Pese a que uno de los objetivos de la dolarización que propone Javier Milei (La Libertad Avanza) es bajar el déficit fiscal, un informe del Fondo Monetario Internacional (FMI) reveló que esta estrategia no necesariamente genera un ahorro del gasto público mediante la baja del financiamiento del Banco Central al Tesoro, tal como muestra el antecedente de Ecuador.
Milei propone en su Plan de Gobierno oficial bajar el gasto público mediante un recorte equivalente a "15 puntos del PBI" para terminar así con el déficit fiscal. Repetidamente, el candidato libertario criticó la política de emisión monetaria del Gobierno que tiene como objetivo financiar el gasto y evitar un mayor déficit nominal.
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Supuestamente, la dolarización que propone el economista debería ser una forma de eliminar tanto la emisión descontrolada como, consecuentemente, el gasto público que termina redundando en déficit fiscal, ya que deja de existir una moneda nacional controlada por el Banco Central. Sin embargo, un informe elaborado por el Fondo revela que este no es necesariamente el caso. Se titula "La expansión del balance del Banco Central en una economía dolarizada: el caso de Ecuador", fue publicado por el FMI en diciembre de 2022 y elaborado por los economistas Juan-Pablo Erraez y Julien Reynaud.
Ecuador dolarizó oficialmente su economía en enero del año 2000, eliminando para siempre el sucre ecuatoriano bajo un nuevo régimen cambiario de adopción de la moneda estadounidense que continúa hasta el día de hoy. Pero entre 2009 y 2014, bajo el gobierno de Rafael Correa, igualmente el Banco Central de Ecuador financió al sector público.
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"La expansión del balance del Banco Central de Ecuador financió el sector público a mediados de la década de 2010. Entre 2009 y 2014, algunas prácticas contables y subsecuentes cambios en la legislación fueron adoptados, los cuales en última instancia permitieron al BCE financiar el déficit del gobierno central", señaló el trabajo. En ese sentido, los autores remarcaron que esto "desafía el pensamiento económico-monetario estándar que señala que el dominio fiscal no está permitido en una economía oficialmente dolarizada".
La estrategia ecuatoriana no terminó bien. El informe describió que la expansión del balance del Banco Central de Ecuador generó, por un lado, una "necesidad de recursos en efectivo" crecientemente demandados de parte del gobierno ecuatoriano.
Por otro lado, al no emitir una moneda propia, el BCE debió decidir entre usar la entrada de dólares extra para destinar al funcionamiento del gobierno o pagar sus compromisos de deuda, por lo que se terminó "debilitando su capacidad de completar los pagos extranjeros". Ello redundó en un creciente endeudamiento, necesario para "resolver los problemas de liquidez", explicó el trabajo. En su punto máximo, el financiamiento del sector público llegó a representar un 10% del PBI.
No solo el Banco Central se quedó sin reservas líquidas, sino que esto dejó además una enorme deuda de parte del gobierno hacia la entidad monetaria. "Esto dejó al Ministerio de Economía y Finanzas con grandes obligaciones hacia el BCE en una compleja coyuntura de crisis fiscal exacerbada por el impacto económico y fiscal de la pandemia de Covid-19", concluyó el informe.