En estos días se anunció oficialmente la eliminación del Fondo Estabilizador del Trigo que subsidiaba el precio local de la harina para evitar el impacto directo de la suba internacional de precios en panaderías y familias. De esta manera, la resolución oficial ratificó la desregulación de precios en un contexto donde, luego de la mega devaluación de diciembre último, los productos de la canasta básica y de las materias primeras y elaboraciones del sector en particular, vienen en aumento. A esto se suman los incrementos de más de 300% en tarifas y una caída en las ventas en panaderías que ya alcanzó el 45%. Todo ello pone en jaque la subsistencia de unas 54 mil panaderías argentinas que generan trabajo directo para 450.000 familias e indirecto para otras 250 mil más.
“Necesitamos aumentar urgente, esa es la realidad”, señalaron desde el sector a El Destape, pero advirtieron que “si ponemos el pan al precio que debería ser no lo vendemos. Necesitamos llevarlo de 1.800 a 2.500 pesos, pero a este último precio cómo lo vendemos”. Esto tiene lugar en una coyuntura donde el salario promedio de la economía cayó 20% en solo dos meses (igual porcentaje que con la gestión macrista, pero en cuatro años) y con una inflación acumulada arriba del 70%, que hace que las familias empiecen a comprar en menor cantidad o directamente a descartar algunos consumos. Así, comprar facturas y ni hablar masas finas dejó ya de ser un privilegio de la “casta” familiar, que hoy compra -como puede- pan para el día. De hecho, algunas panaderías tuvieron una leve suba en ventas que los panaderos vinculan con que “el pan termina suplantando quizás la comida del mediodía o de la noche”.
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Mientras la política económica actual espera que los precios se "acomoden" por efecto de la caída de la demanda y la autorregulación del mercado, la realidad muestra que para miles de comercios de cada barrio del país ello se traduce en posibles despidos de trabajadores, dificultades para reponer stock y pérdidas sostenidas que, temen, se traduzca en cierre de emprendimientos de toda una vida. “¿A quién le vamos a vender el pan?”, se preguntan.
Aumentos en la materia prima
Desde diciembre de 2023, con la asunción de Javier Milei a la presidencia y la fuerte devaluación del 118% dos días después de iniciada la gestión, los productos de la canasta básica de alimentos vienen en ascenso. En el caso de los panificados, el sector se vio afectado por subas constantes en la materia prima (harina, azúcar, y lácteos principalmente). Solo en la semana posterior al anuncio oficial, sufrieron incrementos en torno al 80%. Esta situación, se vio agravada además por el impacto de la eliminación del Fondo Estabilizador del Trigo Argentino confirmada en estos días vía la Resolución 142/2024 del Boletín Oficial, y que ya se encontraba paralizado por parte de la administración libertaria.
El Fondo había sido creado en 2022 en el marco del conflicto entre Rusia y Ucrania para frenar el impacto directo de la suba internacional de precios a nivel local fijando un valor de referencia para la harina de manera de asegurar el abastecimiento y el precio de la materia prima a panaderías y de los productos finales para la población. “Quedará eliminado formalmente: llevaba dilapidados sin sentido 69.000 millones de pesos", expresó al respecto el vocero presidencial Manuel Adorni en relación también al conjunto de fideicomisos y resoluciones que regulaban y fijaban condiciones de precios, competencia y el acceso a bienes, que el gobierno eliminó en estos meses. En esa línea, el texto de la resolución indicó que "las condiciones que motivaron la creación no se encuentran dadas en el momento actual", no obstante, desde el sector consideran que la escalada de precios aún no encuentra fin, con incremento de los costos de producción y las dificultades para trasladarlo al precio en mostrador.
