Haroldo Montagu, ex viceministro de Economía bajo la gestión de Martín Guzmán, advirtió que el gobierno de Javier Milei deberá decidir, en los próximos meses, si sigue con la actividad y los salarios planchados o si decide reactivarlos a riesgo de sufrir el problema de la mayor demanda de dólares en importaciones. Además, elogió el blanqueo de Luis Caputo pero alertó que la "primavera económica" depende de esos dólares del colchón.
En diálogo con El Destape, el actual economista de la consultora Vectorial anticipó que los mercados globales esperarán a ver el resultado de las elecciones legislativas de 2025 para decidirse a invertir en Argentina y dijo qué es lo que el peronismo debería aprender del actual Presidente.
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- El Gobierno está en una suerte de "veranito económico" por el plano financiero, la baja de la inflación y la recuperación de algunos sectores. ¿En qué sorprendió Luis Caputo? ¿Qué hizo que el mercado no esperaba tanto?
- Nosotros decimos la "primavera financiera", para no llamarlo todavía un veranito. Tiene que ver con la actitud del equipo económico que abandonó los dogmas liberales, libertarios, y empezó a tener una intervención más clara y concreta en los mercados. Principalmente en el precio del dólar, al llevar una devaluación controlada del 2% todos los meses. ¿Cómo pudo sostener eso? Porque tras tambalear un poco en julio con el aumento de la brecha, a partir de agosto empezó el blanqueo que fue no solo exitoso sino también inteligente, en el sentido que, a diferencia de otros blanqueos, con los dólares que ingresaron se permitió comprar activos argentinos. Por ende, se controlan las brechas financieras, y bueno, se genera este marco de estabilidad que, juntamente con un dólar controlado, también mantiene a la inflación también controlada. Porque los precios que no se mueven con el dólar, como los servicios, crecen casi al doble que los demás.
- Y al contrario, ¿qué debilidad ves en este momento de bonanza del Gobierno?
- Efectivamente, en estos dos éxitos, también radican algunas debilidades, porque los únicos dólares que ingresaron a Argentina desde que asumió Milei son los dólares del colchón de los argentinos. No ingresó un dólar del mercado global de inversores, que era la apuesta del Gobierno. Toda esta bonanza se logró con los dólares del colchón. Esto genera algunas alertas para el año que viene, cuando vencen 20.000 millones de dólares de deuda. Y no vas a tener el changüí de la recuperación del agro de este año, junto con un déficit creciente en materia de turismo.
- ¿Pensás que la baja del riesgo país va a permitir, en los próximos meses, abrir el mercado de deuda como alternativa de financiamiento tanto al blanqueo como al FMI?
- Luis Caputo dice que no está buscando eso. Por lo que hablo con inversores de afuera, están esperando a las elecciones legislativas. Todavía tienen dudas sobre la sostenibilidad del proyecto político de Milei. A su vez, la medida (del blanqueo) es interesante porque el Gobierno dice que no se va a endeudar, que no va a hacer un canje, y a la par tenemos reservas netas negativas.
- Si los inversores van a esperar a las elecciones, ¿es sostenible el calendario de vencimientos de deuda de 2025 si no se acuerda rápidamente un programa con el FMI?
- Por eso me parece que antes de que ingrese capital financiero o los inversores globales, están buscando una alternativa con el Fondo. Ahora bien, el ingreso de fondos frescos por parte del FMI tampoco es una panacea. Porque probablemente la condicionalidad que esta vez el Fondo imponga va a ser el levantamiento del cepo. Entonces, levantar el cepo con reservas netas negativas puede tener sus consecuencias en términos del programa de estabilización, sobre todo en términos de inflación.
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- ¿Qué escenario ves en relación a la acumulación de reservas netas del BCRA para 2025, en el contexto del dólar barato que parece que va a continuar?
