Frente a una inflación promedio de cinco puntos en mayo de alimentos y bebidas, los productos de cooperativistas aumentaron solo un uno por ciento. Así lo señaló el último relevamiento del Centro de Estudios Económicos y Sociales Scalabrini Ortiz (CESO), que desde julio de 2020 mide regularmente los precios de los productos elaborados y comercializados por la Economía Social, Solidaria y Popular (ESSyP) en ferias y tiendas virtuales de las cooperativas Todos Comen, Mercado del Consumo Popular, Mercado Territorial, Caracoles y Hormigas, La Yumba, Almacén Autogestivo, Colectivo Solidario, y Consol.
Según se desprende el informe, estos resultados se deben al esfuerzo de mantener los precios por parte de estos actores debido a su compromiso con sus consumidores y por la ausencia de una conducta especulativa. Esto permite entender también que los mismos no contribuyen a la suba de precios sino que son solo impactados por la misma, lo cual, afirman desde CESO, contrasta con las recientes declaraciones del titular de la cadena la Anónima, Federico Braun, quien afirmó remarcar precios todos los días.
Sin embargo, este comportamiento resulta también en un riesgo para la sustentabilidad de estas cooperativas, pues según CESO, a diferencia de los supermercados que “recurren a la actualización de precios constantemente para evitar desfases en sus beneficios”, las mismas actualizan los precios a la hora de reponer su mercadería, lo que genera que el impacto de la inflación en la ESSyP “se vea con cierta demora y ponga en riesgo los espacios en sí”.
Para hacer el estudio comparativo, el CESO contrastó el precio de 40 de los 62 productos de la Canasta Básica Alimentaria (CBA) de la Ciudad de Buenos Aires, que mide los precios de almacenes y supermercados, con una CBA propia de las ferias y tiendas virtuales de la ESSyP, en la que ofrecen esos 40 mismos productos, pues los restantes 22 no se encuentran en estas ferias.
El resultado, fue que quienes compraron en cooperativas, pudieron ahorrar 1.770,33 pesos en el trimestre de marzo a mayo, fundamentalmente por los mejores precios en carnes, huevos, cereales, y legumbres. Bebidas alcohólicas y aceites, por el contrario, fueron más económicas en los supermercados, que por vender a escala pueden en varios casos mejorar sus precios.
La incidencia de la inflación en los alimentos
Las últimas informaciones del Indec dan cuenta que, hasta abril, los salarios habían perdido con la inflación por casi tres puntos, pues mientras que los primeros aumentaron en promedio 20,6 por ciento, la suba de precios fue del 23,1 por ciento. Pero la situación se agrava en el caso de los alimentos, al que los sectores populares les destinan la mayor parte de sus ingresos, pues según este mismo organismo los mismos aumentaron hasta mayo un 33,7 por ciento, es decir más de 4 puntos por encima de la inflación general, que fue de 29,3.
En este sentido, no resulta discordante que, de acuerdo a datos relevados por la consultoría Scentia, en mayo se haya experimentado una importante caída en la venta de los alimentos en cadenas y supermercados independientes, que alcanzó el 4,3 por ciento interanual, más allá de que otros rubros hayan compensado para finalizar con un aumento del 0,4 por ciento en el consumo general, guarismo igualmente muy inferior a la suba total del 4,7 por ciento de abril.
De hecho, el último informe sobre el peso de los alimentos en el salario de los trabajadores registrados medidos por la Remuneración Imponible Promedio de los Trabajadores Estables (Ripte) del Observatorio para el Desarrollo Provincial (ODeP), informaba que “durante el primer trimestre de 2022 había crecido la participación de la canasta básica alimentaria en los ingresos de los trabajadores”, ya que desde diciembre de 2021 se había interrumpió el ciclo descendente en el peso de los alimentos sobre los ingresos, con lo que a partir de ese mes siempre superó el 32 por ciento de los gastos familiares, significativamente por encima del 27 por ciento que medía un lustro atrás.