La empresa textil Fabrisur dejará de producir en Tierra del Fuego a partir de marzo debido a dificultades relacionadas con la exportación de materia prima y la crisis de la industria textil. La empresa ofrece a sus trabajadores la opción de mudarse al continente o aceptar una indemnización. Desde SETIA (Sindicato de Empleados Textiles de la Industria y Afines) advierten que esta situación es solo el comienzo y temen más cierres en el sector.
Rodrigo Cárcamo, secretario general de SETIA, expresó que la industria textil atraviesa una crisis tanto a nivel provincial como nacional. Según Cárcamo, las aperturas de importaciones a nivel nacional están agravando aún más la situación, lo que hace prever un inicio de año aún más complicado. "Esta situación no solo afecta a Fabrisur, sino a muchas empresas en el sector", comentó.
El dirigente explicó que la imposibilidad de exportar materia prima hacia el continente ha generado problemas en el grupo empresarial. Como resultado, la empresa está evaluando mudarse a otra provincia, y los trabajadores tendrán la opción de trasladarse con la compañía o recibir la indemnización correspondiente según la ley. Cárcamo precisó que aproximadamente 94 puestos de trabajo directos se perderían.
Además, advirtió que la situación en el sector textil no mejorará, señalando que otras empresas como Australtex están enfrentando problemas similares, con suspensiones debido a la falta de materia prima para exportar al continente. Aunque la empresa intentó iniciar una medida cautelar, no fue respaldada por el gobierno nacional, lo que ha dejado a las empresas en una situación aún más difícil.
Industria textil en crisis: 60% de capacidad ociosa y caída del 20% en la actividad
Luciano Galfione, presidente de la Fundación ProTejer, señaló en un evento reciente de la Fundación: “La pequeña recuperación del consumo puede desviarse hacia las importaciones debido a la falta de regulación en temas como valores criterio. Esto deja a la producción nacional en clara desventaja”.
El sector enfrenta graves desafíos, como la apreciación cambiaria y la reducción de aranceles a las importaciones, lo que complica aún más la competitividad de los productores locales. Según Galfione, aunque no se oponen a la apertura económica o a la búsqueda de eficiencia estatal, estas medidas deben aplicarse con cautela y bajo una estrategia temporal que considere las dificultades estructurales de la industria.
Actualmente, 6 de cada 10 máquinas están fuera de operación en las fábricas textiles, un retroceso significativo tras tres años de inversiones récord por más de 1.400 millones de dólares.