El “sacrificio” del bolsillo: los trabajadores perdieron $13,2 billones en lo que va del gobierno de Javier Milei

Por la enorme caída del salario real, cada trabajador perdió entre 700.000 y 2.000.000 de pesos. A la transferencia billonaria desde los ingresos del trabajo, se sumó la destrucción de más de 180.000 puestos registrados.

13 de septiembre, 2024 | 00.05

Esta semana se cumplieron nueve meses desde el inicio del gobierno de Javier Milei y mientras se profundiza el ajuste en el gasto y continúa la contracción de la economía, un dato puso sobre la mesa el impacto concreto del programa económico en marcha: desde diciembre la caída del salario implicó una pérdida de 13,2 billones de pesos del bolsillo directo de las y los trabajadores. A esta transferencia billonaria de los ingresos laburantes se sumó la destrucción de fuentes de trabajo que, según la última información oficial, ya supera los 180.000 puestos registrados. Así las cosas, la participación del trabajo en el reparto de la riqueza generada retrocedió, al menos, diez puntos entre inicios de 2016 y la actualidad.

En tal sentido la mega devaluación de diciembre, con efecto inmediato en la inflación, desencadenó una enorme pérdida del poder adquisitivo frente a la redefinición de precios relativos con el encarecimiento de bienes básicos para la mesa argentina. A esto se sumó el impacto de la desregulación y liberación total de precios dispuesta por el DNU 70/2023 del gobierno nacional. De esa manera, la caída del salario real en el inicio de la gestión libertaría ya implicó una pérdida de 750.000 pesos por trabajador del sector privado, número que escala a los 2 millones de pesos en el caso de los estatales, según un informe del Mirador de Actualidad del Trabajo y la Economía (MATE).

“Feliz Navidad para todos. Gracias por el sacrificio, publicó a fin de año pasado el ministro de Economía, Luis Caputo en la red social X refiriendo al “sacrificio” de la población frente al plan de shock que recién comenzaba. Tras nueve meses, los datos muestran que las principales actividades económicas continúan en crisis (la industria cayó 15% acumulado y la construcción 20%, en siete meses) a la vez que el consumo se desplomó (las ventas minoristas llevan veinte meses a la baja) y aumentó la pobreza que ya afecta a más del 50% de la población (UCA). “A pesar del ajuste fiscal, de la caída de la actividad económica y de la continuidad del ritmo de devaluación del 2% mensual, la inflación no termina de ceder del todo. El enorme daño social provocado para contener los precios no termina de dar sus frutos”, analizaron desde MATE.

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Mientras tanto, en junio el empleo registrado volvió a caer y reflejó una pérdida de 182.000 puestos desde noviembre último, explicado sobre todo por el sector privado que acumula diez meses consecutivos de destrucción de empleo. “Esta fase de destrucción de empleo viene más intensa que las anteriores. La de fines 2015 y principios de 2016 duró 9 meses y la caída fue del 1,5%. La iniciada en el segundo trimestre de 2018 a los 10 meses acumulaba un retroceso del 2,1%. Ahora llevamos un 2,6% abajo”, publicó Luis Campos, investigador del Instituto de Estudios y Formación de la CTA – Autónoma. A la vez, la desocupación escaló al 7,7% en el primer trimestre del año. 

Transferencias desde el bolsillo laburante

El gobierno de Javier Milei devaluó la moneda un 118% en diciembre, lo que generó un salto de magnitud en los precios, con especial incidencia en los primeros meses de este año. A partir de entonces, la pulverización de los salarios ya deteriorados, sumado a un enorme ajuste fiscal, impactaron en la demanda, el consumo y el nivel de actividad dando paso a la recesión económica actual. En este panorama, la licuación del salario real (considerando el impacto de la inflación) fue tal que implicó una transferencia de ingresos desde los trabajadores que alcanzó los 18,6 billones de pesos desde diciembre. De ese total unos 13,2 billones salieron directamente del bolsillo de las y los trabajadores.

Así lo señaló el último informe del Mirador de la Actualidad del Trabajo y la Economía (MATE) que detalló también que al impacto directo en los ingresos para vivir se suma una pérdida de $4,2 billones en de recaudación fiscal correspondiente a Aportes y Contribuciones, lo que a su vez afecta los fondos del Estado. Se agrega, en relación, la pérdida salarial de $1,1 billones menos para la cobertura de salud, ya que depende también de los aportes de trabajadores y empleadores. Como otro factor, el informe al que accedió este medio destacó el impacto en los ingresos de los sindicatos, con un retroceso de 251.460 millones de pesos (menos salarios, menos cuotas).

En la mismo línea, analizando por cada trabajador, desde MATE alertaron que el deterioro del salario real durante los primeros meses de La Libertad Avanza conllevó una pérdida de $750.717 por cada trabajador del sector privado. En comparación, a la misma altura del mandato, en moneda actual, durante el gobierno de Macri la pérdida acumulada había sido de $699.197 por trabajador, y en la gestión de Alberto Fernández de $143.330.

En el caso de las y los estatales la pérdida es aún peor. Según estimó el centro de estudios, ya perdieron casi 2 millones de pesos por cada trabajador. “A esta altura del mandato, en moneda actual, durante el gobierno de Macri la pérdida acumulada había sido de un poco más de 1 millón de pesos y en el gobierno de Alberto Fernández de 185.327 pesos”.

Derrotero salarial a la baja

De acuerdo con los datos del informe de MATE, en comparación con el promedio del 2023, el salario real del sector privado cayó 10% y el guarismo escala al 23% en el caso del sector público. Comparando con 2015, el salario privado perdió el 29% de su poder de compra y el salario público, el 42%.

“En los dos primeros trimestres de 2024 se produjo un aumento del poder de compra del salario gracias a la práctica reinstalada 20 años atrás de negociaciones colectivas. El incremento logrado, sin embargo, no alcanza a compensar totalmente lo perdido con la devaluación de diciembre y el posterior salto inflacionario”, señaló el centro que coordina el economista Lavih Abraham. Asimismo, se indicó que la caída salarial para los estatales fue más fuerte: “el ajuste fiscal, el ahogo financiero a las provincias y la demonización de los trabajadores del Estado y de sus representantes, conformaron un escenario muy difícil para la negociación salarial en el sector”, explicaron. 

En el caso de las jubilaciones mínimas perdieron 31% de su poder adquisitivo en comparación con septiembre de 2017. “La propuesta de ajuste que vetó Milei, sólo implicaba un incremento de $13.000 para quienes perciben la mínima, la caída, en estos casos hubiera sido del 29% y no del 31%. Es decir, migajas en un contexto feroz de ajuste”, valoraron. Con un recorte del gasto de del arriba del 30%, “los jubilados siguen explicando la porción principal de este cruel ‘ahorro fiscal’”. 

Como consecuencia, el conjunto de los ingresos de los hogares sufrió una brutal pérdida de poder adquisitivo en los primeros meses del actual gobierno. Según datos del centro CIFRA-CTA, entre el 1° trimestre de 2023 y el mismo período de este año, el poder de compra disminuyó 20,7% y esta caída fue especialmente severa para el 80% de los hogares de menores ingresos. En este panorama, “se produjo un fenomenal incremento en los niveles de indigencia y de pobreza ya que el número de personas en hogares indigentes aumentó en 5,5 millones, mientras que las personas en hogares pobres se incrementaron en 7,5 millones”.