La industria argentina destaca la baja de la alícuota del impuesto PAIS a las importaciones como una medida necesaria. Sin embargo, los resquemores también existen: algunas entidades pyme advierten que es posible que la medida genere, en el contexto del ajuste, una pérdida de competitividad para la producción local.
"A partir del lunes 2 de septiembre la alicuota del Impuesto PAIS para la importación de bienes y fletes se retrotraerá del 17,5% al 7,5%", confirmó Caputo esta semana en su cuenta de X (ex Twitter). Así, simplemente volverá al nivel que tenía previo a la asunción de Milei, ya que fue el propio ministro de Economía el que había resuelto subir la alícuota en diciembre pasado, al mismo tiempo que determinó la mega devaluación, con el fin de desalentar la salida de dólares por importaciones.
Ciertamente, la baja y posterior anulación de este impuesto, especialmente en su aplicación a las importaciones, es una medida inevitable para que el país pueda comenzar a recuperar su actividad y vuelva a crecer. La industria local, tanto las grandes empresas como las pymes, así lo entienden, especialmente por el abaratamiento de insumos importados.
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"Lo vemos como un hecho positivo porque va a abaratar las importaciones, no solamente en productos terminados, sino también en insumos que necesite la industria, con lo cual va a impactar positivamente en los costos", afirmó a El Destape el vocero de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME), Salvador Femenía. En ese sentido, agregó que "esto realmente no implica una mayor apertura comercial", sino "nada más que una mejora en directa del tipo de cambio a través de la reducción del impuesto". "Por ahora, a nivel arancelario, no se ha modificado nada", señaló.
Otras entidades, sin embargo, acuerdan solo parcialmente. Es el caso de ENAC. "El impuesto PAIS fue distorsivo. Es algo que hay que eliminar y corresponde", expresó a El Destape su titular, Leo Bilanski, en apoyo general a la medida. Aun así, advirtió que "la apertura de importaciones la quieren hacer, y la baja del impuesto PAIS va en ese sentido".
Similar tono alarmante manifestaron desde APYME. "Ante la caída del mercado, las bajas ventas, el riesgo de compartir mercado con productos importados más baratos, es el mayor de nuestros miedos", señaló el presidente de la entidad, Julián Moreno, a este medio. En ese sentido, agregó que "si te bajan el impuesto PAIS, de alguna manera le agregan competitividad al producto importado. A vos, como nacional, te caga la competitividad por otros lados, no de los insumos importados, pero sí por el lado de las tarifas, por ejemplo".
Para Moreno, "hoy la industria argentina sobrevive porque las importaciones de productos terminados están recortadas". En la medida en que la baja del impuesto PAIS puede permitir un avance en la llegada de este tipo de bienes finales, "la industria nacional no tiene forma de competir".
Por su parte, Pablo Bercovich, director de la consultora Marca PyME y ex subsecretario PyME de la Nación, se expresó a favor de la medida de Caputo. "Si vos ordenás las variables macro, yo estoy recontra a favor de eso. Hay que hacerlo, hay que ordenar las variables macro y además de eso hay que sacar trabas y normalizar algunas cuestiones que eran confusas y me parece bien", afirmó a El Destape en relación a esta baja del tributo.
De todos modos, Bercovich también expresó su resquemor: "Claro que hay un riesgo en la importación, ese riesgo está siempre", añadió al ser consultado sobre el posible efecto de una apertura comercial de bienes terminados. Al respecto, explicó que la variable a contemplar para esta medida debe ser "qué consecuencias tiene para el empleo industrial y para el poder adquisitivo de los salarios", sobre todo en este contexto de crisis en el que las empresas no tienen resto. "Hoy en día las empresas no están pensando, lamentablemente, en cómo ampliar su capacidad productiva, cómo incorporar maquinaria, cómo crecer, sino que están pensando en endeudarse para pagar salarios y gastos corrientes, energía", resumió.
El último jueves, el Gobierno dio un paso a favor de la importación de insumos al quitar trabas burocráticas para la importación de productos clave para la construcción, la industria automotriz y la metalmecánica. La medida alcanza a los principales derivados del acero para la construcción como chapas (techos, cerramientos, estructuras portantes), perfiles, hierro redondo para hormigón, mallas y vigas, y tubos, en una lista de bienes intermedios que permitiría bajar el "costo argentino" de producción, aunque dificultará la competitividad de los productores locales del sector siderúrgico.