A falta de ideas suenan bien los slogans. Sin un plan de estabilización concreto ni una idea de cuántas reservas requiere el Banco Central para desactivar las presiones cambiarias, las propuestas de la oposición coinciden en un factor común: liberar inmediatamente todo tipo de restricción sobre el acceso al dólar. La idea subyacente es que la “libre oferta y demanda” de divisas reduciría la brecha con “nulo impacto en precios”. Tal como le pifió olímpicamente el ex ministro de Economía Alfonso Prat-Gay al sostener que todos los precios de la economía se encontraban alineados con el precio paralelo de la divisa, desde la misma escuela de pensamiento aseguran lo mismo y que no habría costo inflacionario de liberar el dólar.
El análisis no descarta que los movimientos en el mercado cambiario informal tengan impacto en los precios internos, derivados de expectativas de devaluación. Sin embargo, no todos los rubros de la economía están alineados al paralelo y el principal efecto indexador de la economía es la brecha cambiaria.
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Un informe de la consultora PxQ detalló que los precios de los alimentos están al tipo de cambio oficial, mientras que los de la vestimenta y calzado, electrónica y automóviles, al paralelo. “Hay un conjunto de bienes cuyo precio medido al oficial está en línea con el observado en el resto de los países analizados, o incluso por debajo. Dentro de este conjunto de bienes están evidentemente los alimentos”, destacó el informe de la consultora que dirige el ex viceministro de Economía Emmanuel Álvarez Agis.
En el otro extremo está la indumentaria y el calzado, cuyo precio medido al paralelo es similar al del promedio de otros países analizados en el informe (Brasil, Chile, Uruguay, México y Estados Unidos), al igual que algunos productos de tecnología y los autos de gama alta. Es decir, estos ya descuentan una devaluación. En un escalón intermedio están algunos productos tecnológicos como celulares que se ensamblan localmente y autos de gama baja, los cuales si bien están por encima del precio comparable medido al oficial, tampoco parecen estar al paralelo.
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Entender las disímiles situaciones según sector permite evitar nuevos errores como los del macrismo. Convencido de que la economía ya se movía sobre el final de kirchnerismo tomando en cuenta el paralelo, levantó abruptamente el cepo y generó un shock inflacionario que provocó una licuación de salarios y jubilaciones. Prat-Gay aseguraba que una "convergencia" hacia el valor del dólar blue no tendría impacto significativo en la inflación. En los tres meses que pasaron desde la devaluación inicial, la depreciación del peso alcanzó el 50 por ciento y la inflación, 10 por ciento, marcando una aceleración que más que duplicó los registros anteriores. Los rubros que más se aceleraron fueron alimentos y medicamentos. En conclusión el problema es la brecha, que genera incertidumbre.
Cada vez que la cotización del tipo de cambio paralelo se dispara emerge la discusión sobre su impacto en los precios. De hecho, si la totalidad de los precios estuviesen al tipo de cambio paralelo, la unificación cambiaria no tendría impacto alguno sobre la inflación aunque tampoco sentido aplicarla porque no reduciría las importaciones.
El informe de PxQ estimó qué precios están a dólar oficial y cuáles al paralelo. El análisis se enfoca en los bienes transables, por ser susceptibles de ser comerciados con el exterior y, por tanto, tener relación con el tipo de cambio. “La comparación de los precios de los mismos bienes en diferentes países permite una primera aproximación al fenómeno. Medido a dólar oficial, un paquete de harina de trigo en un supermercado argentino tiene un valor en dólares similar al que tiene en Brasil, México y Estados Unidos. En cambio, medido al paralelo la harina argentina está mucho más barata que en estos países. Con la mayoría de los productos alimenticios sucede algo similar”, detalla el documento.
