Adorni habló de hiperinflación: qué significa y qué diferencias hay con la inflación o la estanflación

Una primera definición de hiperinflación planteada en 1955 tiene que ver con el límite que la separa de una inflación elevada

15 de diciembre, 2023 | 12.30

El vocero presidencial Manuel Adorni aseguró que "una suba de precios del 1 por ciento diario nos deja inmersos en una hiperinflación y es lo que tratamos de evitar". De acuerdo con los cálculos del Gobierno, la inflación viaja actualmente al 3700 por ciento o un 30 por ciento mensual. Sin embargo, el término hiperinflación no es una novedad para la ciudadanía argentina. Una primera definición de hiperinflación planteada por Philip Cagan en 1955 tiene que ver con el límite que la separa de una inflación elevada. Para el economista, este fenómeno tiene lugar cuando hay aumentos superiores al 50 por ciento mensual durante más de tres meses. Esto sería una inflación del 600 por ciento anual.

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Esta diferenciación estrictamente cuantitativa no es la única. Hay otros que apuntan a definir la hiperinflación desde el lado del comportamiento de los consumidores. Los sueldos nunca acompañan el ritmo de la inflación y, mucho menos, cuando la espiralización es tan brusca. Sea como sea, se trata de escenarios en los que los precios relativos se difuminan completamente y lo que durante la mañana vale algo, por la tarde incrementa al doble y así consecutivamente. 

Dentro de esos fenómenos de inflación disruptiva está el llamado “Rodrigazo”, como se conoce el plan de ajuste, similar al de Caputo, anunciado por Celestino Rodrigo en 1975. La inflación anual de 1975 finalizó en 335 por ciento. Sin embargo, si se toma el acumulado anual a mayo de 1976, el aumento en los precios al consumidor alcanzó el 777,62 por ciento, según un relevamiento de la Bolsa de Comercio de Buenos Aires.

El segundo de estos escenarios apareció en 1982, cuando se volvió a registrar una tasa de inflación anual superior al 200 por ciento. Para el año siguiente, la variación fue de 433,7 por ciento. Finalmente, en el segundo semestre de 1984 y el primer semestre de 1985, la inflación detonó con una tasa promedio mensual del 22,9%. 

De todos modos, el punto clave estuvo en mayo de 1985, cuando se registró por primera vez en la historia argentina una inflación anual acumulada de 4 dígitos1.128,9%.

En marzo de 1989 se inició en el país otro proceso de espiralización que culminaría en julio con una inflación del 196,6% en un solo mes. Más tarde, entre diciembre de 1989 y marzo de 1990, ya en el Gobierno de Carlos Menem, Argentina sufrió otra hiperinflación, llegando, en marzo de 1990, a una tasa de inflación anual acumulada de 20262,8%.

Estanflación

Este se trata de otro síntoma de la economía. La combinación de estancamiento con inflación es denominada desde hace más de medio siglo como "estanflación", y constituye una anomalía desde la visión de la economía clásica, que por mucho tiempo consideró a la suba generalizada de los precios como un efecto no deseado del crecimiento. Sin embargo, la estanflación se tornó común en varios países desde la segunda mitad del siglo XX, como marca de sucesivas crisis económicas y sociales.

El término surgió casi por casualidad, en medio de una exposición del ministro de Finanzas británico Ian MacLeod en la Cámara de los Comunes, el 17 de noviembre de 1965.  "Tenemos lo peor de ambos mundos: no sólo inflación por un lado o estancamiento por el otro, sino ambos juntos. Tenemos una especie de 'estanflación'. Y, en términos modernos, se está haciendo historia", dijo entonces, aunque las estadísticas parecieran no darle la razón: en 1965, la economía británica creció 2,6 por ciento y la inflación fue de 4,77 por ciento.

Más allá de una apreciación que en 2023 resultaría exagerada, el término improvisado por Macleod fue tomado por los economistas para referirse a una situación que comenzaba a hacerse común en un mundo, en el que la inflación se aceleraba y que una década más tarde tomó mayor impulso con la crisis del petróleo.

En la Argentina, el primer año de estanflación nítida fue 1976, en el inicio de la dictadura de Jorge Rafael Videla, con un PBI que cayó 2 por ciento en medio de una inflación de más del 400 por ciento, aunque podría tomarse el antecedente de la segunda mitad del año anterior, durante la presidencia de María Estela Martínez de Perón, con la aplicación de lo que posteriormente se conoció como "rodrigazo" (por Celestino Rodrigo, ministro de Economía del 2 de junio al 17 de julio de ese año).