Los distintos informes privados que siguen la evolución de la inflación están demostrando las dificultades del plan económico para perforar el piso de 4% de incremento de precios mensual y se empieza a plantear la triada de políticas que enfrentan al ministro Luis Caputo con la visión compartida del mercado y el Fondo Monetario Internacional.
Los datos de alta frecuencia de precios midieron una inflación relativamente estable en la tercera semana de agosto y evolucionan de forma consistente con una proyección de 4% para el mes, similar a la de julio, según el informe del banco de inversiones Facimex. El IPC de Orlando Ferreres, en tanto, proyectó 3,9% , mientras EcoGo espera un poco más, 4,2% y Equilibria 3,5%, siempre estimando la evolución del ïndice de Precios al Consumidor (IPC) del Indec.
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Los datos serían un nuevo golpe a la gestión del presidente Javier Milei y el ministro Caputo, que centraron como único objetivo de la política económica la desinflación, con la meta de converger a cero para fin de año. El mercado, en cambio, espera una corrección del tipo de cambio en septiembre, que mejore la competitividad de la economía y facilite el proceso de acumulación de reservas. El Bank of América lo expuso en su informe de hace una semana, cuando sostuvo que “el Gobierno podría compensar el recorte de impuestos a las importaciones con un tipo de cambio oficial más alto”.
La apuesta está puesta en qué hará la semana que viene el Palacio de Hacienda, cuando tenga que cumplir con el compromiso de bajar el impuesto PAIS a la compra de dólares de una alícuota de 17,5% a 7,5%.
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Mientras Caputo apuesta a que esa baja se traslade a precios, el mercado espera que se neutralice con una devaluación que lleve el tipo de cambio más cerca del valor de los dólares financieros, como primer paso a una unificación del tipo de cambio y la apertura del flujo de capitales. “Si la reducción del impuesto a las importaciones se compensa con un aumento en el tipo de cambio, entonces podría hacer que el peso sea más competitivo para los exportadores sin correr el riesgo de un gran aumento de la inflación. Por el contrario, podría ser contraproducente abaratar las importaciones cuando el gobierno necesita acumular reservas para pagar la deuda y cumplir con los objetivos del FMI”, sostuvo.
En esa confrontación de posiciones, se empezó a plantear la triada de medidas que seguiría el equipo económico para bajar la inflación:
- Mantener la recesión
- Persistir en la gradual apreciación cambiaria
- Postergar la recomposición de las tarifas
El impacto del traslado a precios de una devaluación que compense la reducción de alícuota del impuesto a la compra de dólares está en discusión a partir del último indicador de Precios Mayoristas del Indec que reflejó un incremento de 3,1% en julio conformado por aumentos de 3,3% en productos nacionales y de solo 1% en productos importados, por debajo incluso del paso devaluatorio.
La política de Milei y Caputo viene cumpliento las tres bases de cualquier programa ortodoxo de reducción de inflación: eliminar la emisión monetaria, permitir una apreciación de la moneda con una tasa de devaluación menor a la de inflación y generar una contracción de la demanda por la caída de ingresos de la sociedad.
El Gobierno de Milei generó una recesión mucho más profunda de lo tolerable con la idea de que, de alguna forma, la recesión viene y se va sola, pero ahora enfrenta un esquema inflacionario donde cuesta perforar la línea de 3% a 4%, pero que además depende mucho de mantener la recesión y hasta profundizarla. Cada vez que aparecen indicadores que muestran algún nivel de reactivación impacta en precios y obliga a profundizar el ajuste.
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En tanto, la decisión de dejar apreciar el peso está generando atrasos en la liquidación de exportaciones del complejo agropecuario, que se complica además con la caída de precios internacionales de los commodities, especialmente de la soja. El mercado ve con preocupación las dificultades del Banco Central para acumular reservas y castiga el valor de los títulos públicos, que se refleja en el riesgo país en la zona de los 1.500 puntos.
La tercera política llevada adelante por Caputo fue la postergación de incrementos de las tarifas de servicios públicos, que deberían volver a subir en septiembre. Si lo hace, tendrá doble impacto inflacionario, tanto el directo sobre los consumidores como sobre la formación de precios de los bienes. Y si no lo hace, pone en zona de riesgo el superávit fiscal, otra de las metas irrenunciables del Gobierno. El Bank of America había destacado “el éxito del Gobierno en otras áreas, incluido un ajuste fiscal agresivo, una desinflación más rápida de lo previsto, una recuperación de la actividad, índices de aprobación resilientes y la aprobación de la Ley Bases, un paquete de reformas y aumentos de impuestos, que demostró una gobernabilidad más fuerte de lo esperado”.
De todos esos méritos, la inflación parece estancada en el rango de 3% a 4% mensual, la recuperación finalmente se abortó -como mostraron los indicadores de junio del EMAE- y las encuestas empiezan a mostrar un fastidio de la sociedad con la falta de logros de la política económica y las internas en el partido de gobierno La Libertad Avanza, que ponen en riesgo la gobernabilidad.