La industria aceleró su caída en diciembre y puso fin al periodo de crecimiento pospandemia

En el primer mes del gobierno libertario el sector industrial registró caídas generalizadas, con dificultades para sostener la producción y acceder a financiamiento. Crece la alarma en PyMES. Qué anticipan los datos de enero.

29 de febrero, 2024 | 00.05

La industria cerró el 2023 con un desempeño a la baja que interrumpió el periodo de recuperación iniciado luego de la pandemia por Covid-19. En diciembre, la actividad cayó 8,3% con respecto a un año atrás y en el promedio anual tuvo una variación de apenas 0,3%, en una coyuntura marcada por la profundización de las dificultades para sostener la producción, el impacto negativo de la suba de precios en las ventas internas, menores exportaciones en sectores clave, y bajas en el nivel de empleo. Para 2024, las proyecciones anticipan un escenario aún más preocupante con una contracción de la actividad industrial de, al menos, 4% interanual. 

La performance de los diferentes sectores se caracterizó, por un lado, por las consecuencias de la sequía en las actividades vinculadas a la agroindustria (alimentos y bebidas, fertilizantes, biocombustibles y maquinaria agrícola) mientras que hubo ciertos sectores que presentaron dinámicas positivas como los vinculados a la industria automotriz, la energía y la minería. Por su parte, tanto los indicadores de empleo como de empresas se ubicaron considerablemente por debajo de sus máximos históricos: el empleo industria se ubicó aún 68 mil trabajadores por debajo del máximo de 2013 (-5,4%) y la cantidad de empresas industriales 4.900 por debajo del máximo de 2011 (-8,4%).

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“Las restricciones a las importaciones y la alta deuda comercial, así como el cambio de rumbo en la política monetaria y la suba de las tasas de interés y la menor oferta de crédito” aparecen entre las causas centrales del panorama industrial actual, según el último informe de la Unión Industrial Argentina (UIA) que destacó, además, el duro golpe al sector pyme: el 55% de dichas empresas espera un deterioro en la situación económica para este año. A su vez, el 79% de las pequeñas y medianas empresas que importan bienes e insumos indicaron tener deuda comercial, frente al 26% registrado a fines del 2021. En cuanto a lo que podría ocurrir este año, crece la alerta por la contracción de la actividad en sectores vinculados al consumo interno así como a la obra pública y por “la falta de incentivos a la exportación”. A su vez, se prevé el impacto en los costos de la suba de tarifas, y hay alarma por “el incremento del impuesto PAIS y la falta de herramientas de financiamiento”.

Qué pasó en 2023

En diciembre la actividad industrial tuvo una caída del 8,3% interanual y de 6,4% respecto a noviembre último dando lugar, en el cuarto trimestre del año, al periodo de peor desempeño sectorial con una contracción de 4,2%. A su vez, la utilización de la capacidad industrial se ubicó en 54,9%, marcando una caída interanual de 8,9 puntos, el valor más bajo de la serie que arranca en 2016 (excepto los meses de pandemia). Al interior de la industria los 12 sectores registraron descensos, las mayores bajas fueron en Industrias metálicas básicas, seguidas de Metalmecánica, Sustancias y productos químicos y Minerales no metálicos.

Respecto al desempeño en todo 2023, el año cerró con “un comportamiento relativamente estable en comparación al año anterior (+0,3% interanual) y se interrumpió el proceso de recuperación que la industria había tenido en 2021 y 2022 tras la pandemia y la crisis macroeconómica del período 2018–2020”, según se detalló en el último informe sobre la actividad de la UIA. En 2021 la evolución de la actividad industrial había mostrado un nivel de crecimiento del 15,8% y en 2022 del 6,5%. A nivel sectorial, la evolución de la actividad industrial fue dispar a lo largo del año. De acuerdo a lo relevado por el Monitor de Desempeño Industrial (mide valores de 0 y 100 representando por arriba del 50 expansión y por debajo contracción) la actividad se ubicó por debajo de 50 a lo largo de todo el 2023, llegando en octubre a 34,7, el valor más bajo de la serie. En ese sentido, se advirtió que “6 de los 12 sectores analizados registraron caídas interanuales, en contraste con 2022 cuando solo uno había caído”. 

En detalle, entre los sectores que más cayeron aparecen Minerales no metálicos, con una dinámica a la baja durante todo el 2023, seguido por la mala performance de Alimentos y bebidas. También cayó Sustancias y productos químicos, con dificultades al acceso de insumos importados, y Metalmecánica que cambió su tendencia inicial y terminó con una caída interanual impulsada por la baja en la producción de maquinaria agrícola y el sector de autopartes. A diferencia, sobresalió el sector Automotor, registrando el máximo nivel de producción desde 2014. Un punto para destacar es que, de no considerarse la suba de este sector, el nivel general habría caído 1,3%.

En cuanto al empleo asalariado registrado en el sector industrial (hasta octubre 2023) se observó un incremento interanual de 3,6% (+40.979 trabajadores), superando los niveles de 2019. Sin embargo, el ritmo de crecimiento se desaceleró en la segunda parte del año, mientras que la suba promedio entre enero y agosto fue de 2.400 asalariados mensuales, en septiembre la tendencia se detuvo con una caída mensual de 386 puestos. Respecto del comercio exterior, en materia de importaciones, según la UIA, el 81% de las empresas que importan bienes e insumos indicaron tener deuda comercial, en contraste con el 35% registrado a finales de 2021. Esta tendencia fue aún más pronunciada en el caso de las PyMEs, donde el 79% reportó tener deuda comercial, frente al 26% registrado a fines del 2021. Por el lado de las ventas al exterior, “en un contexto de inflación alta y de elevada brecha cambiaria se deterioró la competitividad y desalentó las exportaciones” y si bien “se buscó compensar esta situación con el programa de incremento exportador que otorgaba tipos de cambios más altos por un tiempo determinado, las exportaciones cerraron con una fuerte caída de 24%, unos USD 22.000 millones menos que el año anterior”. 

