A través del acortamiento de la vigencia de las paritarias, los salarios lograron seguir de cerca la inflación durante buena parte de 2023 tras los sucesivos shocks que golpearon la economía. Sin embargo, esto se terminó con el triunfo de Javier Milei y la aceleración de la inflación en el último bimestre, que llevó a que casi la totalidad de los sindicatos llegue en rojo al cierre del año y con un verano oscuro en el horizonte.
Según estimó la consultora Ecolatina, la inflación promediará 20% mensual entre diciembre y marzo, y se prevé que el salario real haya caído en torno al 10% solo en diciembre. Sobre este punto, el informe abre la incógnita sobre si los salarios se indexarán a la creciente suba de precios o si la recesión derivada de la caída del poder adquisitivo contendrá el avance inflacionario.
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"Creemos que se dará una combinación de ambas cosas, en donde la recesión convivirá con acuerdos salariales que harán más lenta la eventual desaceleración de la inflación. Todo este proceso tendrá costos -sociales y políticos- que estos se combinarán con un latente riesgo de espiralización en tanto el oficialismo tenga dificultades en llevar a cabo su plan fiscal-monetario u obtener al menos una parte de las reformas propuestas en el DNU o la 'ley ómnibus' enviada al Congreso", analizó el documento al que accedió El Destape.
Qué espera el verano
Dada la inflación esperada, para que el poder adquisitivo no se erosione en los próximos meses los salarios deberán correr al mismo ritmo. Si bien las ya aceitadas paritarias jugarán su papel en los próximos meses, morigerando el deterioro del poder adquisitivo, salir “empatados” de este proceso "parece difícil", proyectó el informe.
Si los salarios se indexan de facto y logran no perderle pisada a los precios, la inercia inflacionaria no sólo no se cortaría, sino que además, estará latente el riesgo de una pronta espiralización precios-salarios. Este escenario de inestabilidad nominal "primero minaría la popularidad del Gobierno -porque la inflación se estacionaría en niveles elevados, por encima del 20%- y también su credibilidad para llevar adelante un plan de estabilización exitoso, en el que eventualmente resultaría más difícil desindexar la economía", analizó Ecolatina.
Por el contrario, en el otro extremo está la recesión como contenedor de los precios. La inflación desacelerará como resultado de una demanda agregada débil, que será la consecuencia, principalmente, de un desplome del poder adquisitivo, ya que el consumo privado explica cerca del 70% del PBI. Cuanto mayor sea la diferencia en la velocidad a la que corren los precios respecto a los salarios, más grande será el efecto recesivo y posiblemente más rápida la desaceleración de la inflación. La denominada "paz de cementerio". Además, la "amenaza del desempleo y una eventual apertura comercial podrían ser ingredientes en esta dirección, ya que podrían mantener a raya las demandas de recomposición de algunos sectores", aseveró el informe.
Pese a que el Gobierno no esbozó una pauta salarial, las demandas salariales no se hacen esperar y habrá una combinación de paritarias bimestrales/trimestrales que buscarán “ganarle” a los precios, con otras de ajustes mensuales -algunas virtualmente indexadas-, donde seguramente también proliferen las sumas fijas para compensar un débil poder de compra. En 2023 ya se observó esta dinámica, por ejemplo en la UOM o el sindicato del neumático.
"Por este motivo, la resistencia de un precio relativo a ajustarse, en este caso los salarios, será uno de los factores que complicará una rápida desaceleración de la inflación y, al mismo tiempo, el costo a pagar por el Gobierno para no profundizar la crisis -con todas las dudas que esto ocasionará sobre los pasos a seguir- y la conflictividad social", cerró el informe.
¿Se complica el desempleo?
El clima de transición política ya había empezado a pegar en el empleo. Según el último informe disponible, en octubre cayeron los asalariados registrados en el sector privado (SIPA) y todo indica que este retroceso puede sostenerse. Hasta agosto del 2023, todos los grupos de los ocupados registrados venían creciendo en forma simultánea, con la excepción de las asalariadas de casas particulares. En los dos meses siguientes solo aumentaron el sector público y los trabajadores por cuenta propia.
En el sector privado registrado los datos de septiembre y octubre fueron pobres. Por ahora es una caída en el margen del 0,2%, pero contrasta con la dinámica que se había venido registrando en los tres años anteriores. Por ahora, la variación interanual de los asalariados registrados del sector privado sigue siendo positiva.
La caída del empleo registrado se explica por el retroceso en la construcción y un relativo estancamiento del resto de los sectores. En paralelo, las asalariadas registradas en casas particulares perforan mínimos luego de una nueva caída en octubre.