(Por Leandro Selén) El Gobierno se encamina a cerrar el año con una inflación por debajo de 100%, un objetivo que la gestión del ministro de Economía, Sergio Massa, se trazó apenas tomó las riendas de las tres áreas que se unificaron bajo su conducción: las de hacienda, producción y agricultura.
El último Índice de Precios al Consumidor (IPC) difundido por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) dio cuenta de una desaceleración de la inflación en noviembre respecto de octubre, con un avance de 4,9%, y una inflación acumulada en lo que va del año de 85,3%.
Este escenario genera una elevada probabilidad de que la inflación no alcance las tres cifras sobre el cierre de 2021, como en algún momento fue una probabilidad bastante certera.
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Mucho tuvo que ver el trabajo encarado por la administración de Massa en el último mes en que se cerraron acuerdos con los sectores productores de alimentos y bebidas, combustibles, harina, aluminio, cartón, vidrio, productos químicos, calzado deportivo, indumentaria y medicamentos.
La inflación tuvo un derrotero oscilante a lo largo de un año signado preponderantemente por los efectos de la invasión de Rusia en Ucrania, que encarecieron los precios de las materias primas y la energía en todo el mundo.
Enero comenzó con un IPC que arrojó un aumento de 3,9% mensual, y continuó en ascenso durante febrero cuando avanzó 4,7%; y marzo, en que alcanzó un incremento de 6,7%.
En palabras del entonces ministro de Economía Martín Guzmán, iba a ser el número más alto del año, algo que había sucedido ya en marzo de 2021, como consecuencia del impacto en ese mes de una serie de aumentos principalmente en las cuotas de los colegios privados, los combustibles, los servicios públicos y la vestimenta, a lo que en esta oportunidad se sumaban los efectos inflacionarios del conflicto bélico en Europa.
El vaticinio de Guzmán parecía volver a cumplirse, al igual que el año anterior, ya que en abril la inflación se desaceleró al marcar una suba de 6%, situación que continuó en mayo, con un incremento de 5,1%.
A fines de ese mes, Roberto Feletti renunció a su cargo al frente de la Secretaría de Comercio Interior, tras un intento nunca concretado de llevar esa área desde el Ministerio de Desarrollo Productivo al de Economía.
Como efecto inmediato a la salida de Feletti, en junio los precios no siguieron la tendencia de desaceleración iniciada en abril y el IPC mostró una suba de 5,3%.
En julio, tras la sorpresiva renuncia de Guzmán a la jefatura del Palacio de Hacienda en el inicio del mes, y con la designación de Silvina Batakis en su reemplazo, los precios se dispararon al nivel más alto registrado en el año: 7,4%.
Al fin ese mes, Batakis deja su cargo y asume Massa al frente de Economía, absorbiendo a su vez los ministerios de Desarrollo Productivo y de Agricultura.
En su primer mes de gestión, el nuevo ministro consiguió frenar la disparada de los precios y la inflación mostró una suba de 7%, para volver a desacelerarse en septiembre y registrar un incremento de 6,2%.
Pero el ritmo de desaceleración no continuó como se esperaba, y el IPC de octubre se ubicó en 6,3%, encendiendo las alarmas en el Palacio de Hacienda, que desde antes y a sabiendas que los números no iban a resultar favorables, comenzó a pergeñar el programa Precios Justos, una suerte de gran concertación con productores, proveedores, comercializadores, y todos aquellos quienes de alguna manera intervienen en la cadena de alimentos y bebidas.
Así primero se fijó un sendero de aumentos de 4% mensual entre noviembre y marzo para más de 1.900 productos de primera necesidad.
Luego de ello se avanzó con las petroleras para garantizar que el combustible no aumente más de 4% en diciembre, enero y febrero, y un 3,9% en marzo; misma magnitud que se aplicó para el biodiesel.
Del mismo modo, se fijó un aumento de 5% para el valor de adquisición del bioetanol destinado a su mezcla obligatoria con nafta, tanto en la variedad elaborada a base de caña de azúcar como aquella a base de maíz.
Igualmente, se dispuso un aumento del 4% en los precios de referencia sin impuestos de la harina a la salida del molino, en el marco del Fondo Estabilizador del Trigo Argentino.
Además, se alcanzó un acuerdo de precios con empresas que fabrican insumos difundidos como aluminio, cartón, vidrio y productos químicos que prevé aumentos de precios de 3,9% por los próximos cuatro meses.
También cerró otro acuerdo, con las principales fabricantes de calzado deportivo, para bajar en promedio el 15% en los precios vigentes a diciembre en las marcas y modelos de mayor rotación en el mercado, y establecer un sendero de aumentos de valores de hasta el 3% para enero, febrero, marzo y abril.
Del mismo modo, se anunció que más de 60 empresas de indumentaria mantendrán los precios actuales en todos sus productos hasta el 28 de febrero y realizarán rebajas especiales de entre un 15% y un 30% en productos seleccionados para las fiestas.
En cuanto al sector farmacéutico, se fijó un tope de aumento de precios para los medicamentos de venta bajo receta de 3,8% mensual, que regirá desde este mes hasta el 31 de marzo de 2023.
El tope se fija a partir del último precio sugerido de venta al público de noviembre de 2022 e incluye una cláusula gatillo para que, en caso de que la inflación supere 5%, las empresas puedan aplicar un aumento hasta un punto por debajo de la medición del Indec al mes siguiente.
Con información de Télam