La provincia de Buenos Aires volvió a extender el periodo de canje de bonos de deuda externa hasta el próximo 21 de mayo. Mientras tanto, la administración de Axel Kicillof mantiene abierta las negociaciones con otros acreedores. La administración bonaerense debe afrontar una deuda de 7.148 millones de dólares, de los cuales buscará restructurar en el corto plazo.
"Actualmente, la Provincia mantiene conversaciones con algunos de sus bonistas que han celebrado acuerdos de confidencialidad con la Provincia, incluidos los miembros de su comité ad-hoc", sostuvo un comunicado difundido por la agencia Reuters. Además, agregó que "la Provincia ha extendido el plazo de la Invitación para continuar dichas conversaciones, a solicitud de los bonistas".
De momento, Buenos Aires mantiene conversaciones hace un año pero aún no logró arribar a buen puerto. A fines de marzo un grupo de acreedores presentó una demanda ante los tribunales de Nueva York con fuertes críticas al Ejecutivo provincial por cesantía de pagos.
Sin embargo, desde el gobierno bonaerense se mostraron contrarios a la visión de los bonistas: "La Provincia permanece comprometida con una negociación de buena fe, y ha dado muestras de ello a lo largo de todo el proceso, a pesar de la actitud intransigente de algunos acreedores individuales".
Ante el rechazo a las primeras propuestas, la Provincia envió hace días otra oferta con un solo objetivo: obtener un poco más de aire para avanzar con las negociaciones, y pudo conseguirlo.
De acuerdo a los términos legales de los empréstitos, en caso de no pagar, Buenos Aires no perderá regalías en la producción ni otros recursos valiosos, sino que el compromiso es solo de dinero. Aún así, retrasar los pagos podrían impulsar nuevas demandas en los Tribunales de Nueva York que aún no se han pronunciado sobre las primeras presentaciones.