Por la fuerte escalada de precios y la brecha que se abrió entre los valores de los productos incluidos en los listados de precios congelados o con pauta de alza preestablecida respecto de los no contemplados, la Secretaría de Comercio Interior y Exterior comenzó a trabajar con las empresas para iniciar una “rotación” de artículos congelados e incluírlos al programa de alzas autorizadas de hasta 3,2 por ciento mensual. En febrero la inflación en alimentos y bebidas, pese a la aplicación del programa oficial de precios cuidados, se ubicó en 9,8 por ciento y alcanzó en el primer bimestre un incremento del 17,2 por ciento.
“En relación a los precios de los 2000 productos fijos habrá una rotación, algunos nuevos ingresarán y los que salgan tendrán un aumento por encima de ese 3,2 por ciento pautado como para los casi 50.000 que están contemplados en esta última modalidad, dado que ya llevan mucho tiempo fijados y quedaron desfasados del resto”, le anticipó a El Destape una alta fuente de Comercio.
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En el último año el rubro alimentos y bebidas se disparó un 102,6 por ciento, con alta incidencia de carnes y derivados, productos lácteos y huevos. En febrero se lanzó una nueva fase Precios Justos contempla la extensión del programa de congelamientos para 2000 artículos y de topes de aumentos del 3,2 por ciento para otros 50.000 hasta el 30 de junio, que involucró la adición de una docena de rubros que hasta ahora no estaban alcanzados por los controles.
“En relación a los acuerdos, hacemos el seguimiento diario de las empresas. Tenemos reuniones con los 15 sectores, como alimenticios, consumo masivos, celulares, materiales para la construcción, calzado, insumos difundidos, vestimenta, motos, bicicletas, carne, verduras y frutas y canasta escolar, entre otros”, detalló a este medio la fuente. Según explicó, el resultado del monitoreo sobre esos productos evidencia que “hay un cumplimiento del 3,2 por ciento de suba pautada”.
Pero el programa no evitó la alta disparidad de precios que existe por canal de comercialización y entre los incluidos y no en el listado, con diferencias de hasta 10 puntos porcentuales más en estos últimos. “Sí, tenemos conocimiento de empresas de consumo masivo que elevaron listados con aumentos que superan esos valores, que no fueron aceptadas por los supermercados y que estaban dentro de los acuerdos”, explicaron desde la dependencia que conduce Matías Tombolini.
“Esas tenciones son bastante lógicas. Por ahora estamos en ese sendero de negociación y seguimiento. La línea general es de fiscalización de esos artículos y luego se va a trabajar en la rotación de los artículos, que no incluiría los que pegaron el salto, ya que nos mantendremos con la pauta de 3,2 por ciento”, aseguró la fuente.
Por su parte, aay casi 50.000 productos que del primero de febrero al 30 de junio van a aumentar sólo 3,2 por ciento mensual, a los que se suman unos 2000 congelados. Entre ambos programas se abarca "86 por ciento de los productos que consumen los argentinos", sostuvo el ministro de Economía, Sergio Massa.
El problema será el impacto de esa rotación, ya que con una brecha que supera, sin contar los listados con aumentos abusivos que enviaron empresas como Arcor, Ledesma y Molinos, los diez puntos porcentuales. La actualización de los productos “rezagados” por el congelamiento y el ingreso de artículos masivos que ya tienen un valor más elevado volverá a pegar de lleno en la inflación de bienes de primera necesidad.
En febrero pasado ya se habían autorizados cambios en la lista de congelados porque varias empresas reclamaban pérdida de rentabilidad y luego se los encorsetó en la pauta del 3,2 por ciento mensual como tope del programa que, en teoría, vencería recién el 30 de junio.
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Desde Comercio insisten en que los productos que integran el plan funcionaban como una “referencia” para contener la suba en el resto de los artículos de la góndola, algo que no está sucediendo y explica la explosiva suba de este segmento. Si, además, se realizan cambios en la composición de los listados por el desfasaje de precios –que termina desabastecimiento de los rubros incluidos—esta función podría quedar desvirtuada.
La última edición del programa incluyó, para asegurar una mayor supervisión, el desarrollo de un software especial, junto con la empresa estatal Arsat y la multinacional Amazon Web Services, el cual permite detectar en forma automática cualquier “desviación” en los precios.
De todos modos, este tipo de tecnologías no son accesibles para las operaciones en comercios de cercanía, donde los controles son menos rigurosos. Cabe destacar que Precios Justos es un programa voluntario en el que las empresas participan por decisión propia y no por estar obligadas. En la práctica el programa Precios Justos actualmente solo se respeta en los grandes supermercados.
Las canastas son distintas según la región de que se trate. Por ejemplo, en Capital Federal, está compuesta por 1770 artículos, mientras que en la provincia de Buenos Aires el número asciende a 1883. Las empresas que participan voluntariamente van a tener un programa de crédito a tasa subsidiada para financiar el aumento de la producción de bienes de capital. Las empresas deberán informar además los precios y las cantidades producidas y vendidas, como también el stock de todos sus productos durante enero de 2023, teniendo plazo hasta el día 10 de marzo.