- Hay señales contradictorias en ese sentido. Tenés los vencimientos de deuda con organismos y con acreedores, y tenés además el déficit de turismo creciente. Entonces tenemos muchas fuentes de regreso de dólares. En cambio, en relación al ingreso de dólares, no va a haber mucho más ingreso por parte del agro de lo que fue este año. Lo que sí tenés es el game changer de Vaca Muerta, pero de todos modos esos dólares no son del Gobierno. Va a tener que comprarlo con superávit fiscal. Esa podría ser la única alternativa que queda si no hay FMI ni ingreso de capitales privados. Y te agrego una cosa más, que es la proyección de crecimiento del PBI para 2025 del 5%. Eso te demanda muchas importaciones. Hicimos el cálculo de que por cada punto que crece el PBI se demandan cerca de entre 2.000 y 3.000 millones de dólares más. Son 10.000 millones de dólares más de importaciones que este año. Eso en el marco de un tipo de cambio súper apreciado. Si el Gobierno apuesta a reactivar la economía y los salarios, se va a enfrentar con ese problema. Si no, tiene que seguir con la actividad planchada y que no se demanden más importaciones.
- Milei habló de una posible salida del cepo en cinco o seis meses, si logra seguir bajando la inflación y luego el crawling peg. ¿Lo ves posible?
- Es el gran dilema que enfrenta el Gobierno. Levantar el cepo va a implicar un movimiento del tipo de cambio, sobre todo con este nivel de reservas. ¿Cuánto está dispuesto a jugarse el Gobierno su credibilidad en materia de estabilización cambiaria e inflación? Es cierto que pagó muchos costos y que la sociedad también demostró estar dispuesta a enfrentar esos costos.
- Caputo ya dijo que cuando termine el impuesto PAIS, a fin de diciembre, el dólar tarjeta va a bajar. ¿Es un peligro para la balanza comercial?
- Sin duda que son factores que siguen impactando negativamente en términos de reservas, porque los argentinos dejarán de usar sus dólares ahorrados para empezar a demandárselos al Banco Central.
- ¿Cuáles ves como los ganadores y perdedores de este modelo de dólar barato que parece consolidarse?
- Creo que los ganadores de este modelo van a ser aquellos que apuntan al mercado externo, como agro, energía, pesca, servicios basados en el conocimiento, que van a tener una buena demanda. Al contrario (los perdedores van a ser), los que apuntan al mercado interno, como pymes o industrias, que va a estar bastante deprimido. La demanda interna con salarios se habían empezado a recuperar y ahora se estancaron. Y además hay una heterogeneidad gigante, porque los salarios que se recuperaron con los del sector formal, pero los del sector público e informales siguen muy abajo.
- ¿Y esos "sectores ganadores" no van a sufrir la pérdida de competitividad por el peso apreciado?
- Lo que pasa es son sectores que tienen un fuerte componente de competitividad no cambiaria, sino una productividad inherente a recursos naturales a los cuales están basados. Entonces ahí cuenta con un diferencial de productividad que los hace competitivos todavía a nivel mundial, aún con este dólar apreciado.
- Decís que el mercado interno va a seguir deprimido. ¿No ves entonces que pueda haber más homogeneidad en la recuperación en los próximos meses? Y que incluya también a la industria, la construcción y el comercio, que son los que más empleo generan.
- Esos son tres sectores geográficamente ubicados en centros urbanos, a diferencia de agricultura o pesca. Entonces, hay una diferenciación geográfica de los sectores que van a recuperar actividad. El Gobierno tiene el dilema de que crezca la actividad de manera homogénea, porque si estos sectores mercantilistas (comercio, industria y construcción) crecen van a demandar más importaciones. Y en la medida en que los salarios no se recuperen, es difícil que sectores de mano de obra intensiva puedan ver una recuperación.
- En el mismo sentido, el consumo sigue estancado y 20 puntos abajo de 2023. ¿No ves tampoco un escenario de recuperación en esta dimensión en 2025?
- Me parece que, al igual que la actividad, el escenario en el consumo va a ser muy heterogéneo. Con una segmentación en la que los empleados formales privados van a poder acceder mejor que otros segmentos. Argentina, históricamente, se diferenció del resto de sus pares latinoamericanos por ser una sociedad un poco más integrada, entonces esto lo vemos con preocupación.
