La crisis energética auto-infringida por el Gobierno tuvo este martes un nuevo capítulo. Ante la falta de gas que generaron los malos cálculos de importación de combustible y la parálisis en las obras del Gasoducto Néstor Kirchner, Enarsa compró el fin de semana de urgencia un cargamento de GNL a Petrobras que debía empezar a regasificar este martes por la noche. La adquisición, inédita por ser de forma directa y no por licitación, se realiza mientras Cammesa subasta la operación para la compra de 12 cargamentos de GNL. Se esperaba que el barco descargara el martes a la noche el GNL para su regasificación y así aliviar la situación, pero, como el Banco Central no pudo acreditar el pago por el cargamento, Petrobras no autorizó el desembarco.
Frente a la urgencia por garantizar el abastecimiento, en días de faltante de gas y cortes del suministro en industrias, estaciones de servicio y grandes comercios, la empresa estatal Enarsa compró un cargamento de 44 millones de metros cúbicos de Gas Natural Licuado (GNL) en forma directa, sin licitación pública, a Petrobras. No hay antecedentes de una compra directa de Enarsa a un proveedor de GNL dado que, al ser una empresa estatal, está obligada a realizar licitaciones internacionales que habiliten la participación de distintos oferentes.
Fuentes privadas indicaron que el cargamento iba a aportar 44 millones de m3 de gas natural. El objetivo del gobierno es tratar de descomprimir la sorpresiva crisis del gas que puso en jaque el despacho de energía en todo el país. El costo de la compra se habría ubicado en 13 dólares millón de BTU, un valor que más que triplica el precio del gas de Vaca Muerta, que se comercializa en 4 millones de BTU, pero no puede aprovecharse porque no está la obra de reversión del Gasoducto.
Sin embargo, a último momento la empresa brasileña impugnó la carta de crédito con la que debía pagarse el combustible y no autorizó la descarga del GNL en la terminal regasificadora de Escobar. En simultáneo, TGN sufrió un problema técnico en dos plantas compresoras. A raíz de la situación, el Enargas convocó a un comité de emergencia para cortarle el gas a las mayores 100 industrias del país del norte de la provincia de Buenos Aires, el sur de Santa Fe, Córdoba y Mendoza, detalla el medio especializado Econojournal.
Enarsa, la empresa estatal que se encarga de la importación de Gas Natural Licuado (GNL), no pudo documentar este martes la transferencia de US$ 22 millones a una cuenta en el exterior de Petrobras, por lo que la petrolera controlada por el gobierno brasileño no autorizó la descarga de un cargamento de gas comprado de urgencia por la Argentina durante el fin de semana para intentar contener la crisis de abastecimiento de energía que afecta al país desde hace varios días, según indicaron fuentes del mercado a EconoJournal. Esto agravó la situación del sistema de gas, que enfrenta desde hace días un estado crítico por las bajas temperaturas que tomaron por sorpresa al gobierno de Javier Milei.
La situación, que prácticamente no tiene antecedentes y podría derivar en un nuevo conflicto diplomático entre el gobierno de Javier Milei y el de Lula Da Silva, puso contra las cuerdas al sistema gasífero argentino. La agudización de los problemas de suministro obligó al Enargas, el ente regulador del sector, a convocar hoy a un comité de emergencia integrado por productores, transportistas y distribuidores para cortarle el gas a las mayores 100 industrias del país, entre las que figuran petroquímicas, petroleras, cerealeras, caleras y empresas agroindustriales.
Enarsa debía girar este martes alrededor de 22 millones de dólares para que un buque cargado de GNL empiece a inyectar este miércoles el fluido en la terminal regasificadora de Escobar. Sin embargo, por un problema derivado de la instrumentación de la carta de crédito en favor de Petrobras que había firmado Enarsa, la operación bancaria no se realizó en tiempo y forma, porque el cargamento no pudo empezar a inyectar GNL. El corte de gas alcanza a todas las grandes industrias de la región del Gran Rosario, que cubre el sur de Santa Fe y se extiende hacia el norte de Buenos Aires, y también a las de Córdoba, que debieron frenar a cero su consumo de gas natural para intentar preservar la integridad del sistema de gasoductos, que opera al límite de su capacidad.