La propuesta de dolarización recogió más críticas que apoyos entre economistas de diferentes tendencias, principalmente por considerar que el Banco Central no cuenta con las divisas suficientes para el rescate de todos los pesos en circulación y mucho menos si se incluyen los pasivos remunerados, como las leliqs y pases pasivos.
Télam consultó a Nicolás Cachanosky (Universidad de Texas, coautor con Emilio Ocampo de "Dolarización: Una solución para la Argentina), Diego Giacomini (director de Economía & Ética), Andrés Asiaín (director del Centro de Estudios Económicos y Sociales Scalabrini Ortiz), Gustavo Reyes (Fundación Mediterránea y profesor de la Universidad de Cuyo), Sebastián Menescaldi (director de EcoGo) y Claudio Caprarulo (director ejecutivo de Analytica), quienes dieron a conocer sus posturas sobre el tema que plantea el diputado y precandidato presidencial Javier Milei.
Para Caprarulo "la dolarización requiere una devaluación tan alta que generaría una caída muy grande en los salarios y una pérdida de competitividad para las empresas argentinas", además de "perder la posibilidad de hacer política cambiaria y monetaria, dos herramientas muy importantes para cualquier gobierno".
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Para Cachanosky, la desventaja de no poder hacer política monetaria es "teórica" ya que "en los hechos, el Banco Central ha demostrado ser incapaz de hacerla y emite pesos que el mercado no demanda, por lo que no puede operar como prestamista de última instancia; no se puede perder lo que no se tiene".
Menescaldi le puso un número a la cotización requerida para el rescate de pesos con el actual nivel de reservas líquidas: "si hoy si canjeamos la base monetaria por las reservas internacionales netas, el tipo de cambio necesario sería de $ 4.632, se necesitarían aproximadamente US$ 23.000 millones para poder dejar la paridad a los valores actuales".
"Es cierto que se podría llegar a vender parte de los bonos que hoy tiene el BCRA y convertir las letras intransferibles en nuevos bonos, pero a las paridades actuales el tipo de cambio exige una depreciación de la moneda cercana al 100%, más allá de que no sé de dónde sacaríamos el apetito del mercado para tal emisión de deuda", completó.
Para Asiaín, "con una devaluación que lleve al dólar oficial a $ 400, para rescatar a todos los billetes y monedas harían falta más o menos US$ 10.000 millones cash de un día para el otro", señaló.
"Si se agregan los depósitos en caja de ahorro y cuenta corriente, sin incluir al sector público, se necesitarían US$ 20.000 millones más. O sea, habría que tener US$ 30.000 millones para rescatarlos a un dólar de $ 400. Si se le suman los plazos fijos, unos US$ 20.000 millones más, habría que poner US$ 50.000 millones", ejemplificó.
Reyes indicó que "si el dólar se mantuviera en la cotización del mayorista, para rescatar los pasivos monetarios harían falta US$ 82 mil millones. Con un dólar a $ 400, necesitaríamos US$ 45.175 millones y con uno a $ 800, US$ 22.587 millones".
"El Banco Central tiene reservas por unos US$ 36.500 millones, pero una parte son de los depositantes (los encajes), otra parte la prestaron los chinos, está en yuanes, y otra parte los organismos internacionales, entonces tiene menos de US$ 2.000 millones propios", manifestó.
Asimismo, expresó que "rescatar todos esos pesos implica que hay que licuar una parte muy importante de los pasivos, pero el problema es que detrás de ellos tenemos nuestros activos, los pesos que tenemos acá. Y hoy, el nivel de pobreza está arriba del 40%", advirtió.
Giacomini sostuvo que la propuesta de Ocampo y Cachanosky "se basa en que la Argentina va a tomar un crédito al que no tiene acceso; propone que el Tesoro cambie las letras intransferibles que le colocó al Banco Central, que no tienen valor de mercado".
"Dice que esos US$ 30.000 millones (por los pasivos remunerados canjeados aun dólar a $400) los pone en un fideicomiso para que le sirvan de garantía para emitir unos US$ 10.000/ US$ 12.000 millones más para rescatar la Base Monetaria, pero ¿Quién le va a dar esos dólares y a cuánto va a cotizar esa nueva deuda?", se preguntó.
También cuestionó que "permite que siga habiendo intermediación financiera bajo una dolarización, cuando no están encajados 100% los depósitos en dólares. Los bancos van a seguir teniendo la capacidad de inventar argendólares, eso es el génesis de una potencial futura corrida y un descalabro gigantesco".
Para ese caso, aseguró, "hay que que permitir una banca offshore" para que las casas matrices respondan con los dólares necesarios, pero surge la duda sobre "quién va a poner los dólares" en el caso de los bancos estatales y privados de capital nacional, "que también van a tener intermediación financiera y multiplicar argendólares".
Por último, Giacomini planteó que "a Ocampo no se le ocurrió, por ejemplo, como había planteado (el ex secretario de Hacienda, Pablo) Guidotti a finales de los '90, hacer un convenio con Estados Unidos, que garantizaba determinado nivel de señoreaje, o sea de dólares a emitir y poner para la dolarización argentina".
Ante esos cuestionamientos, Cachanosky remarcó que junto con Ocampo "no estamos proponiendo dolarizar hoy, por lo que todos los cálculos son importantes, interesantes, pero dista de ser definitivos".
"En nuestra propuesta, una dolarización se hace bajo un escenario donde hay un nuevo gobierno que gana las elecciones y pone sobre la mesa una serie de reformas. Es otro contexto, con otro riesgo país y otro nivel de reservas. Por ejemplo, un nuevo gobierno puede decidir dolarizar en abril o mayo, en lugar de hacerlo apenas asumido en diciembre", aclaró.
En ese sentido, sostuvo que "quienes miran el tipo de cambio de conversión hoy, cometen el error conceptual de confundir el cómo dolarizar con el cuándo dolarizar", además de señalar "dos errores" en las críticas.
"El primero es creer que hacen falta todos los dólares necesarios el día uno; no es el caso como claramente muestran las experiencias de Ecuador y El Salvador: en el primer caso se puso una fecha límite para el retiro de circulante y en El Salvador el circulante es válido de manera indefinida".
El segundo cuestionamiento pasa por "creer que sólo las reservas se pueden usar en el caso de una dolarización", cuando "el BCRA tiene otros activos financieros (principalmente las Letras Intransferibles) que se pueden monetizar, lo que permite recatar las Leliq en, digamos, un plazo de cuatro o cinco años; de este modo se evita tener que implementar un Plan Bonex", finalizó.
Con información de Télam