El FMI presentó sus recetas para las economías emergentes en dos artículos académicos

En dos textos, el FMI reconoció que su objetivo sobre las economías emergentes pasa por restringir la demanda interna a favor de los exportadores. No se refirió específicamente al caso particular de Argentina, que está en medio de las negociaciones para alcanzar un nuevo acuerdo en Washington.

19 de julio, 2023 | 21.01

El Fondo Monetario Internacional (FMI) explicó, a través de un paper de tinte académico, que cada vez que la moneda norteamericana se fortalece (seguido de una depreciación de las monedas locales), las economías emergentes sufren una fuerte caída de la actividad, “con la disminución de los canales comerciales y financieros”. El texto no es un presagio sobre lo que podría pasar en la Argentina si prosperasen las presiones del organismo para que se devalúe el peso en el contexto de las renegociaciones por el Acuerdo de Facilidades Extendidas. Pero casi. Desde un primer momento, el FMI buscó condicionar los niveles de la demanda interna, y, por ende, del crecimiento de la actividad a partir de su esquema de metas trimestrales.

El texto del FMI, firmado por Rudolfs Bems, jefe de la división de investigaciones del organismo y Racha Moussa, economista integrante de la misma área, funciona como un prisma para entender qué ocurriría en el país si se llegase a devaluar en los términos que reclama el propio organismo en las negociaciones que lleva adelante el equipo económico. La respuesta no ofrece ninguna sorpresa: se restringiría el crecimiento de la economía local. 

Si las devaluaciones afectan los niveles de crecimiento de las economías locales, como pregona la tesis del FMI, ¿por qué aparecen dentro de su menú de exigencias? La respuesta no es lineal. ¿Quiénes pueden y deben crecer? Esta es la pregunta que insinúa el organismo en cada uno de sus papers. Los privilegiados, en este caso, serían los sectores exportadores, en detrimento de la demanda interna.

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Este concepto de pisar el crecimiento del mercado interno del país, como condición para alcanzar la tan mentada estabilidad macroeconómica y el acceso a los mercados de capitales, apareció por escrito en el informe Reporte del sector externo 2023, publicado este miércoles por el propio FMI.

“La consolidación fiscal favorable al crecimiento, combinada con una política monetaria restrictiva y un régimen cambiario simplificado, sigue siendo esencial para moderar el crecimiento de la demanda interna”, puede leerse en el informe de 114 páginas.

Detrás de la frase “régimen cambiario simplificado” subyace la unificación cambiaria y, por ende, la devaluación a secas. El crecimiento de la actividad, para unos pocos. Y para que la situación social no se desmadre, producto de una potencial caída del PBI, se deberían aplicar políticas de ayuda social bien segmentadas, nada muy diferente a lo que se viene realizando desde el Gobierno nacional.

De todas maneras, los exportadores no la tienen tan fácil. En medio de la guerra comercial entre China y Estados Unidos, donde está en juego el patrón dólar, el texto firmado por Bems y Moussa advierte que, si la administración norteamericana siguiese fortaleciendo su moneda, las economías emergentes serían fuertemente impactadas, sobre todo en los sectores vinculados al comercio exterior.

“La depreciación del tipo de cambio y una política monetaria acomodaticia facilitan el ajuste del sector externo para las economías avanzadas. En las economías de mercados emergentes, el ajuste del sector externo se ve obstaculizado aún más por su mayor exposición al dólar estadounidense a través de la facturación comercial y la denominación de los pasivos”, puede leerse en el texto publicado por el FMI.

De ocurrir lo vaticinado Bems y Moussa - escenario incierto teniendo en cuenta la tensión que existe con el yuan y la puja comercial con China-, los precios de las materias primas seguirían a la baja.

Por ende, economías como la de Argentina tendrían menos dólares de sus exportaciones, es decir, menos divisas para la estabilización de su economía emergente pero, a su vez, una menor rentabilidad para los sectores que sí estarían habilitados a crecer según la doctrina de Bretton Woods. ¿Nadie gana? La victoria del FMI sería su permanencia.