En el recuerdo fresco de la gestión económica de Juntos por el Cambio se pueden detectar muchas debilidades, pero el factor diferencial que desmoronó al macrismo fue su política de endeudamiento desenfrenado. En medio de la campaña electoral por las legislativas, el expresidente Mauricio Macri y la exgobernadora de Buenos Aires María Eugenia Vidal se encargaron de negar las gestiones de Cambiemos para aumentar la deuda externa a niveles estratosféricos y exculparse de su responsabilidad.
Durante una entrevista a la señal de noticias TN, realizó un llamativo análisis respecto a la encrucijada del frente externo: "Cuando uno mira la deuda argentina antes del crédito del FMI y el día que me fui, (si la compara ve que) es la misma deuda. Con lo cual, para aquéllos que dicen `se fugaron la plata, se la llevaron los amigos de Macri´, (les digo) la deuda fue la misma entre el día que entró la plata del Fondo y el día que nos fuimos". Por supuesto, el periodista no le repreguntó al exmandatario ante semejante afirmación. Pero eso es apenas una anécdota luego de los dichos del expresidente de Boca Juniors.
Es evidente que Macri quiere esquivar las balas que apuntan a su talón de Aquiles y recrear una realidad paralela. Es ahora el Gobierno quien lidia para reestructurar los compromisos imposibles de afrontar y que pueden estrangular al país en las décadas venideras si no hay un nuevo acuerdo. Por ende, en términos electorales, la deuda es un "caballito de batalla" para confrontar al discurso de Juntos por el Cambio de forma contundente.
Un viejo apotegma del peronismo reza: "La única verdad es la realidad". A principios de 2016, el macrismo tomó una deuda externa de U$S 13.700 millones para pagarle a los fondos buitres que litigaban en los tribunales de Nueva York, sin ofrecer resistencia. Contra esa deuda, se emitieron bonos con vencimiento en 2022, 2023 y 2025, que el actual gobierno reestructuró en 2020.
En los dos años siguientes, el megaendeudamiento siguió con unos 100.000 millones de dólares entre colocación de deuda en el exterior e ingreso de capitales especulativos, enamorados por las tasas que ofertaba el mercado local. Entre enero de 2016 y abril de 2018, Argentina encabezó el ranking mundial de principales colocadores de títulos de deuda en mercados internacionales. Se llevó más del 10,5 % del total de la deuda mundial emitida en ese periodo.
Para fines de 2017, el flujo de capitales especulativos es esfumaba, la fiesta se había terminado y el saldo de la balanza de pagos empezaba a flaquear. En un manotazo de ahogado que anticipaba el final: con el guiño político del expresidente estadounidense Donald Trump, el FMI le otorgó a la Argentina el préstamo más grande de su historia. La irrisoria cifra de U$S 54.000 millones es incluso superior al monto recientemente asignado por el organismo para que todos sus socios puedan enfrentar las duras consecuencias económicas que dejó la pandemia.
Tomando solo el período macrista, la deuda pública total pasó de representar el 53,1% del PBI en 2016, al 90% en apenas tres años. Sin embargo, la deuda externa pasó en el mismo período del 36,5% del PBI a representar el 70% del producto anual.
En cuatro años, por Formación de Activos Externos (FAE) se fugaron casi U$S 90.000 millones. Desde el primer desembolso del FMI hasta diciembre de 2019 se fugaron, entre FAE y capitales especulativos, todo el préstamo del organismo y U$S 6.000 millones más. Las cuentas que hizo Macri, definitivamente, no cierran.
El insólito planteo de Vidal
Otra líder del espacio opositor que se expresó en este sentido fue Vidal, quien tuvo que cruzar la General Paz para continuar con su carrera política luego de la paliza recibida en 2019 a manos del actual gobernador Axel Kicillof. En una entrevista a la señal de noticias La Nación +, pidió hablar de "el tema deuda que le preocupa tanto al Frente de Todos". Y sin argumentos, lanzó: "Alberto Fernández lleva en este año y medio un endeudamiento de 30 mil millones de dólares. Se está endeudando por año más rápido que Mauricio Macri. Son datos, son hechos, que sigan hablando".
En principio, no hay manera de que esto sea cierto porque el mercado de deuda en dólares está cerrado en 2019. Argentina ya había ingresado al default y los grifos de dólares están cerrados. En una trampa llamativa, Vidal puso en equivalencia el endeudamiento en dólares que generó Macri con la toma de deuda en pesos que promovió el Gobierno para enfrentar distintos vencimientos heredados de la gestión de Cambiemos. En síntesis, nada tiene que ver un empréstito en moneda extranjera con modalidades de financiamiento en el mercado local.
Cuánto creció la deuda de la Provincia de Buenos Aires con Vidal
Los datos duros marcan que la administración de Vidal multiplicó por 5,3 el nivel de deuda pública de la provincia de Buenos Aires en los cuatro años de gestión. Según un informe del Observatorio de Políticas Públicas de la Universidad de Avellaneda, la deuda pública bonaerense aumentó 431%, superando en 130 puntos la inflación acumulada.
Durante su mandato, Vidal afrontó vencimientos de deuda por U$S 5.400 millones, mientras que Axel Kicillof debe gestionar con vencimientos por U$S 8.800 millones. La complejidad surge cuando por estar protegido por legislación extranjera se debe reunir el consentimiento del 75% de los bonistas para evitar la declaración de default. Por cláusula de aceleración, los bonistas pueden pedir que se extienda al resto de los bonos, lo que daría lugar al ingreso de los fondos buitres.
En ese lapso, los intereses de la deuda sobre los ingresos provinciales pasaron del 2,8% en 2015 al 6,3% en 2019. El stock de deuda en moneda extranjera aumentó un 69% desde 2015. La emisión de bonos en dólares -y protegidos por tribunales extranjeros- crecieron un 91% y el financiamiento en pesos cayó 47%.
El porcentaje sobre el total de la deuda en moneda extranjera pasó del 58% al 82% en 4 años y se deterioró la vida promedio de los bonos pasando de 5,4 años en el 2015 a 3,4 en el 2019. La deuda en moneda extranjera comparada con las exportaciones pasó de 40% en 2015 a 54% en el 2019.
Además, la deuda sobre el producto geográfico bruto pasó del 6% en 2015 al 10% en 2019, tanto por el aumento de la deuda como por la caída de la producción. Creció la relación entre deuda y recursos totales (del 44% al 80%) y aumentó la parte del presupuesto para cubrir los intereses (del 8% a más del 15%).