Balance final de la pandemia: cómo le fue a Argentina frente a los demás países en términos económicos y de fallecimientos

Un estudio evalúa, en base a estadísticas internacionales y en términos comparativos con países similares, la posición de Argentina en relación a la cantidad de fallecidos y la marcha de su economía. 

07 de noviembre, 2022 | 17.16

La cuarentena más larga del mundo. El Estado te cuida. En las escuelas no hay contagios. Priorizar la vida a la educación o la economía. La irrupción del coronavirus estuvo repleta de eslóganes que calaron fuerte en la sociedad, pero muy pocos de ellos fueron acompañados de cifras que los respalden.

Mientras la pandemia ya muestra signos de finalización -si se tiene en cuenta que en el pico de 2020 se contabilizaron 488 fallecimientos diarios promedio por coronavirus: en 2021, 600 muertes, pero actualmente se registran 1,3 decesos diarios- resulta oportuno evaluar las cifras detrás del coronavirus. Los números para medirla existieron, por lo menos en términos de fallecimientos y de pérdidas económicas para el país, siempre en relación a otros países de similares características y teniendo en cuenta que no existen buenos resultados, ni que ningún dato exhibirá la dimensión de la muerte y padecimiento que significó la pandemia.  

Quien desarrolló este estudio fue el economista Alfredo Calcagno, doctor en Economía por la Universidad de París I y de larga trayectoria en Naciones Unidas. Según señaló Calcagno, su trabajo no tiene por objetivo responder a los debates que se suscitaron en torno a la gestión gubernamental y el respeto de los argentinos a las prohibiciones o sugerencias oficiales, pero “sí busca presentar datos que permitan una comparación internacional de los resultados obtenidos, tanto en términos del costo humano (fallecimientos) como del costo económico (nivel de actividad) de la pandemia en la Argentina”.

Para el primero de los puntos, Calcagno sostiene que a octubre de 2022 se han registrado de manera oficial 6,6 millones de muertes causadas por este virus, pero que estas cifras “sin ninguna duda subestiman por un amplio margen el costo humano de la pandemia”, debido a que muchos países atribuyen parte de las muertes a enfermedades preexistentes que se agravaron con el COVID, pero no a este virus.

Una forma que encontró Calcagno para sortear esta dificultad y poder realizar una comparación internacional, -que excluye países de menor tamaño como Mayotte, San Marino, o Andorra-, fue medir el “exceso de muertes”, es decir, cuántos fallecidos hubo durante los últimos dos años en comparación con la mortalidad observada entre 2015 y 2019, en base al banco de datos World Mortality Dataset.

En la Argentina, apunta, existe un cálculo de exceso de muertes solamente para 2020, donde fallecieron 376 mil personas, cuando lo normal hubiera sido 340 mil. De esta forma, Calcagno señala que “haciendo la hipótesis conservadora según la cual en 2021 y la primera mitad de 2022, el exceso de muertes coincide con el número de fallecidos por COVID registrados durante ese año y medio, tendremos que entre abril de 2020 y junio de 2022 habrían fallecido 891 mil personas, 119 mil más que lo esperable en tiempos normales”, lo cual “arroja un exceso de muertes de 15,5 por ciento”.


De esta forma, y al compararlo con el porcentual de los demás países, Calcagno concluye que en términos de fallecimientos por encima de un año normal, el costo humano “ha sido comparativamente bajo en la Argentina: es equivalente al de Francia o Corea del Sur”. Asimismo, apunta que Argentina “es el país latinoamericano con mejor desempeño, con un resultado mucho menos malo que los de Chile y Cuba (exceso de muertes de 48 por ciento), Brasil (58 por ciento), Colombia (71 por ciento), México (84 por ciento), Ecuador (96 por ciento), Bolivia (106 por ciento) y Perú (el más elevado entre los 120 países de la base de datos, con 116 por ciento).

Para poner en contexto estos estudios, Calcagno señala también que “si en vez de un 15,5 por ciento hubiéramos tenido un exceso de muertes de 48 por ciento como Chile, “que está lejos de ser el peor de la región”, en vez de lamentar “el fallecimiento de 129 mil compatriotas, hubiéramos tenido 370 mil muertes que deplorar”.

El resultado económico

Según se desprende del trabajo, el análisis del costo económico tuvo vinculación no solo con la pandemia en sí misma sino también por el contexto de debilidad económica del país luego de la gestión de Cambiemos, donde el PIB por habitante había caído un 8 por ciento, los salarios reales un 22 por ciento, y el poder adquisitivo de las jubilaciones mínimas y de las asignaciones familiares un 23 por ciento, por lo que, señala Calcagno, “muchos grupos sociales no contaban con un ‘colchón’ de ingresos y de ahorros para enfrentar esta nueva crisis”.

Asimismo, la Argentina debía enfrentar la pandemia sin posibilidad de acceso al crédito debido al sobre endeudamiento legado también por el macrismo, lo cual, señala Calcagno, “no solamente limitó la expansión del gasto público, sino que obligó a recurrir a un financiamiento íntegramente monetario del déficit fiscal en 2020”.

Fue en este contexto en que, en el segundo trimestre de 2020, la actividad cayó un 16 por ciento en comparación con el primer trimestre de ese año en la serie desestacionalizada y un 19 por ciento en comparamos con el mismo trimestre de 2019, con una pérdida de cuatro millones de puestos de trabajo.

Sin embargo, Calcagno señala que el hecho de crecer de manera sostenida a partir del tercer trimestre de 2020, -con la excepción del segundo de 2021 por las restricciones de la segunda ola-, permitió que la actividad económica recuperara su nivel de prepandemia al tercer trimestre de 2021, incluso cuando la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE, también conocida como “el club de los países ricos”), anticipaba que la economía argentina sería la que más tardaría en recuperarse de la pandemia, llegando en la segunda mitad de 2026  a los niveles de PIB por habitante de fines de 2019, lo cual, sin embargo, ocurrió el cuarto trimestre de 2021.

Asimismo, Calcagno apunta que tomando estadísticas de esta misma organización, que complementó con fuentes nacionales y proyecciones de JP Morgan, el país se ubicó en el puesto 19 de un ránking de países similares, con lo que Argentina se cuenta entre los países cuyo PBI se recuperó más del 5 por ciento, lo que lo ubica por encima del nivel de prepandemia y entre los países latinoamericanos de mejor desempeño, sólo superado por Chile y Colombia.

Así, Calcagno señala que Argentina logró reactivar su economía con mayor rapidez que la mayor parte de las economías consideradas, dentro y fuera de Latinoamérica, recuperar la totalidad del empleo perdido en 2020 y superar, de acuerdo al Indec, en el segundo trimestre de 2022 en 950 mil puestos la ocupación existente antes de la pandemia, que se extienden a un millón y medio si se proyecta para todo el país y no solo para los 31 aglomerados urbanos que audita el organismo estadístico argentino.

Aún así, tomando las mismas estadísticas del Indec, es posible ver que este crecimiento del empleo fue heterogéneo, pues de los 950 mil puestos relevados, 450 mil fueron informales, mientras que los cuentapropistas, que mayormente tampoco están registrados formalmente, sumaron 250 mil.

La evaluación final sobre la gestión gubernamental de la pandemia, y de la respuesta social a las sugerencias y prohibiciones del gobierno, podrá seguir siendo materia de debate, pero tal como lo señala Calcagno en su informe, “un análisis comparativo es indispensable para realizar un análisis objetivo del impacto de la pandemia y de la eficacia de las políticas con que se lo enfrentó en nuestro país”.