Luego de tres años de crisis, la mayor apertura de las actividades por la baja en los contagios por coronavirus implicó un repunte en varios sectores clave una mayor dinamización de la economía. Esto implicó la reactivación de algunos empleos que, aunque las cifras se mantengan por debajo al escenario pre-covid, implicaron un incremento en la demanda. Las grandes empresas aprovecharon para incrementar los precios y disparar sus ganancias, como sucedió en el rubro de los alimentos.
La recesión generada por corrida cambiaria y acentuada por la pandemia aún se mantiene, con graves consecuencias para la pobreza y distribución de ingresos. Sin embargo, el retomo de la mayoría de las actividades en esta etapa de distanciamiento social envalentonó a varias empresas a presionar por aumentos para reponerse de inflación acumulada en los primeros meses de pandemia.
Precios Máximos surgió como una herramienta del Gobierno para garantizar bienes esenciales a un costo accesible, retrotraídos al 6 de marzo, para los cientos de miles de hogares que cayeron en la pobreza de un momento a otro. En julio el Ejecutivo autorizó incrementos del 4% y el mes pasado desguazó el programa y permitió subas.
En octubre los mayores aumentos medidos por el Indec los lideraron las prendas de vestir y el calzado (6,2%) y los alimentos y bebidas analcohólicas (4,8%). Dentro de este último rubro, el aceite se disparó 8,8% contra el mes anterior, el arroz 6,3%, la yerba 5,1% y el pan francés 3,8%.
DISPARADA DE LAS GANANCIAS CORPORATIVAS
Las alimenticias que cotizan en bolsa coinciden con las más grandes del mercado y, en algunos casos, acaparan la mayoría de la oferta de su segmento. Incluso se dan pseudo-monopolios pese a una atomización aparente por la convivencia de diversas marcas que realmente corresponden a la misma compañía.
Si bien las empresas sufrieron el inicio de la pandemia, muchas con pérdidas, sobrecompensaron sus magros resultados en el tercer trimestre. Ese fue el caso, entre otros, de Arcor, que amasó una utilidad neta de $ 4.402 millones entre julio y septiembre. El guarismo positivo lo consiguió después de haber sufrido una pérdida de $ 3.575 millones en la misma etapa del año pasado, según el balance enviado a sus accionistas.
Como integrante de la Coordinadora de Industrias de Productos Alimenticios (COPAL), Arcor pretendía la eliminación de Precios Máximos, donde poseía 30 productos enlistados. Gracias a los aumentos, la presidida por Luis Pagani logró que su acumulado del año quede en verde por casi $ 3.200 millones.
Molinos Río de la Plata, otra cuasi-monopólica donde compite, ganó $ 1.025 millones netos en el tercer trimestre, mientras que había perdido $ 3.396 millones el año pasado, sin pandemia, pero con macrismo. Este resultado le ayudó a consolidar la tendencia positiva y acumular en nueve meses $ 1.680 millones.
El supermercado La Anónima amasó $ 216 millones en los tres primeros meses de 2020, lo que escaló a $ 1.247 millones en el segundo. En idénticos períodos de 2019 había registrado cuantiosas pérdidas. Cerró el tercer trimestre con $ 39 millones.
También revirtió números rojos en plena pandemia Ledesma. El ingenio pasó de $ 1.560 millones negativos en los tres meses que terminaron en agosto de 2019 a un verde de $ 126 millones para los de este año.
Morixe Hermanos arrancó el año con un rojo arrastrado de 2019 que le hizo perder $ 66 millones al comienzo de 2020. Este caso fue una excepción, puesto que su punto de inflexión no se explicó por la presión de precios sino la ley de góndolas, que salió en marzo. Gracias a ella, pese a que venía con un rojo neto acumulado de $ 90 millones, la hasta el momento “segunda marca” consiguió terminar su período de doce meses de mayo con un positivo de $ 4 millones. Se mantuvo en esa línea y entre junio y agosto amasó una utilidad de $ 41 millones.