En un intento por blindar los primeros pagos de deuda y avanzar en las negociaciones con el FMI, el equipo económico argentino, liderado por Santiago Bausili, titular del Banco Central, tiene previsto viajar a Estados Unidos en las próximas semanas. La misión incluye la búsqueda de apoyo financiero de entidades internacionales y la posibilidad de renegociar con el Fondo. Además, se espera que el presidente Javier Milei y el ministro de Economía, Luis Caputo, aprovechen su viaje a la Asamblea General de la ONU en Nueva York la semana próxima para participar de gestiones que acerquen apoyo financiero al país.
A Milei le complace congraciarse en ámbitos internacionales y se espera que la exposición del jefe de Estado en la ONU se de en la franja de mayor relevancia en términos de atención. Aunque las negociaciones con el FMI están concentradas en Washington, Milei y Caputo podrían reunirse con altos funcionarios durante su visita. Según fuentes cercanas al Fondo, Luis Cubeddu, subdirector del departamento para el Hemisferio Occidental del FMI, ya evalúa la posibilidad de que el próximo acuerdo con la Argentina se estructure bajo un nuevo acuerdo, aunque las condiciones aún deberán ser negociadas.
El ajuste como mensaje al mundo
El presupuesto presentado por Milei parece tener otro objetivo más allá de calmar a los inversores: enviar una señal de compromiso a Washington. La Casa Rosada busca mostrar que, a pesar de la falta de un programa claro con el FMI, existe un compromiso inquebrantable con el equilibrio fiscal y el pago de la deuda.
Para los inversores en bonos soberanos argentinos, el seguimiento cercano del FMI fue, históricamente, una señal de estabilidad y garantía. Las revisiones trimestrales del organismo funcionaron como un aval para el monitoreo de las cuentas públicas y del plan económico. Sin este respaldo, el riesgo país podría dispararse, volviendo insostenibles las promesas de refinanciación de deuda.
Ahora, uno de los grandes problemas que enfrenta el Gobierno en este contexto es la escasez de dólares para cumplir con los vencimientos de deuda a partir de 2025. Ante este desafío, el equipo económico negocia activamente un préstamo en el exterior que permita cubrir los primeros pagos.
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Paralelamente, se busca refinanciar una parte significativa de los más de 5.000 millones de dólares que vencen en los próximos meses, para evitar presiones en el mercado cambiario.
Según las planillas del proyecto de ley de leyes del año próximo, se prevé un incremento de los pasivos de 158,6 billones de pesos para cubrir amortización de deuda por 145,8 billones y 10,4 billones en inversión financiera. De todos modos, la pregunta es cómo enfrentará los vencimientos de deuda en dólares con un stock de reservas en terreno negativo.
De acuerdo con el último informe de la Oficina de Presupuesto del Congreso (OPC), en el primer semestre el stock de la deuda pública pagadera en pesos ascendió a 166,5 billones de pesos, lo que representó un incremento de 98,6 por ciento con respecto a diciembre de 2023. Las emisiones netas ascendieron a 17 billones de pesos, y los ajustes al capital por valuación y la capitalización de intereses incrementaron el stock en 66 billones. Medido en dólares, la deuda consolidada del Tesoro y Banco Central creció en 53.721 millones.
Con información de NA