- El presupuesto va camino a prorrogarse otra vez, por segundo año consecutivo, con más de un 400% de inflación acumulada. ¿Qué implica para el Gobierno y para el país?
- Las partidas se pueden actualizar según la inflación. Lo que no hay es una modificación de las partidas. Entonces, lo que termina ocurriendo es que termina siendo un presupuesto a total discreción del Poder Ejecutivo. Porque hace y deshace como quiere, con las partidas presupuestarias. Ahora todas están atrasadas por la inflación, por lo que en realidad es el Poder Ejecutivo el que decide qué hacer y qué no. Esto, desde el punto de vista institucional, es grave porque elimina el debate legislativo.
- ¿Qué implica para los gobernadores que se prorrogue el presupuesto actual?
- Implica que van a depender de la rosca política, que termina siendo un a discusión a puertas cerradas, y no del debate legislativo como debe ser. Hay una degradación institucional. Obviamente que el proceso presupuestario se puede mejorar, pero si ya arrancamos de modo completamente discrecional, en base a qué gobernadores tienen más feeling con el Presidente, me parece que hay problemas.
- Milei estableció en el presupuesto una regla fiscal de déficit cero. ¿Hacés alguna autocrítica, a partir de tu participación en el gobierno previo, sobre la elaboración de presupuestos deficitarios?
- Me parece que la regla de déficit cero está orientada a dar una señal a inversores extranjeros. A decir "miren, plata para pagar a los jubilados puede que haya o puede que no, pero el pago de intereses va a estar seguro". Más allá de eso, obviamente el ascenso de Milei hace repensar la cuestión de otros gobiernos. En lo que me tocó a mí, en el período de Alberto Fernández, le prestamos atención (al tema del déficit fiscal). Después vino la pandemia y otra fue la historia (NdR: Montagu renunció a inicios de 2021). Me parece que hay un debate pendiente sobre qué es lo que genera la inflación. Ahí yo no miraría solo la cuestión fiscal, que es importante desde ya. Pero en el caso de Argentina sumaría la cuestión del endeudamiento externo como un condicionante. Seguramente una economía puede caer en déficit fiscal en algunos años y otro no. Porque tener déficit cero todos los años le quita herramientas al equipo económico para poder generar un tipo de política contracíclica reactivante. Me parece mejor apuntar a un equilibrio fiscal intertemporal.
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- ¿Qué pensás de la tarea de desregulación del Gobierno? ¿Hay algunas desregulaciones que te parezcan positivas?
- Argentina tenía cuestiones a mejorar respecto a las regulaciones cambiarias y al comercio exterior. Pero entiendo que esas regulaciones no eran antojadizas sino que tenían que ver con una cuestión de escasez de dólares, no con una cuestión burocrática. La desregulación del comercio exterior y la cambiaria se solucionan con dólares, no con reglamentaciones.
- Si el peronismo volviera al poder, ¿qué pensás que debería aprender o tomar de este Gobierno?
- Para que el peronismo pueda volver, primero tiene que vender una idea de futuro, de una vida a largo plazo, una idea de país que exceda lo económico. Eso es lo que me parece que estuvo ausente y que Milei vende bien. Vende una idea de Argentina potencia, aunque esté equivocado. Y esto lo digo habiendo participado y un poco habiéndome peleado por eso. Hay que vender un horizonte, ir a una suerte de tierra prometida, en vez de prometer volver al paraíso perdido. Que para Milei es la Argentina de inicios de siglo XX y para el peronismo fue el período 2003-2015, con todas las cosas buenas y las críticas que le podemos hacer, pero que es irrepetible porque el mundo cambió fuertemente, porque hay un surgimiento de los movimientos de derecha que en 2015 era muy menor. Después nos pondremos de acuerdo (dentro del peronismo) en las herramientas e instrumentos para llegar a ese destino.