Los precios de la ropa siguen por las nubes y volvieron a ser los que más aumentaron en agosto, según la medición oficial del Indec, traccionados por un componente estacional y por la importación de insumos. En el sector, sin embargo, aducen un problema de metodología y aseguran que fuera de los shoppings la suba resulta mucho menor.
En el IPC del mes pasado, el rubro "prendas de vestir y calzado" quedó en primer lugar con una suba de 9,9%, casi tres puntos por encima de la inflación general que trepó al 7%. La medición interanual es incluso más impactante, ya que es el único segmento que supera los tres dígitos, con una suba del 109% desde agosto de 2021.
Con su medición de agosto, el rubro quedó solo por debajo de la marca de marzo pasado, de un 10,9%. De hecho, el índice del sector dio por encima de la inflación general desde marzo, según el organismo estadístico. El desagregado muestra que la suba en calzado fue aún peor, superando el 10% en la mayoría de las regiones del país.
Los productores textiles son conscientes de la fuerte suba y aducen incluso que se ven perjudicados por los precios. "La demanda ha mermado claramente producto de estas circunstancias, hay una gran incertidumbre, precios muy volátiles y es lógico que el consumidor espere y que no convalide los ajustes", afirmó el titular de la fundación Pro Tejer, Luciano Galfione.
Por qué aumenta la ropa
En ese sentido, la economista Victoria Urdangarin, de la consultora LCG, destacó que la indumentaria "es un componente estacional del índice de precios, por ende es típico observar grandes incrementos en determinados meses del año".
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Urdangarin también explicó que "el incremento de los insumos importados puede derivar en un aumento de los precios finales al consumidor", aunque aclaró que influye más en la fase de producción, debido a la importación de maquinarias, repuestos y productos intermedios".
Galfione agregó al respecto que "las importaciones hay que financiarlas a 180 días de nacionalizadas, lo que representa al menos un costo directo del 35% en dólares, por lo que va directo a precio en caso de un producto final".
La queja de los fabricantes textiles
Aun así, la queja entre los referentes del rubro es que a esto se le suma un problema metodológico en la medición del Indec. "Como venimos sosteniendo hace varios meses, el precio de la indumentaria que mide el IPC tiene poco que ver con la producción nacional. Es esencialmente ropa importada porque se basa fuertemente en indumentaria de shoppings y justamente todo lo importado es lo que más ha aumentado producto de las restricciones al acceso de divisas", seguró el propio Galfione.
Sobre este punto, fuentes del sector consultadas por El Destape afirmaron que el Indec no actualiza su forma de medición desde 2004 pero que en estas casi dos décadas el patrón de consumo varió, ya que ahora se compra mayoritariamente a través de Instagram, en ferias como La Salada o marcas "genéricas" como las de la calle Avellaneda, donde los precios, aseguran, son mucho menores que en las marcas de primera línea de los shoppings.
En comparación, en la calle Avellaneda se puede fácilmente conseguir remeras desde los $1450 pesos. En locales de marca del shopping Abasto, arrancan en cambio en los $8000. "A veces son las mismas telas que las compran y les ponen el logo de la marca", sostienen las fuentes.
¿Qué puede pasar en lo que resta del año? "Esperamos que en los meses próximos se empiece a estabilizar el mercado y sobre todo se establezca previsibilidad para que fundamentalmente el fabricante pueda saber a qué precio va a poder abastecerse de materias primas para producir. Eso va a contribuir a estabilizar los precios del producto final", afirmó Galfione.
En ese sentido, el titular de Pro Tejer pidió que "ante la escasez de divisas" se priorice "el abastecimiento de materias primas básicas que no tienen fabricación nacional para producir, lo que permitiría ahorrar divisas y además anclar precios de semielaborados a dólar oficial".