La delicada situación alimentaria en el país, con serias probabilidades de empeorar por efecto de la guerra entre Rusia y Ucrania, requiere de medidas igualmente extraordinarias. Con cuatro de cada diez personas pobres en el país y precios de alimentos que no desaceleran, el Gobierno, según aseguraron funcionarios a El Destape, se prepara a lanzar un plan antinflacionario, con foco en la mesa de los hogares argentinos. En ese paquete, se enmarca un primer movimiento vinculado con el esquema de derechos de exportación que se anunciaría en las próximas horas.
El primero de una serie de pasos que irá anunciando el equipo económico será una suba de 2 puntos en harinas y aceites de soja, igualando la alícuota a lo que paga el poroto de la oleaginosa. Lo recaudado, equivalente a 350-400 millones de dólares, irán a conformar un fondo que subsidiar la producción local de la harina (trigo). Esto impactaría en la producción de panificados y elaboración de fideos.
También se elevará el resto de las alícuotas de retenciones que permite la Ley de Solidaridad que decretó el Gobierno en 2019, apenas asumió, y que marca un margen para subir el impuesto sin pasar por el Congreso, como trigo, maíz, carne, leche y hasta biocombustibles. Si se requiere más, desde el Gobierno no descartan pedir una ampliación al Poder Legislativo. El año pasado el sector agropecuario llegó hasta triplicar sus ganancias en dólares.
El mundo no ayuda
La Argentina tiene un problema estructural de concentración de la producción de alimentos y un esquema vertical desde el campo a la góndola, lo que siempre tensiona los precios. A esto se sumó una pandemia, que ya lleva más de dos años, presionando sobre la demanda de alimentos y, en las últimas semanas, una guerra que contrae la oferta. Lo más llamativo es que ambas conviven. No es una tarea sencilla desacoplar ese doble impacto, que promete mantener al alza los alimentos, batiendo récord a nivel global desde hace varios meses (según la FAO).
El abrupto aumento del precio de las materias primas a nivel internacional profundizó la suba de los alimentos en el mercado local. Luego de casi tocar el 5 por ciento en enero, la inflación de febrero se acerca a los mismos niveles del mes previo. Los incrementos más fuertes se dieron en frutas, verduras, productos de almacén y en carnes. En las últimas jornadas se intensificó la suba en la harina, por la disparara internacional del trigo, dado que Rusia y Ucrania representan el 30 por ciento de su oferta.
Si bien no se descarta una suba en las retenciones en el cereal, el impacto de desacople por precio sería nulo, y mucho menos por recaudación. Es por eso que se apunta a los dos productos que más exporta el país y permitiría crear un fondo con el cual compensar la suba de la harina a la industria panadera.
El 30 por ciento de las exportaciones corresponden al complejo sojero. Argentina exporta el 52 por ciento de todo el aceite de soja que se comercia en el mundo y el 35 por ciento de la harina. En ambos casos, es el principal proveedor en el mundo. El año pasado aportó 9000 millones de dólares al país, según cifras del sector. Un aumento de dos puntos en los derechos de exportación permitiría acumular el equivalente a 360 millones de dólares -a precios actuales- para un fondo para subsidiar la harina 000.
La medida no difiere demasiado del fideicomiso cruzado entre privados, que suele utilizarse para evitar la suba de retenciones. El Estado será quien recaude sobre los exportados un dos por ciento que irá directo a dicho fondo, con lo cual espera adquirir unos 3,8 millones de toneladas de trigo para proveer a la industria molinera.
Desde el sector molinero explican que los productos derivados del trigo que no están en Precios Cuidados ni alcanzados por el fideicomiso están teniendo subas importantes, ya que el cereal subió 50 por ciento en dólares, pasó 250 a 360 dólares desde que se inició la guerra. El fideicomiso cruzado del trigo es solo para la harina 000 de venta en paquete de un kilo en góndola y para elaboración de fideos.
“Hoy el fideicomiso para asegurar el precio de la harina y fideos con 800.000 toneladas de trigo es insuficiente con esta suba de precios”, reconoció días atrás el secretario de Comercio Interior, Roberto Feletti.
El margen de acción
Un informe de la consultora que dirige el ex viceministro de Economía Emmanuel Álvarez Agis se proyecta que, por las estimaciones de las diferencias de precios en los granos, sobre previsiones de cosecha base para este año, habrá un ingreso extra (sólo por efecto precios internacionales) por exportación de soja de 2256 millones de dólares; por maíz, de 783 millones y en trigo, de 3882 millones.
El año pasado el sector agropecuario llegó hasta triplicar sus ganancias en dólares. "Según la revista Márgenes Agropecuarios, en 2021 las ganancias de los productores de maíz subieron un 216 por ciento en dólares; las de la soja, un 113 por ciento y las del trigo, un 24 por ciento. Ahora la guerra disparó los precios hasta un 60 por ciento", detalló en Twitter el periodista Roberto Navarro sobre la base de una nota publicada por este medio.
En la actualidad existe un diferencial de derechos de exportación entre el poroto de soja, que paga 33 por ciento, y sus subproductos, como la harina y el aceite, que pagan 31 por ciento. El objetivo es igualarlos. Para ello se basará en la Ley de Solidaridad, aprobada en 2019, y que había sido incluida en el Presupuesto de este año. El trigo y el maíz poseen una tasa del 12 por ciento. La Ley de Solidaridad le da al Gobierno la facultad de subirla hasta el 15 por ciento. En carnes se tributa un 9 por ciento y también se podría ampliar y, en este caso, a un 15 por ciento. La leche en polvo está en 9 por ciento y también se podría incrementar al 12 por ciento, según la propuesta incluida en el proyecto de presupuesto para este año.
Dado que no se cuenta con ese presupuesto aprobado por el Congreso, el Ejecutivo implementará por decreto una suba de retenciones en el marco de lo que establece la ley que se prorrogará al menos por otros dos años. Esto forma parte de un plan que el gobierno anunciará en los próximos días para reducir el precio de los alimentos y que es muy probable que provoque una resistencia entre el empresariado del agro.
También se analizará la situación del biocombustibles, para lo cual el Gobierno convocó para este martes a los productores, con el objetivo de discutir los nuevos precios del biodiesel y el abastecimiento de bioetanol. Este lunes se reunió el presidente Alberto Fernández con el ministro de Agricultura, Julián Domínguez, para analizar cómo será la suba de las alícuotas. La Secretaría de Energía recibirá por separado a las cámaras de fabricantes de biodiesel, subproducto de la soja, y a los que producen bioetanol de maíz, ambos en la zona Centro del país. El encuentro será en medio de la prohibición a la industria procesadora de soja de exportar harina y aceite.