La recesión para bajar la inflación derivó en un país caro de salarios baratos

La política recesiva del gobierno de Javier Milei solo redujo los salarios a sus mínimos en términos comparativos con la región, mientras los precios siguen siendo los más altos en la misma comparativa.

23 de agosto, 2024 | 00.05

Este jueves se conoció las cifras de ventas, tanto en supermercados como en comercios mayoristas y shopping centers y casas de electrodomésticos. En todos los casos se profundizo al cierre del primer semestre la caída interanual y volvió a registrarse bajas mensuales, sobre una base de comparación que se encuentra ya en mínimos históricos. Sucede que la política recesiva del gobierno de Javier Milei solo redujo los salarios a sus mínimos en términos comparativos con la región, mientras los precios siguen siendo los más altos para la misma comparativa, producto de la política de atraso cambiario y ajuste brutal.

Para observar cuán cara es Argentina respecto al mundo, el Centro RA de la Facultad de Ciencias de Económicas de la UBA realizó un estudio que tuvo en cuenta la capacidad para adquirir canastas de consumo y bienes y servicios con los salarios mínimos medidos en dólares para Argentina (tomado a tipo de cambio paralelo), algunos países de la región y de la Unión Europea. Argentina posee el costo de vida más caro de la región e incluso de ciertos países de la Unión Europea en términos relativos. Esta diferencia puede observarse principalmente con Brasil, segundo país más caro de la región, ya que en Argentina se necesita un salario más para adquirir una canasta de consumo básica y dos salarios mínimos más si se considera el alquiler.

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En contraste, el salario es el más bajo para la misma comparación. Un informe del Observatorio de Políticas Públicas de UNDAV muestra a la Argentina con un salario mínimo de 264 dólares al tipo de cambio oficial (siendo menor al financiero), muy por detrás de países como Brasil (274), Bolivia (362) o Chile (516). Al mismo tiempo, tiene productos esenciales como leche café o fideos más caros que esos mismos países, siempre medidos en la misma moneda.

El INDEC informó que en junio las ventas totales a precios constantes tuvieron una caída de 7,3 por ciento respecto a igual mes de 2023. El acumulado enero-junio de 2024 presenta una variación decreciente de 11,6 por ciento. Contra el mes anterior tuvo una variación positiva cercana a cero, En este segmento de productos de primera necesidad, las ventas Las ventas abonadas con tarjeta de crédito crecieron un 331,7 por ciento, representando el 43,7 por ciento de las operaciones totales, lo que muestra el grado de endeudamiento de los hogares para acceder a una canasta básica.

En los comercios mayoristas también hubo una caída mensual (0,5 por ciento) e interanual (14,5 por ciento). En los shopping las ventas totales a precios constantes de diciembre de 2016, en junio de 2024, alcanzaron un total de 7.611,3 millones de pesos, lo que representa un aumento de 0,7 por ciento respecto a mayo. En electrodomésticos y artículos para el hogar, los altos precios impactaron en una caída histórica de ventas: televisores, TV LED, smart TV, LCD (-27,2 por ciento), cámaras digitales (-53,8 por ciento), equipos de audio (-35,4 por ciento), heladeras con y sin freezer (-26,7 por ciento), equipos de aire acondicionado (-12,3 por ciento), lavarropas (-19,7 por ciento), cocinas a gas (-13,7 por ciento), computadoras –PC, notebook, all in one, etc.— (-39,9 por ciento), tablets y iPad (-35,2 por ciento) y teléfonos celulares (-40,5 por ciento).

En julio siguió el ajuste. Es la primera vez que la medición de Scentia revela siete meses de caída consecutiva del consumo masivo en niveles tan elevados. En particular, cuando además se venía de siete meses de crecimiento consecutivo. En enero de este año, el consumo cayó 3,5 por ciento; 4 por ciento en febrero; 7,4 por ciento en marzo; 13,7 por ciento en abril, 9,9 por ciento en mayo; 12,4 por ciento en junio y 16,1 por ciento en julio. Así, acumula una baja promedio de 9,4 por ciento en el año.

