La pobreza cae en la población joven, pero sigue siendo el sector más golpeado

Tras la suba abrupta en la pandemia, la pobreza en este grupo etario fue la que más descendió en los últimos meses. Influye en este proceso el aumento de la informalidad para cubrir ingresos ante el fuerte avance de los precios. 

29 de septiembre, 2022 | 00.05

El Indec difundió el informe de pobreza correspondiente al primer semestre del año y un dato preocupante es que la población joven presenta problemas de ingresos superiores al promedio general. Sin embargo, tras el salto abrupto que produjo la pandemia, la pobreza en este grupo etario fue la que más descendió en los últimos meses, a la par del crecimiento del empleo formal e informal. 

Para el segundo semestre del 2019, la pobreza entre las personas categorizadas de los 15 a los 29 años era del 42,5%. Con la venida de la crisis sanitaria por el coronavirus, ese indicador se disparó hasta el 49,6% y fue el segmento social donde más empeoró el ingreso en el primer semestre de 2020. A partir de ese pico, los informes sucesivos revelan una caída continua.

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Ya en el segundo semestre del 2020, la pobreza en este grupo disminuyó al 49,2% y en el primer semestre del 2021 al 48,5%. Posteriormente, para el cierre del año pasado se vislumbró la baja más importante: se redujo 4,3 puntos y fue del 44,2%. Según la última estadística disponible, el índice descendió al 43,3%. Aunque todavía se encuentra levemente por encima del 2019, desde el pico registrado en 2020 hubo una baja de 6,3 puntos porcentuales.

Un dato que explica la reducción de la pobreza en el segmento joven es que durante el primer semestre mejoraron los indicadores de empleo. La desocupación se ubicó en el 6,9% en el segundo trimestre, el menor valor desde 2015, mientras que paralelamente se incrementó la tasa de empleo que pasó de 41,5% en el segundo trimestre de 2021 a 44,6% en el mismo período de 2022. 

Los mejorados índices se matizan igualmente por dos cuestiones. El primero de ellos es que, según el mismo INDEC, la proporción que más creció fue la del trabajo no registrado, cuya tasa subió del 31,5 al 37,8%, es decir 3,6 millones de trabajadores, a los que se suman otros 2,9 millones de trabajadores "familiar sin remuneración", cifra también récord desde la nueva serie de 2016.

La segunda es por el hecho de que, dentro del empleo registrado, desde el inicio del gobierno del Frente de Todos el crecimiento estuvo liderado por los monotributistas, es decir trabajadores flexibilizados, que explicaron el 60% de los nuevos trabajos. Se presume que la franja etaria que va hasta los 30 años se inscribe dentro de este fenómeno para poder cubrir ingresos y protegerse ante el avance de la inflación. 

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Estabilidad de la línea de pobreza e indigencia

De acuerdo a un informe del Centro de Política Económica Argentina (CEPA), la relación entre salarios respecto de la Canasta Básica Total (CBT) se redujo sensiblemente: pasó, entre finales de 2017 y hasta finales de 2019, de superar a la CBT en 12,7% a quedar por debajo de la misma en 16% (una retracción de casi 30 puntos). Ese proceso se profundizó levemente con la pandemia: la mediana queda por debajo de la CBT en 18 puntos. Luego, en la pospandemia, la situación mejoró llegando en agosto de 2022, al 87,1%.

Tomando como referencia los precios de enero de 2016, durante el primer semestre de 2022, la evolución de la CBT se mantiene en niveles similares a los del semestre anterior en términos reales. A la vez, "se percibe un incremento en la CBA, lo que hace presumir un efecto diferencial sobre pobreza e indigencia, en detrimento de esta última", subrayó el informe. Si en promedio la evolución real de la CBA y CBT alcanzaba un valor de 100 en el primer semestre de 2021, en el segundo semestre la CBA se ubicó 3,2 puntos por debajo, mientras que la CBT promedió 4,3 puntos menos. En el primer semestre de 2022 la CBT se redujo levemente (0,7% respecto al segundo semestre 2021) y la CBA se incrementó casi 3% (en relación con ese mismo período).

Si se considera la evolución del salario del empleo no registrado, se encuentra en línea con el segundo semestre de 2021 (-1,2%), mientras que, si se analiza la evolución del salario mínimo (SMVM) se percibe una reducción de su poder adquisitivo de 6% respecto al segundo semestre de 2021. Aún así, si se tienen en cuenta los bonos de $ 9.000 para aquellas personas sin trabajo formal, AUH y otros, ambos indicadores se muestran en línea con el semestre anterior.

"Si se considera la evolución del SMVM en términos reales, se percibe una leve recuperación de 0,4%, mientras que, en el caso del salario de los empleos no registrados, se observa una leve desmejora de 1,2%. Complementariamente, el RIPTE muestra en el primer semestre de 2022, una leve mejora en términos reales de 0,3%", apuntó el informe del CEPA.