En noviembre, especialmente tras la victoria electoral de Javier Milei, la inflación se recalentó y los alimentos retomaron la tendencia ascendente que tuvieron durante todo el 2023. Según el relevamiento mensual que realiza el Instituto de Investigación Social Política Económica Ciudadana (ISEPCi) en 850 negocios de cercanía de barrios populares de 20 distritos del conurbano bonaerense, los valores de los 57 productos de la Canasta Básica de Alimentos (CBA) se dispararon 14,8%.
Una familia de dos adultos y dos hijos pequeños necesitaba en octubre $ 159.153,96 para adquirir sus alimentos indispensables durante todo el mes. Treinta días después, en noviembre, necesitó $ 23.751 más (+14,92%) para llegar a los $ 182.905 que se requirió para cubrir los mismos gastos. En lo que va de este año, la misma canasta pasó de $ 64.134,25 en diciembre de 2022 a los $ 182.905,48 de once meses después. Es decir, durante el año acumuló un aumento de 185,19%.
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Por su lado, la Canasta Básica Total que incluye, además de los alimentos, un conjunto de productos que son igualmente indispensables para la vida cotidiana de las familias y las personas, tuvo en noviembre una suba de 14,39%. Así, una familia de cuatro personas requirió casi $ 50.000 más que en octubre para adquirir sus productos básicos, y no caer bajo la línea de pobreza.
Cuáles fueron los productos que más aumentaron en noviembre
En lo que va de 2023, las carnes subieron 209,75%, los productos de almacén se incrementaron 183,26% y las verdura y frutas tuvieron incrementos de 156,11% promedio.
"En este contexto, no es de extrañar el aumento de la pobreza que registra la medición del Observatorio de la Deuda Social de la UCA", señaló el informe. Según esta encuesta, en septiembre la pobreza subió al 44,7%, contra el 40% de principios de año, mientras la indigencia se mantiene estacionada entre 9 y 10%. Son más de 20 millones de argentinos por debajo de la línea de pobreza, de los cuales más de cuatro millones no tienen los recursos suficientes para alimentarse adecuadamente.
"Las promesas de fuerte ajuste en gastos del estado, paralización de la obra pública, apertura de la economía con el consiguiente cierre de miles de pequeñas empresas por no poder competir con los productos importados, y la continuidad del proceso inflacionario, no pronostican un futuro de mejoras para los sectores de menores ingresos", concluyó el documento.
Punto de partida complicado para los ingresos
Como consecuencia de una mayor aceleración de la inflación y un deterioro del ingreso disponible y del poder adquisitivo de las familias, la corrección de precios relativos (tipo de cambio oficial, tarifas de servicios públicos, servicios regulados, entre otros), junto con el ajuste del gasto público traerán aparejados una profundización del proceso de estanflación, con un impacto más negativo en determinados sectores principalmente vinculados a la demanda interna y una potencial incidencia sobre la situación social.
De todas maneras, una vez transitada la fase de impactos desfavorables sobre la economía real de las correcciones iniciales, y sujeto a una estabilización relativamente exitosa, la actividad debería comenzar a encauzarse hacia un sendero de recuperación en algún momento del año entrante, apuntaron desde la consultora Ecolatina.
Para octubre, el salario real medido por el índice de remuneración imponible promedio de los trabajadores estables (RIPTE) subió 11,7% y le ganó a la inflación registrada en el mismo mes (8,3%). Sin embargo, en términos reales, las remuneraciones de los trabajadores registrados todavía está por debajo de diciembre de 2019 y acumula una caída de más del 25% contra 2015.
De acuerdo a las cifras que difunde el Ministerio de Trabajo, el salario promedio de este sector asalariado fue de $ 420.706,55 en octubre. A contramano de los informales, los trabajadores nucleados en el segmento formal pudieron seguir a la par de la suba de precios en lo que va del año.
Según las últimas cifras disponibles del Indec, en septiembre el sector privado estaba un 0,5% abajo y el sector público un 1,3%. Internalizaron una caída del 16% y 19% respectivamente en comparación con diciembre de 2016. En los últimos nueve meses, y contra una inflación acumulada de 103,2%, los salarios tanto de los empleados públicos como los del sector privado, registraron ambos un alza del 100,2%