A contramano de las ideas en torno a un ficticio escenario de reactivación, el empleo en el sector privado registrado volvió a contraerse en agosto y el rebote que vende en público el Gobierno parece diluirse. En paralelo, las negociaciones paritarias comenzaron a estancarse desde julio y la ínfima recuperación salarial también luce paralizada.
En sus últimas apariciones públicas, el presidente Javier Milei y el ministro de Economía, Luis Caputo, dedicaron parte de su tiempo a remarcar que no les interesan las encuestas que miden el humor social. No es casual, ya que diversos relevamientos privados coinciden en el empeoramiento de la imagen del Gobierno. Por ejemplo, el último Índice de Confianza del Consumidor (UTDT) empeoró 6% luego de varios meses de mejora. Es que a pesar de la contracción inflacionaria de septiembre, el trabajo y el empleo medirían el pulso actual.
De acuerdo al último reporte que brinda la Encuesta de Indicadores Laborales que publica la Secretaría de Trabajo, el nivel de empleo privado registrado en empresas de más de 10 personas ocupadas cayó 0,1% en agosto respecto al mes anterior. El comportamiento del nivel de empleo por rama de actividad resultó heterogéneo.
Luego de seis meses consecutivos de caída, el empleo en el sector del Transporte presentó un aumento del 0,2%. Por su parte, en la Construcción, los Servicios financieros y los Servicios comunales dicho nivel se mantuvo constante con relación al mes anterior. En tanto, el empleo industrial volvió a mostrar una contracción (-0,2%) tras haber interrumpido el mes pasado el ciclo de ocho meses consecutivos de caída. El empleo en el sector Comercio, restaurantes y hoteles también arrojó una reducción de 0,2% luego de dos meses sin variaciones negativas.
En el aglomerado del Gran Buenos Aires (GBA) hubo una caída del empleo del 0,1%, mientras que en el conjunto de los aglomerados del interior del país se mantuvo el nivel del empleo registrado con relación al mes anterior. En la variación interanual, en el GBA se acumula una contracción del empleo de mayor magnitud que en el conjunto de aglomerados del interior (-2,5% vs. 2%).
El diagnóstico sobre la dinámica del empleo también varía de acuerdo al tamaño de las empresas. En las empresas medianas, de entre 50 y 199 personas ocupadas, el empleo se expandió 0,1%. En cambio, en las pequeñas —de 10 a 49 personas ocupadas— y en las grandes, de más de 200 personas ocupadas, se produjo un descenso de 0,1%. En un encuentro de la Unión Industrial Argentina, Daniel Funes de Rioja reconoció que es necesario que "mientras el gobierno ordena las variables", les "tire algún bote" para darles aire. Y cometió un sincericido: "El problema -dijo- es que en el Titanic no había suficientes botes para todos".
Las desvinculaciones de personal, medidas por la tasa de salida, también presentaron un incremento, determinando la variación neta negativa del empleo. La demanda laboral, expresada en la tasa de búsqueda (1,8%), presentó también el segundo mes consecutivo de aumento, aunque continúa en un nivel bajo en relación con los meses de agosto de los años anteriores: sin considerar los años de pandemia, solo se observa un valor más bajo en agosto de 2018.
Por último , el documento remarcó que las expectativas netas de las empresas en lo referente a la contratación de personal para los próximos tres meses presentaron, por tercer mes consecutivo, un repunte con relación a los meses anteriores. En esta ocasión, del 5,3% de las empresas que esperan tener cambios en su dotación de personal, el 3,8% espera aumentarla y el 1,5% espera disminuirla, resultando unas expectativas netas que ascienden a 2,3% en agosto.
Los sectores que muestran expectativas netas más altas que el promedio son: Industria manufacturera; Comercio, restaurantes y hoteles; y Transporte, almacenaje y comunicaciones.
Freno a los salarios
Según verificó la consultora CP, "después de meses de recuperación, las paritarias desde julio están estancadas" y se "frenó la recuperación del salario real que se venía dando meses atrás". Esto "es resultado de negociaciones a la baja con una inflación que se queda en 4%", sostuvo el documento.
De hecho, los salarios de una buena porción de los trabajadores formales perdieron contra la inflación en agosto. La Remuneración Imponible Promedio de los Trabajadores Estables (RIPTE) trepó 3,8% en el octavo mes del año y superó el millón de pesos, pero quedó 0,4 puntos porcentuales por debajo de la inflación del mismo periodo.
De esta manera, el indicador rompió una racha de cinco meses consecutivos, cuando registró una suba frente a la variación del Índice de Precios al Consumidor (IPC). Con el incremento de 3,8% informado por la Secretaría de Trabajo, la remuneración promedio de los trabajadores formales alcanzó los $ 1.032.410,48.
Además, esto significa que el RIPTE acumuló un aumento de 113% desde que comenzó el año, frente a una inflación acumulada de 94,8%. Sin embargo, en términos interanuales, el aumento fue de 200%, por debajo de la inflación interanual de 236,7% que se registró en agosto.
Al tomar los últimos datos disponibles del Indec, en julio la variación promedio del salario en el sector privado registrado y en el sector público fue superior a la inflación. Crecieron el 6,3% y 6,7%, respectivamente, contra un IPC que se incrementó al 4%
Sin embargo, este aumento debe ser puesto en contexto. En primer lugar, todavía resulta insuficiente para revertir la pérdida de diciembre y enero. En el sector privado registrado, si bien ya se recortó gran parte de aquel retroceso, todavía se encuentra un 2,6% por debajo del nivel de noviembre. En el sector público la situación es muchísimo peor: los valores actuales representan una caída del 16,9% en términos reales en el mismo período.
Comparar contra noviembre de 2023 también puede resultar engañoso. Según la CTA Autónoma, los salarios de los trabajadores registrados por entonces estaban en los niveles más bajos de la última década. De esta manera, la caída de este año profundiza un deterioro tendencial iniciado muchos años atrás: en julio, el salario real en el sector privado registrado acumulaba una caída del 20% en comparación con diciembre de 2016 y en el sector público este retroceso era del 35%.
El crecimiento del salario real de los trabajadores registrados en estos meses responde a una lógica relativamente sencilla. Luego del fuerte ajuste en diciembre y enero, que condujo a un piso mucho más bajo, las paritarias comenzaron a actualizarse por inflación pasada. En un contexto de precios que mostraron una variación mensual decreciente, aunque todavía muy elevada, ello permitió que el salario pudiera recortar parcialmente aquel deterioro.
Este efecto solo se sostendrá en tanto y en cuanto la inflación siga su camino decreciente. De no existir una modificación de esta dinámica, el mejor escenario posible es una estabilización del salario real en niveles que apenas empatarían con los que fueron los más bajos de la última década en el sector privado, y que profundizarían un deterioro muy significativo en el sector público.