Aunque en el barrio porteño de Once se reeditaron las imágenes de operativos policiales contra vendedores ambulantes, la organización de los trabajadores de la economía popular avanza y el debate sobre su inserción el mercado formal se torna impostergable. El Gobierno ya registró a casi 500.000 personas dentro de un programa que apunta a valorizar las actividades que se enmarcan fuera de lo convencional.
Según pudo saber El Destape, 461.810 personas ya fueron pre-inscriptos el Registro Nacional de Trabajadores y Trabajadoras de la Economía Popular (ReNaTEP), que depende del Ministerio de Desarrollo Social. En detalle, alrededor de 166.000 son de Buenos Aires, 24.000 de Jujuy, 23.000 en Formosa y en Córdoba, 22.000 en Salta Tucumán, 20.000 en Misiones, 18.000 en Chaco y casi 14.000 en la Ciudad de Buenos Aires.
Dentro de ese universo, el 53% de los preinscriptos presentan una organización de trabajo de tipo asociativa, y 47% individual. Pero resulta interesante observar el detalle de cada rama de la economía popular, que alcanza a millones de personas.
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El 27% corresponde a servicios personales y otros oficios, el 26% a servicios comunitarios, el 13% a comercio popular y trabajos en espacios públicos, y el 11% a construcción e infraestructura social y mejoramiento. El resto se distribuye en transporte y almacenamiento, agricultura familiar y campesina, industria manufacturera, y recuperación, reciclado y servicios ambientales.
De acuerdo a las últimas estimaciones realizadas por Observatorio de Coyuntura Económica y Políticas Públicas (OCEPP), el 21,4% de la Población Económicamente Activa (PEA) trabajaba en una actividad de la economía popular, lo que proyectado a la población urbana total asciende a 4,2 millones de personas. De este total, la gran mayoría (82%) corresponden a cuentapropistas no profesionales.
Sin embargo, también debe sumarse un sector oculto para las estadísticas: la población económicamente inactiva pobre en edad de trabajar (18 a 65 años). Se trata de al menos dos millones ciudadanos que figuran como inactivos bajo los rubros “amas de casa”, “estudiantes” u “otros” pero en realidad son trabajadores que también realizan alguna actividad de economía popular.
La idea central del ReNaTEP es potenciar cada actividad para pasar de una política social a una laboral. En las oficinas del Ministerio de Desarrollo Social coinciden en la idea de ubicar a estos trabajos en el centro de la reactivación de la pospandemia. Los objetivos principales son otorgar beneficios fiscales, promover la inclusión financiera, facilitar el acceso posible a políticas salariales, redes comerciales y mecanismos de certificación y capacitaciones.
El debate por el futuro del trabajo
El 18 de noviembre de 2016, obreros sindicalizados marcharon, por primera vez, para reclamar por los derechos de los trabajadores de la Economía Popular. Tal vez ese haya sido el "bautismo" para la capacidad organizativa de este sector, que luego se convertiría en el principal impulsor de la Ley de Emergencia Social, Economía Popular y del Salario Social Complementario. Nació a partir de un diálogo entre la Unión de Trabajadores de la Economía Popular (UTEP) y la CGT, junto a otros sindicatos y movimientos sociales.
En diálogo con este medio, el director de la Agencia de Inversiones y Comercio Internacional y exintegrante de la Mesa Nacional de Economía del Movimiento Evita, Martín Navarro, expresó que la valorización de estos instrumentos dio lugar a las discusiones sobre las formas de trabajo. Sin embargo, el registro de las personas es un primer paso.
"El registro debe convertirse después en el salario universal. La renta la vemos como un paleativo pero a largo plazo generan enfermedades sociales y desconocen los haberes que existen", sostuvo. Y añadió: "El registro reconoce a los trabajadores para integrarlos a las cadenas de valor. El IFE tiene que ir al registro porque mucha gente ya esta trabajando, y ni siquiera hay que inventar nuevos trabajos".
Por su parte, Nicolas Caropresi, dirigente del Movimiento de Trabajadores de la Economía Popular, afirmó que "la mitad de los beneficiarios del Ingreso Familiar de Emergencia son trabajadores de la economía popular". Aún así, planteó que la situación tal como está no es sostenible.
"El contexto es pésimo, los vendedores ambulantes no pueden aguantar mas. Hay que ordenar esta salida para que todos tengan laburo después del tendal que deja la pandemia", indicó. A su vez, agregó: "Hay ejemplos en el mundo para ordenar trabajo en espacios públicos y no superponer con los locales, incluso hasta pagando impuestos. Tenemos propuestas". Las imágenes de esta última semana hablan a las claras de este conflicto particular.
El caso de Once
El miércoles hubo un operativo de la Policía de la Ciudad de Buenos Aires en Plaza Miserere, en el barrio porteño de Once. Se llevaron detenidos a tres hombres senegaleses y un ghanés, aplicando la Ley de Marcas y delito de resistencia a la autoridad. La escena se repite a lo largo de los años y la pandemia agravó el conflicto, que suele presentarse entre manteros y comerciantes. Trabajadores contra trabajadores.
"Es un escándalo. No tienen para comer, es mera subsistencia. No tienen DNI y no pueden acceder a ningún programa de contención del Estado", explicó Agustina Mayansky, quien milita con los vendedores ambulantes. "Que haya tantos vendedores ambulantes detenidos y que en la misma ciudad se de la marcha del lunes sin consecuencias marca una doble vara que define quien puede y quien no pude estar en la calle. En los últimos días recrudecieron y se hicieron mas violentos", reflexionó Mayansky.
Las excusas para impedir la actividad resultan curiosos. En ese sentido, la militante de UTEP sumó: "Hay un uso político sobre la Ley de Marcas, porque antes la excusa de los operativos era la resistencia a la autoridad". "La venta ambulante no está penada y pude configurar una contraversión en casos muy particulares. Las causas abiertas por violar la Ley de Marcas se archivan, y la única que siguió hasta el final terminó con un fallo que absolvió al vendedor ambulante. ¿Qué pasa con la mercadería que se decomisa?, Por no decir robar, nunca vuelve a aparecer", sentenció Myansky..