La espiralización de precios que se inició en marzo aceleró la transferencia de recursos desde el segmento laboral hacia el capital que acumula ya cinco años de derrotero, dando como correlato una fuerte erosión del poder adquisitivo de los ingresos y una mayor concentración empresaria. En apenas un trimestre, la participación de la remuneración al trabajo asalariado en el valor agregado bruto nacional se desplomó más de 5,2 puntos, al pasar de 38,2 por ciento en el primer trimestre a 33 por ciento en el segundo. En contraposición, el excedente de explotación (saldo contable) de las empresas se disparó 8,8 puntos en el mismo lapso, pasando de 47,8 por ciento al 56,6 por ciento de un trimestre al otro, según se desprende de la cuenta generación del ingreso que mide el INDEC.
La caída en un solo trimestre fue superior a la que se da habitualmente en un año; incluso en uno pésimo. Eliminando la estacionalidad del período, el cotejo con respecto de igual trimestre del año pasado mantuvo cierta estabilidad e incluso mejoro en un punto para los trabajadores. Desde que se inició la caída de la participación de los trabajadores en el Producto, el retroceso es de 13 puntos, pasando del 46 por ciento en 2017 (previo a la debacle cambista) a 33 por ciento al segundo trimestre de este año. Por su parte, el excedente empresario creció 14,6 puntos porcentuales en el mismo lapso, de 42 a 56,6 por ciento, revirtiendo la tendencia de una mayor participación del trabajo sobre el Producto que se registró desde 2011 hasta 2016.
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La inflación fue el canal transmisor de esa transferencia de recursos. También las constantes devaluaciones de esos años. El salario en dólares se redujo a la mitad en apenas cinco años. Si se comparan las cifras publicadas por el INDEC entre el segundo trimestre de este año y el 2017, se destaca un crecimiento nominal del valor bruto de producción (proxi del producto interno bruto) del sector privado, que asciende a 825 por ciento, pasando de 6,2 billones de pesos a 57,3 billones. Pero dentro de su composición, los principales dos factores que explican ese incremento crecieron en forma muy dispar.
La remuneración del trabajo asalariado del sector privado (incluyendo los aportes y contribuciones del segmento empleador) aumentó 551 por ciento, de 2,9 billones de pesos a 18,9 billones, mientras que el excedente de explotación se disparó 1146 por ciento, al pasar de 2,6 billones a 32,4 billones. El INDEC define al excedente de explotación bruto como el saldo contable de las empresas constituidas en sociedades. Este saldo contable se obtiene una vez que se deducen del valor agregado la remuneración de los asalariados y los impuestos, menos las subvenciones sobre la producción.
Los principales beneficiados
En el sector agrícola-ganadero, la participación del trabajo asalariado se redujo a la mitad en un trimestre, de 18,6 a 9,4 por ciento (769.773 millones), mientras que quedó muy lejos del 30,1 por ciento que exhibía en 2017 (116.511 millones de pesos) a 18,6 por ciento (659.452 millones). En paralelo, el excedente empresario se elevó de 55,9 por ciento a 85,2 por ciento (de 216.454 millones de pesos a 6,9 billones) en cinco años. La suba en las ganancias del sector agropecuario se evidencia a partir de altos precios internacionales de los alimentos, una mayor productividad por la mejora tecnológica y salarios de indigencia con alto nivel de informalidad.
En comercio, la reversión del aporte de los factores fue todavía más profundo, un resultado que era esperable para un sector que mantiene paritarias por debajo de la inflación hace varios años. El peso del trabajo asalariado en el valor agregado del comercio minorista y mayorista era de 47,8 por ciento hace cinco años y actualmente representa un 26,3 por ciento, según el cotejo de informes entre ambos períodos. El excedente empresario casi se duplicó, al pasar de 25,9 a 45,7 por ciento; equivalente en valores nominales de 263.829 millones de pesos a 5,5 billones (millones de millones). Los aumentos en alimentos y productos de primera necesidad, con un consumo sostenido, explican la reversión en el peso relativo entre el trabajo y el capital.
