Luis Caputo festeja la baja de la inflación sobre el incremento de la pobreza y el hambre

Para la Universidad Torcuato Di Tella, la pobreza alcanza al 49,7% de la población. Según Unicef, muchas familias dejaron de comprar alimentos básicos. 

13 de junio, 2024 | 21.10

No la ven. Mejor dicho, no quieren que se vea. La pobreza sigue creciendo en la Argentina como consecuencia directa de la recesión planificada y el feroz ajuste de ingresos ejecutado por La Libertad Avanza. El Poder Ejecutivo festeja la baja de la inflación y el avance de la Ley de Bases sobre la pauperización y el disciplinamiento social de millones de personas empujadas al hambre.

Con el último dato sobre la variación del costo de la Canasta Básica Total y Alimentaria, el departamento de economía de la Universidad Torcuato Di Tella estimo que la pobreza promedio del semestre diciembre - mayo llegó a casi el 50% de la población. Sobre un total de 29.3 millones de personas que viven en los grandes aglomerados urbanos del país, serían 14,5 millones de personas que no llegan a costear el valor de una canasta básica.

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La situación es mucho más aguda entre los niños, niñas y adolescentes. Según un documento de Unicef (Situación de la niñez y adolescencia, octava ronda), publicado esta semana, en el país existen siete millones de chicas y chicos que viven en hogares bajo la línea de pobreza. De ese universo, un 90% dejó de comprar leche, carnes y otros lácteos (abril 2024). El hambre, la “ley bases” de Milei.

Milei lo hizo

De acuerdo al último informe del Indec, la variación mensual de la canasta básica alimentaria (CBA) -utilizada para medir los umbrales de indigencia - fue de 3,7%, mientras que la de la canasta básica total (CBT, utilizada para medir la pobreza) fue de 2,8%. Tanto la CBA como la CBT acumulan variaciones interanuales del 290,7%. Una familia integrada por cuatro personas necesitó reunir en mayo 851.000 pesos para no caer bajo la línea de pobreza.

Con estos datos, el departamento de economía de la UTDT, bajo la coordinación de Martín González Rozada, actualizó su proyección de pobreza en el país; un incremento de la vulnerabilidad social – convertido en política de Estado – que no cesa.

“Se estima una tasa de pobreza de 49,7% para el semestre que va de diciembre (2023) a mayo (2024). La incidencia proyectada es un promedio ponderado de una tasa de pobreza de 45,2% para diciembre de 2023, un 51,8% para el primer trimestre de 2024 y 48.7% para el bimestre abril-mayo de 2024. Esta proyección sugiere que alrededor del 50% de las personas viven en hogares urbanos pobres, lo que implica que alrededor de 14,5 millones viven en hogares urbanos pobres”, puede leerse en el último informe de la UTDT. En los seis meses de mandato que lleva la administración de Javier Milei, el promedio de pobreza saltó seis puntos porcentuales.

El hambre 

El programa de miseria planificada de La Libertad Avance puede verse y sentirse entre la población más vulnerable del país. La organización Unicef actualizó su informe sobre las perspectivas de la niñez y la adolescencia, con datos actualizados hasta abril de este año. A partir de la licuación de ingresos y los recortes de recursos para las políticas sociales, las familias no solo dejaron de comprar alimentos sino que ya deben priorizar solo una comida por día. El hambre como política de Estado.

“Son 3,3 millones de hogares en donde viven casi 7 millones de chicas y chicos. Un 90% dejó de comprar leche, carnes y otros lácteos. Asciende a 67% en hogares con AUH y con Prestación Alimentar e incluso alcanza un 35% en el caso de los hogares con jefes o jefas registrados”, puede leerse en el trabajo de Unicef publicado esta semana.

Es decir, se redujo significativamente el consumo de alimentos centrales para la nutrición de niñas, niños y adolescentes, como por ejemplo carne, verduras, frutas y lácteos y aumentaron aquellos más baratos y menos nutritivos (fideos, harina y pan). Recesión planificada.

“En muchos casos, incluso estas estrategias no resultan suficientes y la única alternativa posible que encuentran los hogares es saltearse comidas. Más de 1 millón de chicas y chicos tuvieron que saltearse una comida diaria (desayuno, almuerzo, merienda o cena) por falta de dinero (7,4% del total). Entre las personas adultas, está situación es aún más severa: un 30% tuvieron que saltearse una comida”, concluyó Unicef. Milei lo hizo.

Muchas de estas personas que debieron suspender comidas por falta de recursos, probablemente tampoco hayan podido concurrir a los comedores populares, injustamente atacados por el Gobierno nacional. El ministerio de Capital Humano escondió millones de kilos de comida en galpones. El ministro de Economía, Luis Caputo, hizo lo propio con el recorte de partidas presupuestarias.

En el caso de los recursos para políticas alimentarias, la caída real fue del 15,8% durante los primeros cinco meses del año, según los cálculos realizados por la Oficina de Presupuesto del Congreso.

“El valor promedio de las prestaciones arroja una pérdida de poder de compra del orden de 12% real en cinco meses. En tanto, las transferencias a comedores comunitarios y merenderos registraron una merma del 98,7%”, puede leerse en el último informe de la OPC.

El hambre como política de Estado.

 

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