La jornada laboral de ocho horas se acerca a festejar su cumpleaños 100, una de las legislaciones más antiguas del país. La pandemia había puesto en discusión su reducción, pero los buenos resultados de Javier Milei en las elecciones 2023 aceleraron las reflexiones dentro de Unión por la Patria. Mientras el libertario pretende terminar con la vida sindical y los derechos de los trabajadores, el Gobierno quiere implantar el debate público por una medida que mejore la vida de los empleados e incluso promueva una mayor cantidad de puestos de trabajo.
La ministra de Trabajo, Raquel "Kelly" Olmos, adelantó que el Gobierno apoyará un proyecto de ley que presentó el diputado nacional Hugo Yasky para reducir la jornada laboral a 40 horas semanales. La funcionaria explicó que el nuevo derecho mejorará la vida de los trabajadores y que puede aumentar sus ingresos. El esquema actual luce desgastado.
El 12 de septiembre de 1929 se sancionó la ley 11.544, que implementó un esquema de trabajo de ocho horas. A casi un siglo de aquel momento, un informe de la consultora Always Designing for People reveló que en Argentina el 45,6% de los trabajadores desempeñó mayores responsabilidades en sus trabajos sin aumentar su remuneración, provocando un 39,6% de falta de motivación. Las organizaciones "están formadas por personas, por lo que es fundamental comprender y prepararse para el modo en que los cambios afectan a sus trabajadores, es decir, tanto a las nuevas personas que pueden ingresar a la empresa, así como las nuevas funciones a desempeñar", consignó el documento.
Existen diversos factores para la desmotivación salarial en los trabajadores. Por ejemplo, "las grandes diferencias entre el costo de la vida, las responsabilidades, las políticas salariales y los bajos sueldos pueden generar descontento, lo cual puede afectar en la productividad y bienestar en el trabajo mismo", por lo que "es importante escuchar sobre sus necesidades y preocupaciones, para alinear los procedimientos y mantener una cultura empresarial confiable". Al parecer, llegó el momento de escuchar.
Después de la pandemia y Milei, los cañones al Congreso
En los últimos años, muchos países europeos y de la región comenzaron a discutir sobre la extensión de la jornada laboral, y la posibilidad de reducirla. En general, existen dos modelos: una es la reducción semanal de horas, y otra más nueva donde se mantienen las horas, pero se reparten en menos días.
Aunque parte de la sociedad quiera olvidarlo, la irrupción de la pandemia significó para Argentina y el mundo una restricción económica, cultural y psicológica sin precedentes. Por supuesto, el trabajo no fue la excepción y el Gobierno hasta reglamentó el teletrabajo. En el medio, las nuevas relaciones laborales informales basadas en aplicaciones de celular se incrementaron cada vez más.
“Me parece necesaria la discusión”, había afirmado en 2021 la ministra de Trabajo de la provincia de Buenos Aires, Mara Ruíz Malec, en la charla “Empleo y reducción de la jornada laboral. Crisis y políticas laborales”, organizada por la Fundación Germán Abdala. En ese mismo año, la secretaria de Gestión y Empleo Público, Ana Castellani, también había reflexionado sobre esta discusión: “Creo que la pandemia nos está poniendo a prueba en muchas cosas vinculadas en cómo concebir el trabajo en el futuro y esta es una más".
Aprovechando la pérdida del ingreso y la insatisfacción generalizada, Milei quiere "comerse al caníbal" y recortar los derechos de los trabajadores, anulando la vida sindical. A modo de respuesta, Olmos explicó a El Destape Radio que la reducción de la jornada no significará una baja en los salarios, sino todo lo contrario. "Esto lo proponemos sin que bajen los salarios. Los empresarios podrán contratar más personas o podrán pagar horas extras a los trabajadores", apuntó. Sectores de la CGT con miradas más conservadoras ya expresaron su apoyo y ahora el Congreso, de mayoría opositora, deberá tratarlo.
Experiencias internacionales en la reducción de la jornada laboral
Islandia fue el primer país en probarla, que realizó una prueba de cuatro años entre 2015 y 2019 donde 2.500 trabajadores del sector público trabajaron menos horas sin que se les reduzca el salario. Los resultados fueron menos estrés y agotamiento, mejora en su salud y su equilibrio de vida y empleo, sin disminuir la productividad y la recaudación del Estado.
España incursionó en una semana de cuatro días y avanza una prueba piloto de rebaja de horas. El Gobierno español destina 10 millones de euros a unas 200 empresas que participan de la prueba que experimenta con 32 horas semanales o cuatro días y se estima que alcanzará a entre 3.000 y 6.000 trabajadores.
En el continente americano, Chile sancionó una ley reduce el máximo legal de 45 a 40 horas semanales de manera escalonada y abrió la posibilidad de aplicar la modalidad de cuatro días de trabajo y tres libres. Otro ejemplo es Colombia, que en 2021 sancionó una ley que redujo la jornada de 48 a 42 horas semanales en 2025.