que desde el 12 de julio otorgó un rendimiento de 40% en dólares; cuando el precio de la medicina prepaga se disparó, intervino economía, lo mismo que con el precio de los combustibles que presionó para que bajen; la inflación sigue mostrando que están rotos los precios relativos en el país.
Lo cierto es que el Gobierno tiene un motivo para celebrar y es la reducción de los sobrecargos en la tasa de interés que cobra el Fondo Monetario Internacional a los países endeudados por encima de su cuota, lo que beneficiará a Argentina.
La medida aprobada por el directorio del FMI respondió a la necesidad de mejorar el perfil de vencimientos de Ucrania, para mantener el financiamiento del organismo al país que cuenta con el apoyo material de la Otan en la guerra con Rusia.
Aún así fue inexplicable el posteo del secretario de Finanzas, Pablo Quirno, que atribuyó la decisión a las gestiones realizadas por su cartera durante el mandato de Milei, sin ninguna mención a que fue Argentina, durante la presidencia de Alberto Fernández, la que realizó el primer planteo en el G20 y llevó el reclamo a todos los organismos internacionales hasta lograr concientizar sobre el despropósito de los sobrecargos.
Está todavía en discusión cuál es el impacto sobre los pagos que tiene que hacer Argentina al organismo, pero se estima que solo el próximo año podría significar un ahorro de US$ 450 millones. La cifra es más que significante en un programa financiero extremadamente ajustado, que el equipo de Quirno no termina de precisar cómo hará a afrontar los vencimientos de capital de los bonos y cuando la sospecha es que usarán la liquidez de los depósitos de los ahorristas que ingresaron al blanqueo.