Por su parte, al mirar el financiamiento, “la política contractiva (suba de la tasa de política monetaria del 75 al 133%) impactó directamente sobre las tasas de interés de mercado, encareciendo el crédito y dificultando el financiamiento de las empresas, en particular de las PyMEs”, analizaron desde la cámara sectorial e indicaron que el crédito al sector privado cayó un punto hasta ubicarse en 6,1% del PIB, un valor en mínimos históricos. 

Golpe a las ventas internas

Al proceso inflacionario en alza (en 2023 cerró en 211,4%) la cifra más alta desde 1990, se sumó el impacto de la devaluación de diciembre (118%), que dio lugar a un IPC mensual de 25,5%, la mayor suba desde enero de 1991 (27%). “Esta situación impactó en forma ambigua sobre el consumo. Afectó al consumo masivo al tiempo que favoreció la adquisición de bienes durables y el adelanto de compras como refugio de valor ante la falta de instrumentos de ahorro”, consideraron desde la UIA y agregaron que “las paritarias del sector registrado (con contratos cada vez más cortos y condicionados a la inflación) permitieron sostener el poder de compra”. 

En el caso de las ventas de las pequeñas y medianas empresas, desde la Cámara Argentina de la Mediana Empresa (CAME), informaron que en diciembre, las ventas minoristas pymes tuvieron un derrumbe anual del 13,7%, y finalizaron el año con una retracción de 3,4%. Sobre esto se evaluó que “los consumidores se encontraron en el cierre del 2023 con un cambio de precios abrupto en los bienes y servicios, que limitaron su capacidad de compra. Tampoco el mercado fue generoso en opciones de financiamiento y ofertas, lo que obligó a administrar cuidadosamente los recursos disponibles”. Asimismo, con datos para enero 2024, se observó una significativa disminución del 28,5% en comparación con el mismo período del año anterior, calificado por los comerciantes como “un mes perdido”.  Se destacó la fuerte caída en las ventas de Alimentos (-37,1%) y en Farmacia (-45,8%).

De acuerdo al análisis de la representación empresarial “para el consumidor promedio, todo resultó costoso, lo que llevó a una selección más cuidadosa de compras, priorizando las necesidades más urgentes para resguardar ingresos”. De cara a los próximos meses, señalaron que “la rentabilidad industrial está siendo amenazada por diversos factores: la baja en el consumo producto del debilitado poder adquisitivo, sumado a la persistente inflación y el inminente aumento de tarifas de servicios públicos como la electricidad, que generan un clima de zozobra y riesgo para la actividad industrial”.

Perspectivas para 2024

Con datos al primer mes de este año la Fundación de Investigaciones Económicas Latinoamericanas (FIEL) estimó que la industria cayó 6,3% interanual en enero, con bajas generalizadas en rubros clave como Alimentos y bebidas (-5%), Textiles (-2%), Minerales no metálicos (-13%), Industria Metalmecánica (-19%) y hasta en Industria Automotriz (-16%). En enero solo habría crecido Papel y celulosa (+2%) y Combustibles (+1%). 

En la misma sintonía, según el Índice de Producción Industrial que elabora el centro Orlando José Ferreres (OJF) en enero la producción industrial se contrajo 4,2%, “reforzando la fase contractiva que se observa desde mediados del año pasado, pero que se acentuó en diciembre de 2023”. Según detallaron “en el primer mes del año, tanto la fabricación de automóviles como la producción de metales básicos y minerales no metálicos evidenciaron bajas de dos dígitos, aunque la elaboración de aceites rebotó 13,5% interanual”. En este contexto, las perspectivas para el 2024 no son alentadoras: “si bien las mejoras de los rubros vinculados al sector agropecuario permitirán matizar los números generales, el resto de las líneas de producción se verán afectadas negativamente por la caída del ingreso real y los cambios de precios relativos”. Por su lado, el informe de la UIA al que accedió este medio, planteó que “el año 2024 se ve desafiante en términos de precios y actividad” ya que las perspectivas son de una caída de la producción, magnitud que dependerá de la evolución de las principales variables macroeconómicas. El escenario base contempla una caída de la actividad industrial de al menos 4% interanual, que se explica por el menor desempeño de los sectores vinculados al consumo interno y la obra pública y la falta de incentivos a la exportación”. 

Finalmente, los datos del Índice de Producción Industrial Pyme de la CAME, reafirman la preocupación por la situación de las pequeñas industrias que comenzaron el año con una fuerte caída del 30% respecto del mismo mes del año pasado. Las empresas operaron con 70,8% de su capacidad instalada, mostrando un declive de 2,3 puntos porcentuales frente a diciembre. “El sector industrial está sintiendo fuerte el deterioro en el poder adquisitivo de la gente y la pérdida de competitividad en los mercados mundiales, que afecta a las empresas de perfil exportador. Igualmente, la reducción de la producción suele ser un proceso gradual, ya que implica decisiones sobre inversiones, empleo y otros factores”, dijeron desde la Cámara. A su vez detallaron que todos los sectores tuvieron fuertes caídas en la comparación anual, pero los más afectados fueron Papel e Impresiones (-41,7%) y Químicos y plásticos (-35,6%), mientras que Alimentos registró una baja del 22%. “Hemos perdido clientes estos últimos dos meses, algunos por cierres de empresas, y no vemos un escenario optimista para los próximos meses”, concluyeron los industriales. 

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