Ante las negociaciones iniciadas entre el Gobierno y el Fondo Monetario Internacional (FMI), las cifras del endeudamiento que presenta nuestro país aún genera polémica. En este caso, se dio a conocer una comparación que refleja la irresponsabilidad del acuerdo firmado entre la gestión de Mauricio Macri y el organismo multilateral de crédito.
Según las cifras oficiales, nuestra deuda con el FMI es equivalente a la suma de la deuda de los otros cinco principales deudores del Fondo: Egipto, Ucrania, Pakistán, Grecia y Sudáfrica. Mientras que Argentina debe U$S 45.000 millones, la suma total del resto de las naciones mencionadas arroja una cifra prácticamente idéntica, aunque levemente superior.
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El camino del endeudamiento
El primer acuerdo de junio de 2018 fue un préstamo por U$S 50 mil millones, pero en septiembre de ese año se renegoció y el monto se amplió a un número cercano a los U$S 57.000 millones. También cambiaron los plazos de devolución: se adelantaron los desembolsos y se suponía que hasta el 10 de diciembre -cuando finalizó el mandato de Macri-, el país recibiría el 88% del préstamo.
Pero nada de esto sucedió. El último reembolso ocurrió en julio de 2019, cuando el país recibió U$S 5.400 millones de manos del organismo. El siguiente desembolso que estaba previsto para septiembre de 2019, de otros US$ 5.400 millones, pero no se depositó.
Así, la Argentina recibió alrededor de U$S 45.000 millones, cerca de un 78% del monto total del acuerdo. Teniendo en cuenta el pago de intereses, el país debería devolverle al FMI casi U$S 53.000 millones hasta 2024.
En busca del acuerdo con el Fondo
El ministro de Economía, Martín Guzmán, pidió un consenso con la oposición para que la estabilización económica sea una política de Estado. Además, ratificó que el nuevo programa con el Fondo pasará por el Congreso para que sea ratificado.
En su exposición también hizo referencia a la participación de la oposición en el nuevo acuerdo con el FMI: “Vamos a enviar el programa con el FMI al Congreso. Eso no se hizo nunca. Queremos una legitimación y un respaldo amplio para que la estabilización económica sea una política de Estado”.
“Ha habido una relación con el FMI con ciertas turbulencias, en una secuencia de programas que no funcionaron. El último programa stand by entra en ese universo”, cuestionó el ministro. En concreto, se refirió al crecimiento de la inflación en 2019 hasta el 54% y que el préstamo “fue visto por muchos como un préstamo político”.
Finalmente, Guzmán pidió: “Hay que mirar hacia adelante actuando con responsabilidad buscando cambiar el curso de estas historias. Esa es la posición del Presidente (Alberto Fernández) y de (la jefa del FMI, Kristalina) Georgieva”.