Deuda: Argentina busca socios externos para presionar a EE.UU y al FMI

El Gobierno busca apoyos internacionales, a los que suma los respaldos locales, para presionar contra el recorte fiscal que pretende el organismo.

09 de enero, 2022 | 00.05

El Gobierno nacional busca conseguir apoyos internos para mostrar una única expresión de Argentina frente a la comunidad internacional sobre el acuerdo con el FMI. Las negociaciones para devolver los US$ 45.000 millones que Mauricio Macri quemó en la fuga de capitales se trabaron en un punto clave: mientras el Fondo exige recorte fiscal para reducir el déficit, el Frente de Todos plantea crecimiento de la economía y recaudación. Los intentos de saboteo de Juntos por el Cambio perjudican la posición nacional.

A lo largo de las giras que realizó Alberto Fernández con Martín Guzmán al comienzo de su gestión lograron explicarle a gran parte del mundo que el préstamo que Donald Trump le dio a Macri fue un aporte de campaña que destinó para alimentar la insaciable fuga de capitales. Por lo tanto, el Presidente debió aclarar que los dólares que Cambiemos dejó en el Banco Central no eran suficientes ni para hacer frente a la mitad de la deuda inmediata.

La disconformidad con la reducción del déficit fiscal consiste en el punto medular que bloquea la firma del nuevo acuerdo con el Fondo. “Es esencialmente un programa de ajuste de gasto real versus un programa que le dé continuidad a esta recuperación fuerte a la economía”, planteó el ministro de Economía frente a los gobernadores la semana pasada. "La diferencia consiste en diferenciar un programa que con alta probabilidad sostendría la recuperación económica que la Argentina está viviendo”, afirmó en su presentación.

“Hacia adelante se plantea ir ordenando esto, pero de una forma gradual; que el Estado pueda llevar a cabo un programa de políticas públicas que le dé a la Argentina más riqueza y más dinamismo productivo”, prometió Guzmán. La posición cerrada del organismo internacional es consistente con las históricas tutelas que ha aplicado en los países endeudados, que siempre terminaron en recesiones y crisis económicas.

No toda la comunidad internacional formalizó su postura con este punto y en eso busca presionar el Gobierno, al buscar mostrar una posición alineada y única. Por eso Guzmán y otros ministros se reunieron con sindicatos y empresarios, de quienes cosechó apoyos. El encuentro con gobernadores buscó lo mismo, pero el faltazo del jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, no permitió cerrar filas. Algo similar puede ocurrir con las fuerzas parlamentarias, puesto que Juntos por el Cambio tiene una fuerte interna en la que las mayorías plantean negar y no hacerse cargo del endeudamiento que generaron cuando ocuparon la Casa Rosada.

Estados Unidos es el país con mayor poder de voto dentro del Fondo y sobre el que Argentina trata de presionar para que se pronuncie a favor de no realizar recortes de gastos masivos en los próximos diez años, sino reducir el déficit vía un aumento en la recaudación virtuoso a través de una expansión del PBI. No obstante, también son otros los países que pretenden que cedan luego de plantarse Argentina como país en su postura y dar las explicaciones y proyecciones necesarias. Esto, acompañado de todas las naciones que ya se mostraron dispuestas a acompañar al gobierno de Alberto Fernández.

La deuda del macrismo

El “mejor equipo de los últimos 50 años” contrajo obligaciones por US$ 100.000, que alimentaron la fuga y se emplearon para pagar deuda en pesos. El país quedó rehén de un default y cepo que anunció el propio Macri.

El gobierno de Cambiemos aumentó la deuda denominada en dólares en 100.000 millones. Durante su mandato pasó de US$ 148.881 millones en diciembre de 2015 a US$ 249.047 millones a diciembre de 2019. Otra característica de este proceso de endeudamiento que el Frente de Todos calificó de “irresponsable” fue su brutal velocidad. Hasta marzo de 2018 se acumularon US$ 80.000 millones de la deuda pública en moneda extranjera.

Pero no terminó ahí, ya que en marzo de 2018 fueron al FMI y solicitaron un acuerdo stand‐by, por el cual se efectuaron desembolsos por US$ 44.000 millones. Este préstamo no contribuyó ni a estabilizar la macroeconomía ni a incrementar la capacidad productiva.

Las cifras oficiales que maneja el Ministerio de Economía echan por tierra los argumentos de Alfonso Prat Gay que sostiene haber contraído pasivos a razón de US$ 12.000 millones anuales. El primer ministro de Hacienda y Finanzas de Macri incluso mezcla bonos en dólares con los nominados en pesos, lo que debería dividirse en dos análisis.

Esta transformación convirtió a Argentina en rehén de billetes que no emite y que genera a una velocidad acotada. Al no haberlos invertido para expandir la capacidad exportadora, Macri no aportó políticas que traigan divisas genuinas, sino que para pagar la deuda en dólares que generó dependió exclusivamente de los dólares de la nueva deuda.