Desde la stockeada masiva que antecedió el aislamiento hasta la actualidad, los supermercados y almacenes han cobrado una suerte de protagonismo en los gastos de consumo. Sin embargo, la “Encuesta Cualitativa de Comercio durante la emergencia sanitaria”, realizada por el Instituto de Estadísticas y Censos, (INDEC) indica que el 60,5% de las empresas de supermercados relevadas creen que sus ventas disminuyeron en junio. Al mismo tiempo, en ese mismo mes el 76,3% esperaban que los precios promedio de venta aumentaran. Además, se reportó que el 71,4% de los informantes mayoristas esperaba un aumento de precios para julio. Pregunta concreta del ciudadano de a pie: si los supermercados no perdieron con la pandemia, es necesario que sigan aumentando los precios?
“Los precios aumentan siempre, porque que no aumenten los precios quiere decir que la inflación va a ser 0, y la inflación nunca es 0 porque todos los precios de la economía ajustan con una temporalidad distinta”, respondió Lucía Pezzarini, economista integrante de la consultora EcoLatina.
Con respecto a la inflación, en abril y mayo se mantuvieron al 1,5% y recién en junio sufrió una leve aceleración (2,2%). “Siguen siendo registros bastante bajos para lo que es la dinámica inflacionaria en Argentina”, agregó la economista. ¿Qué factores ayudan a declinar la inflación? Según la integrante de EcoLatina, hay cinco motivos. El primero es la demanda: “Seguimos muy restringidos respecto a lo que es la circulación y eso hace que el consumo de un montón de bienes y servicios caiga”, respondió. El segundo son las tarifas congeladas, considerado como otro componente del costo de los productores, actualmente paralizado. Luego se agrega el dólar que, “se desliza de a poco sin ningún salto brusco”, lo que permite que no impacte fuertemente en los precios. Un cuarto motivo se vincula con la falta de paritarias en el salario y el quinto es la canasta de productos Máximos y Cuidados congelada. Recientemente el gobierno anunció un aumento de estos programas de entre el 2% y el 5%. “Cuando se reflejen los ajustes de un montón de productos que están congelados desde marzo, ahi si va a generarse un salto,” agregó Pezzarini.
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¿Qué se espera de acá de adelante? De acuerdo a la economista se pronostica que el índice para julio sea bastante similar al de junio (2,2%) o incluso por debajo. “ Lo que si esperamos es que en algún momento del año, sobre todo más para el último trimestre, la inflación mensual sí se acelere”, mencionó Pezzarini, justamente dado a una mayor recuperación de la actividad, lo cual traería aparejada la demanda de bienes y servicios, un ajuste en el tipo de cambio y que se retomen las paritarias.
Por otro lado, ¿qué sucede particularmente con los precios de la comida? la economista e integrante del Centro Cultural de la Cooperación, Agustina Gallardo, respondió: “La formación de precios es compleja, hay que contemplar los costos. Con el aislamiento hubo algunos temas vinculados a logística y transporte que se complejizaron, por lo que se puede haber visto algún aumento por esa vía. Pero insisto que no se ve una aceleración por ahora” y agregó que la tensión cambiaria y la incertidumbre sobre cómo va a operar la salida del aislamiento, “pueden generar expectativas de aumentos”. Dentro de sus oscilaciones, el rubro alimentos y bebidas lideró la inflación de abril, en un 3,2%, y hasta el último relevamiento del Índice de Precios al Consumidor (IPC) los precios no mostraron una variación negativa, llegando al 1% en junio, un valor por debajo del promedio. “En los últimos dos meses el sector vino bastante por debajo del índice general de precios; anteriormente se veía que “alimentos” crecía más que la inflación general”, agregó además Pezzarini.
En comparación entre junio de este año y el mismo período respecto del año anterior, los precios del sector aumentaron en un 47,4%, mientras que la inflación se ubica en un 42,8%. Hasta junio, los precios de los alimentos y bebidas se encontraban 4,2 puntos por encima de la inflación, es decir 3,1% en términos reales.
En plena pandemia y con una pérdida del poder adquisitivo creciente, en el mismo mes los productos que reflejaron una incidencia mayor en los aumentos fueron el pan y cereales, café, té, yerba, cacao, verduras, tubérculos y legumbres, aunque fueron compensadas con el resto los productos que componen la división, según el INDEC. De acuerdo a la Cámara Argentina de la Mediana Empresa (CAME), en junio los consumidores pagaron 4,59 veces más de lo que cobró el productor por los alimentos de origen agropecuario, como la frutilla, tomate, mandarina, y repollo.
Economistas que no prefieren publicar su nombre sugieren que la brecha consumidor-productor con tarifas y salarios planchados sugieren un “movimiento especulativo en la cadena” que exceden a las variaciones de alimentos estacionales y que, cuando se normalice la actividad, los empresarios remarcarán los precios para “no perder margen de ganancias” mientras que los supermercados intentarán no perder frente a esta oportunidad que tuvieron estos últimos meses.