Una encuesta sobre la situación laboral de las y los jóvenes en el país refleja que el 49% de los argentinos tuvo su primer empleo entre los 18 y los 21 años, el 67% estaba estudiando cuando pudo conseguir un empleo por primera vez y el 72% lo hizo en un área diferente a la de su formación.
El principal motivo que lleva a buscar el primer trabajo se vincula a la necesidad de contar con ingresos para la subsistencia, en tanto que el promedio de los últimos años muestra que la tasa de desocupación para la franja etaria de hasta 29 años se mantiene en torno al 25%, muy por arriba del resto de los grupos etarios. Asimismo los niveles de empleo no registrado se encuentran históricamente en torno al 60%.
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“Entre los jóvenes ocupados, la calidad del empleo muestra importantes déficits, especialmente entre aquellos provenientes de hogares de bajos ingresos. Muchos no cuentan con la educación obligatoria completa, por lo que se presentan desafíos para que las políticas activas de mercado de trabajo puedan promover la formación y mejorar las perspectivas de inserción laboral”, advierten desde la OIT.
Acceso al primer empleo
El 49% de los argentinos tuvo su primer empleo entre los 18 y los 21 años, el 27% antes de esa edad, el 18% entre los 21 y los 25 años, el 4% entre los 26 y 30 años, el 2% entre los 31 y 35 años y el 0,36% después de los 40 años. A su vez, el 67% estaba estudiando cuando consiguió su primer trabajo y el 72% lo hizo en un sector diferente a la de su carrera, según los datos difundidos por la consultora Bumeran a partir de encuestas en la región y el país.
Respecto de los sectores en los que pudieron insertarse laboralmente, se destacan los trabajos en la actividad comercial y de ventas (22%), seguidos de tareas administrativas (9%) y por gastronomía y turismo (8%). Sin embargo, existen diferencias de acuerdo al género, las mujeres tuvieron su primer empleo principalmente en áreas como atención al cliente, call center y administración, mientras que los varones trabajaron por primera vez en áreas comerciales, de producción y en oficios.
Los motivos que impulsan la búsqueda del primer empleo se vinculan en un 26% con la necesidad de contar con ingresos económicos, en un 24% para tener independencia económica, en 15% para adquirir experiencia, y 4% para ejercer la profesión.
Los más afectados: desempleo e informalidad
Las y los jóvenes registran una tasa de desempleo más elevada que los demás grupos etarios. El promedio de desocupación histórico para el grupo de hasta 29 años se ubica en torno al 25%, y en los cuatro trimestres del 2022 fue de 24,6%, según los últimos datos de la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) del Indec. En relación, las personas de hasta 29 años presentan, en promedio, una tasa de desocupación 1,7 veces mayor a la de las personas de entre 30 a 64 años en edad laboral.
En el mismo sentido, la población juvenil registra mayores porcentajes al momento de analizar la situación del empleo no registrado. Entre el tercer trimestre de 2003 y el tercer trimestre de 2022, en promedio, las personas de hasta 24 años alcanzaron una tasa de empleo no registrado del 59%, según datos del Ministerio de Trabajo nacional. De esta manera, superan en más de 20 puntos el nivel de las personas de la franja que va entre los 25 y 34 años (35,1%) y en más del doble a la tasa de las de las personas de entre 35 a 59 años (28,3%), estando inclusive por arriba de las personas de 60 años o más (40,4% promedio).
MÁS INFO
El informe Barreras para el acceso de los jóvenes al trabajo decente y desafíos para las políticas públicas en Argentina de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) señala que “la obtención de un empleo no es la mayor barrera que enfrentan los jóvenes a la hora de ingresar al mercado laboral, sino la dificultad para mantenerlo” y agrega que “el empleo juvenil está marcado por elevada inestabilidad y alta rotación laboral”. Puntualmente advierte que “entre los jóvenes ocupados, la calidad del empleo muestra importantes déficits, especialmente entre aquellos provenientes de hogares de bajos ingresos. Muchos de estos jóvenes que se insertan en empleo precarios no cuentan con la educación obligatoria completa. En este sentido se presentan desafíos para que las políticas activas de mercado de trabajo puedan promover la formación de los jóvenes y mejorar las perspectivas de inserción laboral”.
A las condiciones del mercado de trabajo y acceso a la formación, se suman otras barreras como que un porcentaje no menor, particularmente mujeres, que debe dedicarse al cuidado de hijos o de otros menores en el hogar y de tareas domésticos. “Un elevado porcentaje de los jóvenes (de entre 18 y 24 años) realizan actividades vinculadas con quehaceres domésticos (66,8%) y con el cuidado de niños, enfermos o adultos mayores miembros del hogar (34,9%)”.
Se suman las marcadas diferencias al desagregar por género, ya que “entre las mujeres el 87,4% realiza tareas asociadas con quehaceres del hogar y el 56,9% desempeña tareas vinculadas con el cuidado mientras que para los varones los valores son 46,3% y 13,0%, respectivamente”, por lo que se destaca “la importancia de las políticas de cuidado como parte de una estrategia para atender la problemática del empleo entre los jóvenes”