En industria, el aporte del trabajo asalariado de la industria se contrajo de 49,4 por ciento en el 2017 a un 31,4 por ciento del valor agregado del sector para el segundo trimestre del año. En contrapartida, el excedente empresario se gatilló 20 puntos, de 30,2 a 50,6 por ciento (de 358.533 millones de pesos y 6,1 billones). La única reversión en este tiempo se exhibe en la construcción, sector en el que el trabajo asalariado pasó de representar el 41,5 por ciento en 2017 al 43,8 por ciento actual, mientras que el excedente empresario se redujo de 37 por ciento a 29,9 por ciento. La cartelización del rubro de materiales para la construcción, que lideró la escalada inflacionaria (junto a textiles y alimentos), explica la apropiación de recursos de la actividad.
Con paritarias que fueron más ajustadas al desarrollo de la inflación y mayores regulaciones en los últimos dos años, la actividad financiera exhibe un comportamiento distinto al resto de los bloques. La participación del trabajo asalariado pasó de 55,1 por ciento en 2017 al 60,3 por ciento este año, mientras que el excedente se redujo de 42,9 por ciento hace cinco años a 36,4 por ciento en el segundo trimestre de este año.
El impacto de la informalidad
El poder de compra del salario mantuvo una tendencia negativa entre 2017 y 2020. Las caídas fueron especialmente fuertes en los dos últimos años del gobierno de Macri así como en 2020, en todos los casos superiores al 10 por ciento en cada año. Durante 2021 no logró recomponer su poder adquisitivo aunque se evitó una nueva caída, dado que el aumento real fue apenas del 1,2 por ciento en el promedio del año. En los primeros meses de este año el salario acumula una pérdida de 3,5 por ciento en términos reales.
Parte de la retracción de la participación de los asalariados en el Producto se explica también por la baja participación de empleos registrados sobre el total. En Agricultura, la cantidad de puestos asciende a 1.262.000 empleos, de los cuales solo 338.000 son asalariados registrados y el resto es trabajo informal. En industria manufacturera, la cantidad de puestos asalariados registrados alcanzan las 2.557.000 personas, de las cuales solo 1.151.000 están en formalizados. En el rubro construcción, el empleo supone 1.790.000 puestos, siendo apenas 419.000 asalariados formales. Comercio emplea a 3.973.000 trabajadores, pero solo 1.214.000 son asalariados registrados, mientras que en hoteles y restaurantes trabajan 621.000 personas, de los cuales solo 262.000 son registrados formales.
"A lo largo del período de referencia, los asalariados perdieron 7,7 billones de pesos de 2021, prácticamente equivalente a 70.000 millones de dólares de diciembre del 2021, los cuales representan el 19,5 por ciento del valor agregado promedio entre 2016/21, habiéndose registrado la mayor la pérdida durante el gobierno actual. Poco más del 50 por ciento en ambas variables (la incidencia en el valor agregado y el diferencial entre la productividad y los salarios) e incluso superior a la registrada anualmente durante el gobierno anterior. Esto ocurrió, a pesar de que en el año de la pandemia la pérdida alcanzó su menor cuantía pero fue más que compensada en el año 2021 ya que más que duplicó su alcance (7,5 por ciento vs. 3,3 del valor agregado total)", señala el último informe del Centro de Investigación y Formación de la República Argentina (Cifra-CTA).
Entre el estallido del 2018 y la actualidad la inflación acumulada supera el 800 por ciento, mientras que el valor del dólar en el mercado financiero se incrementó un 600 por ciento, desde 35,9 hasta los 248,15 pesos. La devaluación del peso, que arrancó con fuerza en 2018, tuvo una gran víctima: el salario de los trabajadores. Los empresarios, por el contrario, se vieron favorecidos por la apropiación de renta sobre la base de 200 puntos porcentuales de inflación por encima de la apreciación del billete verde. En tanto, el salario promedio del personal establece se contrajo medido en dólares en ese mismo lapso un 45,3 por ciento.