“El Fondo del Trigo fue positivo porque tenías una bolsa de harina de 4.000 pesos al lado de una bolsa de harina de 8.500 pesos, de esa manera, cuando ya había panaderías con el pan a 1.000 pesos por el fideicomiso se podría mantener en 700 pesos, entonces terminaba impactando de una manera directa en el bolsillo de la gente y sobre todo en aquellos que no están en condiciones de pagar un kilo de pan a lo que vale hoy”, señaló en diálogo con este portal Gastón Mora del Centro de Panaderos de Avellaneda. Según comentó debido a los recientes cambios “se está planteando en la actualidad llevar a 2.500 pesos el kilo de pan” y explicó que “termina siendo un desfasaje muy grande porque históricamente teníamos USD 1,40 el kilo de pan y si se lo lleva incluso al ‘dólar blue’ se estaría hablando de casi USD 2,50 muy por arriba de ese valor histórico”.
Marcelo Monachello es tercera generación de panaderos en CABA, y desde hace 28 años sostiene su local en Almagro. “El fideicomiso fue bastante significativo, la ayuda que brindaba al panadero o a quien elabora con harina era de un 50% el descuento que producía un efecto en el bolsillo de las panificadoras. Desde fin de año se perdió, a la par que se fue incrementando todo”, señaló a este portal y remarcó “las tarifas fueron triplicadas, han caído mucho las ventas, terminó el fideicomiso y los precios se han ido por las nubes, la verdad es que se hace difícil para un comercio poder afrontar o querer sostener los precios, es imposible”.
En sintonía, desde el Centro de Panaderos de Merlo, Martín Pinto indicó que “en su momento el fideicomiso dio resultado, porque fue un ancla para mantener el precio de las harinas y para sacar la harina de la órbita del dólar. Nos parece que, en este momento por la situación que estamos viviendo, hubiera sido mejor que se decidiera su continuidad porque nos ayudaba aunque sea a mantener un producto a precio por un tiempo, ya que hoy están todos por las nubes, sea el combustible, la luz, los servicios, los impuestos”.
Boletas impagables
A la preocupación por la escalada de precios en la materia prima necesaria para la producción, los comerciantes suman también el impacto de la suba tarifaria en energía y gas. Desde este mes deberán hacer frente a aumentos por arriba del 300% que además de afectar a los hogares tendrá su correlato en comercios e industrias. Además, la resolución 41/24 de la Secretaría de Energía de la Nación fijó que habrá una actualización mensual en el precio del servicio que se regirá según el precio en dólares del gas, y las variaciones en el índice salarial, los precios mayoristas y el costo de la construcción.
“Las tarifas en algunas panaderías ya tocan el millón de pesos”, alertó Mora y mencionó que se suman al “pago de alquileres totalmente desregulados y la paritaria que obviamente hay que recomponerlo porque lamentablemente los sueldos quedaron bajos”. En este escenario “evaluamos que los tarifazos y las recesiones de consumo van a llevar a la suba del precio del pan, porque el comerciante tiene que seguir sosteniendo el establecimiento y tratar de solventar lo que antes se hacía con 100 kilos, hoy con 40 kilos””.
Según un informe elaborado por el Instituto de Pensamiento y Políticas Públicas (IPYPP) “los comercios e industrias que forman parte de la categoría de Servicios General P pagan – al igual que los usuarios de gas natural por redes que están en el segmento N1 de mayores ingresos- el precio pleno del gas natural mayorista, establecido en el rango de 2.79 a 2.95 para abril”, sin embargo “la modificación más relevante es la establecida para al período invernal que va de mayo a septiembre de cada año, donde ambas categorías de usuarios pagarán el precio pleno mayorista, que se establece, según subzona tarifaria, en un rango que va entre 4,28 y 4,50 dólares por millón de btu”. En otras palabras, estos precios que estarán vigentes en los meses invernales más duros representan, en promedio, un aumento de 1,5 veces respecto del valor ya actualizado de abril.
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“Lamentablemente con esta suba de tarifas, si estábamos en el borde del abismo nos tiraron directamente de cabeza. Nos dicen además que no serían solamente estás subas de 200% y 300% en luz y el gas, sino que también seguirían aumentando por una recomposición de las empresas por los años que no pudieron aumentar” señaló a este portal el referente de los panaderos de Merlo y se preguntó “¿eso lo tienen que pagar las pequeñas pymes que somos el motor de la Argentina? Tenemos 54.000 panaderías en todo el país que le dan trabajo directamente a 450.000 familias e indirectamente a otras 250 mil, ¿las dejamos a todas sin laburo?”.
