Acorralado por la coyuntura, el Gobierno negocia con el FMI. Pero las pautas del acuerdo están rotas y el cumplimiento parece imposible. La corrida en los dólares alternativos obligó la intervención en el mercado cambiario, mientras que la sequía desplomó la acumulación de reservas y produjo un agujero fiscal inevitable.
A pesar de la caída real en el gasto primario, la continua caída de los ingresos incrementó el déficit fiscal en el primer cuatrimestre a su mayor nivel para el periodo desde 2015 (exceptuando el 2020 por la pandemia), lo cual siembra dudas sobre el sendero fiscal de cara a fin de año. El Sector Público Nacional registró un déficit primario superior a los $ 330.000 millones en abril, duplicándose en términos reales a nivel interanual.
Dada la acumulación de deuda flotante (gastos devengados que aún no se pagaron) en marzo, la fuerte baja en la recaudación producto de la sequía y la elevada asistencia monetaria solicitada por el Tesoro al Banco Central (BCRA), era probable un rojo primario de esta escala.
Ingresos: sexto mes consecutivo en rojo
Los ingresos sufrieron una fuerte caída real en el mes (-18%.) y encadenaron su sexto mes consecutivo de contracción en términos reales. Con este escenario, el Gobierno difícilmente pueda cumplir con los compromisos asumidos con el Fondo también en materia fiscal. La meta original establecía un déficit primario de 1,9% del PBI para 2023, con un ajuste implícito de 0,5 puntos en el año. En sólo 4 meses el rojo asciende a 0,6% del PBI, con una abultada deuda flotante que equivale a 0,9% del PBI.
Nuevamente, la caída interanual en la recaudación se explicó principalmente por la reducción en los Derechos de Exportación. Pese a la implementación del dólar soja, el aporte tributario de las retenciones se derrumbó un 68% en términos reales, producto del impacto negativo de la sequía.
¿Cuán relevante es el impacto negativo de la sequía? Según la consultora Ecolatina, si la recaudación por Derechos de Exportación se hubiera mantenido estable en términos reales, no sólo se habría sobre cumplido la meta fiscal para el primer trimestre, sino que el rojo primario en el primer cuatrimestre habría sido menos de la mitad de lo evidenciado.
El recorte del gasto no alcanzó
El recorte sobre el Gasto Social (-9% real ) representó más de la mitad del ajuste, mientras que los subsidios económicos explicaron el 24%. Todas sus partidas mostraron ajustes interanuales en términos reales, a excepción de las erogaciones en concepto de salarios y transferencias a universidades, en ambos casos motorizadas por el ajuste de las paritarias. Tanto el Gasto Social como los Subsidios Económicos (-30% real) explicaron ocho de cada 10 pesos recortados en el Gasto Primario durante el primer cuatrimestre.
Intervención y caída de reservas
Al mismo tiempo, el Gobierno también se vio obligado a romper el acuerdo con el organismo a cargo de Kristalina Georgieva por la intervención del Banco Central en el mercado de cambios. En el mientras tanto, las reservas se diluyen cada vez más.
Según estimaciones de la consultora Portfolio, la intervención en el mercado cambiario financiero le costó al Banco Central unos US$ 735 millones entre el 25 de abril y el 23 de mayo. Desde abril, el Gobierno dispuso cambios regulatorios en el mercado de bonos, reduciendo el parking de los Bonares para migrar la operatoria de dolarización a ese instrumento del cual tiene mayores tenencias en cartera.
Según la consultora Sarandí, en las rondas con mayor intensidad ya se operan aproximadamente 150 millones de nominales, que exigen un esfuerzo diario de entre U$S 50 y U$S 60 millones para el BCRA y el FGS. Con sus estimaciones, ya se aplicaron U$S 1.950 millones en lo que va de 2023.
Las reservas netas presentan una clara tendencia a la desacumulación, ubicándose en torno a los U$S 1.400 millones negativos, frente a los U$S 9.098 millones con los que concluyó el 2022. Es por eso que continúa la búsqueda de dólares para reforzarlas, negociándose el adelanto de los desembolsos del FMI que restan para el 2023 (unos U$S 10.800 millones).
También se negocian adelantos con organismos multilaterales de crédito, con los que hay vencimientos por unos U$S 3.000 millones en lo que resta del año. Respecto a las tratativas con Brasil, se avanza en la posibilidad de pagar las compras bilaterales con yuanes. En esta línea, continúan las conversaciones con China para ampliar la activación del swap, que hoy alcanza los U$S 5.000 millones.
El trimestre junio-agosto será difícil en términos de divisas, donde se deberán afrontar pagos netos por unos U$S 2.000 millones con el organismo y, además, unos U$S 1.000 millones adicionales con bonistas privados.