El 16 por ciento de caída del consumo de julio se compone casi en partes iguales por derrumbes en el cadenas de supermercados y autoservicios independientes, que bajaron en sus ventas un 16,6 por ciento y un 15,5por ciento , respectivamente. Sin embargo, el interior está sufriendo mucho más las bajas ventas. En las provincias, los hipermercados cayeron 17,1 por ciento, por sobre la media general. Mientras que en autoservicios del interior la caída fue de 24,6 por ciento. Según explican los comercios, esto se debe a la crisis pero, también, al atraso cambiario, que hizo caer toda la demanda de países limítrofes en locales de frontera.

Según un relevamiento de CIGP - Argentina Panorama Político, Social y Económico sobre los recortes de los hogares, el 37,1 por ciento de las familias encuestadas compra menos en el supermercado, el 24,2 por ciento dejó de adquirir ropa y calzados, el 14,2 por ciento redujo las salidas y el 5,4 por ciento se baja de la prepaga o redujo su plan. En cuanto a las estrategias para hacer frente a la inflación, el 41 por ciento aprovecha promociones y el 11,5 por ciento se pasó a terceras marcas. Dada la pérdida de poder adquisitivo, el 56,9 por ciento no ahorra y el 18,6 por ciento, que sí lo hace, compra dólares. Por último, ante la consulta sobre qué haría si tuviese un aumento salarial, el 22 por ciento lo destinaría a pagar deudas.

En este contexto, los bancos ofrecieron tres cuotas sin interés para llenar el changuito y los comercios apelaron a promociones agresivas. La última fue la del mayorista Diarco, que prometió tomar dólares “cara chica” o deteriorados -siempre que estén en condiciones de ser aceptables por un banco- a 1400 pesos. El precio, más alto que el del blue o el de las cotizaciones bursátiles, supone un descuento para el que pague con verdes.

El Centro RA de la Facultad de Ciencias de Económicas de la UBA realizó un estudio que tuvo en cuenta la capacidad para adquirir canastas de consumo y bienes y servicios con los salarios mínimos medidos en dólares para Argentina. Se logró así una comparación homogénea del costo de vida/adquisición de bienes y observar cuán caro es un país respecto a otro. Las unidades de medida se expresan de dos formas: (i) cantidad de salarios mínimos necesarios para comprar un bien, servicio o canasta de consumo y (ii) cuánto representa del salario mínimo una determinada canasta de consumo, bien o servicio.

Si se evalúa nuestra posición respecto a los países seleccionados de la Unión Europea, se puede concluir que la diferencia en costo de vida es aún mayor ya que, una persona requiere 2,5 salarios mínimos menos para acceder a una canasta de consumo básica y 3,5 salarios mínimos menos si se considera el alquiler de un monoambiente en la Ciudad. El costo de vida promedio de una persona en Argentina es de casi 5 salarios mínimos. Si se descuenta el alquiler se reduce a 3 salarios mínimos. Si se evalúa el costo de vida de una familia tipo (pareja con dos hijos) en Argentina, se necesitan más de 14 salarios mínimos para poder adquirir bienes y servicios básicos y pagar el alquiler de un departamento de tres ambientes en la ciudad.

En comparación con la región, en Argentina se requiere en promedio del doble de ingreso para adquirir una canasta de alimentos de 2400 calorías diarias respecto a los países de la región, y casi cinco veces más de ingreso en promedio que en los países europeos para poder adquirir la misma canasta de bienes. “Es importante remarcar que Argentina se encuentra entre los 10 mayores productores mundiales de alimentos, por lo que los precios de estos dentro del país deberían ser bajos debido a la alta oferta, lo que no se observa si se compara en términos relativos los precios de los alimentos con otros países”, señala el estudio.

No solo son bajos los salarios, sino que el efecto disciplinador de las políticas de Milei están siendo efectivas en cuanto a expectativas. Según el Informe Regional de Jobint del primer semestre, Argentina tiene el salario pretendido promedio en dólares más bajo de la región, ubicándose sólo por debajo de Chile, que tiene el salario pretendido promedio más alto con 1.155 dólares por mes, y Panamá, con 1.020 dólares por mes. Perú, con 840 dólares por mes, se ubica tercero; Ecuador, en cuarto lugar, con 832 dólares por mes y Argentina, con el último puesto, con 717 dólares por mes

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