Un ejemplo contrapuesto es la indumentaria y el calzado, que se encuentra en la Argentina más cara en comparación con otros países y al paralelo se encuentra en un nivel similar, del mismo modo que algunos aparatos electrónicos y autos de gama media/alta. “Por ejemplo, en el caso de los automóviles se verifica que el precio actual en dólares oficiales está 68 por ciento encima del precio promedio observado entre diciembre de 2016 y abril del 2018, mientras que a dólar paralelo está 13 por ciento por debajo. En este caso, también juega el componente especulativo empresario, dado que las importaciones de autopartes cotizan al tipo de cambio oficial.
Dado que se rigen principalmente por el tipo de cambio oficial, con desacople en algunos casos vía retenciones, una liberalización del acceso al dólar impactaría principalmente en el rubro alimentos. El informe utiliza para medir el comportamiento del sector los precios de alimentos de cada clase dentro de la división Alimentos y Bebidas del IPC de Argentina y de Estados Unidos.
“Lo que se observa en primer lugar es que los precios de los alimentos en Argentina medidos al oficial se encuentran levemente por debajo del anterior período con control de cambios (2012-15) y muy por encima del período 2016-18 (pre-devaluación de la segunda mitad del gobierno de Cambiemos), donde no hubo esquema de control de cambios”, según la consultora PxQ. Medidos al paralelo los precios están 26 por ciento por debajo del período 2012-20155 y 39 por ciento menor frente a 2016-2019.
Si bien los precios de alimentos en Argentina están más altos que en la media histórica al oficial, esto parece estar explicado por la dinámica global –por ejemplo, por efecto de la guerra en el mundo—y en términos relativos siguen baratos en la comparación internacional medidos en dólares oficiales.
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En el caso de la adquisición de vehículos, los precios medidos al oficial crecieron 82 por ciento desde diciembre de 2019 y están 62 por ciento por encima del período 2016-18. Al tipo de cambio paralelo también crecieron desde diciembre de 2019 (18 por ciento y se ubican tan solo 15 por ciento debajo del período 2016-18. Si bien no se pueden comparar precios medios, se puede mirar la evolución del precio de vehículos nuevos dentro del IPC de EEUU para tener una idea de dinámica de precios internacional.
Entre diciembre de 2019 y abril de 2023 este índice aumentó 22 por ciento, muy por debajo de lo que aumentó el precio local medido al oficial. El análisis de los precios de Indumentaria y Calzado arroja un resultado similar: los precios medidos a dólar oficial se ubican 15 por ciento (Prendas de Vestir) y 32 por ciento (Calzado) en comparación a 2016-18 y aumentaron 81 y 68 por ciento respectivamente desde diciembre de 2019.
Los últimos saltos en el paralelo dan cuenta del efecto adverso de la brecha cambiaria y en los precios internos. Durante este Gobierno hubo dos grandes disparadas en el paralelo, en el 2020 y el 2022. Entre marzo y octubre de 2020 el tipo de cambio paralelo aumentó 92 por ciento frente a un incremento del oficial de 26 por ciento. Como resultado, se observó una recomposición en el precio de la nafta a la salida de la pandemia (60 por ciento) y un incremento en los precios de los commodities de 45 por ciento, parcialmente compensado por una caída del salario en dólar paralelo de 25 por ciento tras seis meses del shock.
“Salvo por la división prendas de vestir y calzado que aumentó a la par del aumento en el paralelo, el resto de las divisiones del IPC no evidenciaron un traslado a precios superior al 60 por ciento del salto cambiario”, señala la consultora PxQ. En 2022, tras la corrida en el paralelo de mayo a julio, el shock cambiario acumulado fue de 53 por ciento vs un tipo de cambio oficial que aumentó 17 por ciento en esos meses.
Aunque los precios internacionales de productos agropecuarios cayeron, la nafta y los salarios sumaron presión a la nominalidad (46 y 57 por ciento). “La variación del IPC fue superior al shock cambiario en el paralelo y se observó homogeneidad a lo largo de todas las divisiones a diferencia de 2020”, sentencia el informe de la consultora.