El plan de emergencia energética anunciado por Donald Trump sacudió el sector a nivel global y movió los precios internacionales del crudo que venían en sostenido aumento en lo que va del año. Este escenario pone en jaque la política del gobierno diseñada para 2025 pese a la alianza política que une al magnate norteamericano con Javier Milei.
El programa del ministro de economía Luis Caputo consistía en que los combustibles le empataran a la inflación, tras las subas consecutivas que se dieron a lo largo de 2024 y superó el 100%. Al mismo tiempo, el objetivo era aumentar el superávit fiscal generado por una balanza energética que rompe récords de la mano de los dólares que ingresan por Vaca Muerta y que ayer fue celebrada por la Secretaría de Energía.
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Emergencia energética en Estados Unidos: qué pasará con el combustible
El anuncio de Trump impacta exactamente de forma opuesta en ambos objetivos. “La idea de Estados Unidos es bajar el precio del petróleo. Va aumentar la oferta y hacer caer el precio”, analizó ante El Destape Cecilia Garibotti directora de la Fundación Encuentro y referenta en asuntos energéticos del Frente Renovador.
“Van a tratar de sacar todo lo que puedan lo más rápido posible”, coincidió Emilio Apud, asesor en la materia para el PRO. Sostuvo que el impacto en el precio internacional puede ser más moderado: pasar de los 80 dólares actuales a 70 dado que además de EEUU intervienen otras variables como el conflicto en Ucrania, países como Irán y los miembros de la OPEP.
Si baja el crudo ¿Bajaría la nafta que pagan los argentinos? Nuevamente son varios los factores que intervienen en el precio final. Si bien el Gobierno sostiene que es el mercado quien lo fija, el valor es acordado junto a las empresas. Además del valor del crudo interceden impuestos, el precio de biocombustibles y del dólar oficial. “A las empresas no les gusta bajar el precio”, advirtió Garibotti. Mientras que Apud sostuvo que el Gobierno podrá aprovechar el escenario para ponerse al día con los gravámenes que están atrasados.
Ese escenario impactaría positivamente en el mercado interno y la política de baja inflación. La nafta debería bajar o por lo menos no aumentar. “Esto podría beneficiar indirectamente a los sectores industrial, agrícola y de transporte”, enumera.
En las estaciones de servicio son más cautos respecto a lo que viene. “Argentina tiene un tema con la inflación, con lo cual a veces las variaciones no se trasladan linealmente. Nosotros recibimos el precio sugerido por la petrolera”, explicó Fernando Rolando, gerente de la Federación de Empresarios de la República Argentina. No ven una variación para las próximas semanas.
El ingreso de dólares vía exportación de Vaca Muerta puede verse alterado en el mediano plazo con una caída sostenida del barril. “Va a quitar incentivos para exportar petróleo porque se requieren inversiones de 3 mil millones de dólares en oleoducto en el Golfo San Matías. Si baja mucho el valor internacional esos proyectos podrían postergarse”, alertó Apud.
Si bien los márgenes de ganancia son interesantes para las empresas según la mirada del analista, si el barril pasa la frontera de los 60 dólares los planes oficiales podrían complicarse.
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El peor escenario se da en el mercado de GNL. Trump anunció que se terminan las restricciones para producir gas natural licuado en EEUU por lo que se vislumbra un aumento considerable de la oferta en muy poco tiempo. “Argentina va a tener que trabajar muy duro para poder llegar a un precio competitivo. Qatar y Australia están en la misma línea. Se requerirá acuerdo con las empresas, el gobierno y los sindicatos. EEUU va a aumentar el volumen de producción y nosotros vamos a estar con un solo barco de exportación”, anticipó Apud.
Los proyectos de exportación grandes de GNL necesitan de mucha inversión en infraestructura. Estados Unidos ya la tiene y se suma al know how de sus empresas y las garantías económicas de estabilidad que ofrece. “No tenemos escala para competir si se entra en una guerra de precios. Si el gnl baja mucho, los productores en vaca muerta van a tener que ajustarse para ser competitivos”, advierte Garibotti.