Dólares: Pese al récord de ingreso es bajo el impacto en la economía local

Del superávit comercial récord por 25.780 millones de dólares durante la gestión del actual gobierno, se fueron 19.762 millones en la cancelación de deuda de empresas privadas

28 de abril, 2022 | 00.05

Pocas veces en la historia argentina entraron tantos dólares genuinos, es decir, producto de exportaciones antes que por endeudamiento. Sin embargo, el país sostiene los fuertes cepos para giro de utilidades y para ahorristas, y en los últimos tiempos para importadores no solo de productos finales sino también de bienes intermedios, necesarios para sostener el sector industrial. El limitante también incide en la suba de precios, pues a menor disponibilidad de dólares mayor cotización de los paralelos y por ende de inflación. Para entender esta situación, es necesario focalizarse en lo que está sucediendo con los grupos económicos que tomaron deuda en dólares, fundamentalmente durante el período de la alianza Cambiemos, a los cuales el Gobierno les sostiene un “seguro de cambio” que les permite adquirir divisas con bajas limitaciones y al menor precio de mercado: a 114,50 pesos en lugar de los 197,70 del dólar solidario o 215,60 del dólar Bolsa.

En cifras, el ingreso de dólares es contundente. Por caso, durante el año pasado, las compras netas de divisas por parte del Banco Central fueron las más altas desde 2014, al sumar 5.049 millones de dólares, según difundió en su último informe la Universidad de Moreno. La tendencia pareciera repetirse en este año, con un primer trimestre donde las exportaciones alcanzaron un pico de 19.352 millones, mientras que un balance de la gestión del actual gobierno, en el que se experimentó un boom de materias primas que subieron su cotización un 28 por ciento, da cuenta que ingresaron al Banco Central 25.780 millones de dólares por la vía comercial de bienes hasta febrero de 2022, incluso cuando los volúmenes exportados descendieron un 4,8 por ciento.

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Fuente: Undav.

Si a este cuadro se le suma la renegociación de la deuda con bonistas privados y el FMI, que implicó una reprogramación de más de 173.000 millones de dólares que la alianza Cambiemos había comprometido devolver hasta 2023, el cuadro debería alejar el estructural fantasma de la “restricción externa”, que no es otra cosa que la tradicional falta de dólares para la demanda argentina, básicamente para pago de deuda externa, importaciones de insumos para la industria, turismo emisivo, o simplemente ahorro.

Causas de una carencia

La fuerte entrada de dólares en un contexto de reprogramación de los vencimientos de la deuda pública, no está llevando a que el país pueda flexibilizar sus restricciones para la adquisición de divisas debido a que las mismas se están privilegiando para los grupos económicos que tomaron deuda en años recientes y buscan acceder a dólares “oficiales” para afrontar las mismas. Incluso, en un 40,7 por ciento, se trata de deuda intra-firma, es decir para la cabecera de empresas multinacionales que, según afirma la filiar local, le otorgó créditos en el pasado.  Específicamente, de los 25.780 millones de dólares que ingresaron por la vía comercial de bienes hasta febrero de 2022, el Centro CIFRA de la CTA señala, en base a datos del Banco Central, que egresaron 19.762 millones para la cancelación de la deuda de empresas privadas, de los cuales 12.906 millones fueron para vencimientos de capital y otros 6.856 para cancelar intereses.

Fuente: CIFRA.

De hecho, en relación a las restricciones que plantea para la economía la falta de dólares, que impactan en mayores cotizaciones de dólares paralelos y su repercusión inflacionaria, restricciones para el giro de utilidades y por ende inversiones extranjeras, o como ya empieza a suceder, para que las empresas locales se abastezcan de insumos, el Centro Cifra plantea que “en un contexto de bajas reservas líquidas y donde se imponen fuertes restricciones a la población para la compra de divisas, hubiera sido atinado plantear una mayor restructuración de la deuda privada”, lo cual, agrega, “hubiera permitido arribar en mejores circunstancias al abordaje de la política económica”, e incluso, “a la negociación con el FMI”.

En cualquier caso, la actual restricción externa no se explica por la baja entrada de divisas ni por los tradicionales canales de salida, sino por la política financiera del gobierno en relación a las grandes empresas.

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