En tiempos electorales, las mentiras por parte de los candidatos del macrismo abundan, especialmente sobre la economía. El Centro de Economía Política Argentina (CEPA) elaboró un informe para desenmascarar las falacias que intentan imponer los dirigentes de la oposición.
“La deuda se tomó para pagar deuda heredada”
Buena parte de los integrantes de Cambiemos afirma que el proceso de endeudamiento durante su Gobierno tuvo como finalidad cubrir los compromisos heredados en materia de vencimientos de deuda. Esta afirmación resulta difícil de sostener.
Sólo ateniéndonos a la deuda en moneda extranjera, la gestión macrista tomó deuda en términos brutos (es decir, sin descontar pagos realizados) por unos U$S 200.000 millones de deuda en moneda extranjera, mientras que la deuda heredada a pagar en divisa llegaba apenas a los U$S 52.000 millones. Dicho de otro modo, sólo el 26% del endeudamiento adquirido puede justificarse por el pago de deudas heredadas.
Incluso forzando un poco la estimación y sumando también los vencimientos de deuda en dólares que Cambiemos tuvo que pagar por emisiones que realizó el propio Cambiemos, "el nivel de deuda tomada sigue siendo exageradamente alto", apuntó el informe. Además de los vencimientos heredados se podrían sumar también los pagos correspondientes a bonos que fueron emitidos con posterioridad a diciembre de 2015 y que pagaron intereses entre 2016 y 2020 (deuda emitida por Cambiemos). Si se incorporan esos importes, seguiría habiendo un remanente de sobreendeudamiento de U$S 80.000 millones.
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“La gestión de Cambiemos recibió mayores compromisos que los que dejó”
Integrantes de Cambiemos insisten en relativizar el nivel de compromisos al fin de su mandato. En primer lugar, la principal trampa a la hora de calcular los valores es sumar deuda en pesos con deuda nominada en moneda extranjera.
Esta operación de suma es "deliberadamente confusa", ya que son prácticamente nulos los casos en los que un Gobierno defaultea deuda en moneda doméstica, dado que siempre puede recurrir a la emisión de moneda para cumplir con los compromisos. Es decir, en última instancia: el default en moneda doméstica es una decisión política, no una consecuencia económica. No así en relación con la deuda emitida en moneda extranjera, donde los compromisos deben pagarse con divisas, las cuales sólo pueden conseguirse a través del comercio o el sector financiero.
Por ello, si se observan los compromisos heredados por cada gestión en moneda extranjera se puede apreciar fácilmente que Cambiemos heredó un nivel de vencimientos "sustancialmente menor al que le dejó a la actual gestión". Cambiemos no sólo dejó el triple de vencimientos a la gestión del Frente de Todos, sino que llevó los vencimientos anuales promedios de U$S 13.000 millones a casi U$S 40.000 millones.
“El Gobierno de Alberto Fernández emite de manera descontrolada”
Si bien es cierto que los niveles de emisión monetaria se aceleraron fuertemente en 2020, la explicación es completamente lógica y responde principalmente a dos factores exógenos que afectaron la estrategia de financiación del Tesoro en dicho año: el estallido de la pandemia y la ausencia de un mercado de pesos (incluso transaccional). Al igual que sucedió en absolutamente todos los países del mundo, la emergencia del COVID-19 y la imposición de restricciones sanitarias golpearon fuertemente a la economía y obligaron a los Estados a incrementar sus gastos y, por consiguiente, sus déficits.
A marzo de 2020 no existía mercado alguno de pesos, imposibilitando al Tesoro pensar una estrategia financiera que no dependa tanto de la emisión. Pero aún más: el actual Gobierno logró, a lo largo del 2020, recomponer de manera gradual el mercado de deuda en pesos, en un proceso que fue sumamente exitoso. Esto permite que los datos de 2021 evidencien cambios sustanciales en la estrategia financiera del Tesoro: en lo que va del año, se bajó drásticamente el nivel de financiamiento vía emisión: de 84% a 48%.
Por el contrario, el financiamiento en el recuperado mercado de pesos ascendió del 16% al 52%, en línea con lo proyectado en el presupuesto, que, por cierto, a fines del 2020 parecía inalcanzable.