En el mismo sentido, Pinto contó que no logran al momento tener un canal de diálogo con el gobierno. “Desde el 10 de diciembre venimos insistiendo para que la Secretaría de Comercio nos atienda, pero no pasa. Estamos trabajando fuertemente con Industriales Pymes Argentinos (IPA) para ver si podemos llegar a una reunión en Comercio y en la Subsecretaría de Energía para pedir una segmentación diferente para las panaderías de barrio, las artesanales”.
Caída brusca en las ventas
Mientras el alza de costos y precios no encuentra techo, las ventas siguen en caída producto de la recesión económica y el fuerte golpe al bolsillo de la población. El deterioro salarial tocó pisos históricos en el inicio de este año comparables con el momento del estallido económico-social del 2001. Según los últimos datos de salarios difundidos por INDEC, el salario real -considerando efecto de la inflación- del segmento registrado cayó 13% interanual en enero y está 15% por debajo de diciembre 2019, el público se redujo 24,3% interanual en enero y se ubicó 26% por detrás de hace cuatro años, cuando ya habían perdido en promedio 20 puntos, al tiempo que el salario no registrado se ubicó 37% por debajo de igual mes del año previo. Si se lo compara con diciembre del 2019 la contracción es del 49%.
Esta dura realidad de los ingresos se refleja en lo concreto en una reducción de las ventas en los comercios, ya que las familias empiezan a comprar en menor cantidad o directamente a descartar algunos consumos. De acuerdo con el último dato de ventas minoristas que elabora la Cámara Argentina de la Mediana Empresa (CAME), en marzo la comercialización cayó 12,6% interanual y acumula en el primer trimestre una baja de 22,1%. El rubro Alimentos y bebidas retrocedió 29% en tres meses. “Los comercios están atravesando meses delicados, con pocas ventas y subas de costos. Especialmente en marzo fue notorio el incremento de precios en los servicios públicos. Aquellos locales más intensivos en el uso de energía, por ejemplo, como alimentos y bebidas, vieron saltar las cifras en sus boletas de luz”, indicaron y analizaron que “hay incertidumbre sobre cuánto durará la recesión y por eso prevalece la precaución al momento de comprar”.
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“Desde diciembre de la fecha tuvimos una caída del consumo de un 45%”, señaló Pinto al respecto e indicó que los panaderos bonaerenses de su sector “al momento no aumentamos el precio del pan no porque no necesitemos hacerlo, pero si lo subimos al precio que deberíamos, no vendemos pan directamente”. En ese sentido explico la difícil situación del sector: “el precio mínimo sugerido es de 1.800 pesos en las zonas periféricas y 2.200 pesos en las zonas céntricas, que pagan alquileres en dólares y otros impuestos. Necesitamos llevar el pan de 1.800 a 2.500 pesos, pero a este último precio no lo vamos a poder vender. Entonces, si no aumentamos nos fundimos, y si aumentamos nos fundimos igual”.
Por su lado Mora indicó al ser consultado que “la venta al público está totalmente desplomada, sobre todo la parte de facturas, sándwiches de migas, masas finas, todas aquellas cosas que podría decirse, no son de primera necesidad”. También mencionó que en algunas panaderías registraron “una pequeña suba en lo que es la venta del pan” y señaló que puede vincularse con que “el pan termina suplantando quizás la comida del mediodía o la comida de la noche en muchas familias, entonces es más probable con 2.000 pesos tener un kilo de pan y un mate cocido para irte a dormir que hacer una comida que hoy sabemos que no se gasta menos de 15.000 pesos para algo básico como guiso”. En CABA, Marcelo aseguró “no sé bien cómo se enfrenta esta situación, tenemos que ver de qué forma se puede salir” y cerró “ahora seguimos trabajando, elaborando y levantando la cortina, en mi negocio tengo 18 familias que viven de este trabajo, así que son tiempos bastante difíciles”.