Luego de repartir ganancias en Chile en medio de la pandemia que suspendió las operaciones, Latam Airlines intenta cerrar su filial argentina. La empresa presentó un procedimiento preventivo de crisis (PPC) en el Ministerio de Trabajo, donde le requiere cesar sus actividades en el país por tiempo indeterminado, tanto de pasajeros como de carga. Son casi 2.000 empleados los empleados que dependen de la compañía, a los que ya les había recortado el salario unilateralmente.
La empresa presentó hoy un PPC ante la cartera que dirige Claudio Moroni. El argumento esgrimido tiene que ver con el derrumbe de sus ingresos, lo que generó, según el comunicado de la patronal, "un escenario en extremo complejo, en el que no están dadas las condiciones para viabilizar y sostener a largo plazo las operaciones de la filial". "Se trata de una decisión muy difícil pero lamentablemente inevitable, contra la cual la compañía ha realizado todos los esfuerzos posibles", lanzó la corporación.
Sin embargo, la gigante de la aviación comercial no se comportó como una a punto de quebrar. En su casa matriz trasandina entregó U$S 57 millones de utilidades entre sus accionistas a fines de abril, cuando era claro el panorama de que la pandemia mantendría sus operaciones nulas por varios meses más. Además, forma parte del programa de asistencia al trabajo y la producción (ATP), que le entrega hasta $ 33.750 a los trabajadores. La ANSES incluso le pagó una porción de su sueldo la presidenta ejecutiva, Rosario Altgelt.
La corporación también recibe subsidios del Estado en Chile y Brasil, que le ayudan a sobrellevar la tormenta económica del coronavirus y no por ello cerró sus filiales. Detrás de este pedido se encuentra la puja por las más de 2.000 personas dentro de la plantilla, sobre los que la compañía se niega a hacerse cargo. Días después de que Alberto Fernández presente el DNU anti-despidos, la empresa le requirió a Trabajo que le permita realizar excepciones, lo que les fue negado. De acuerdo a los sindicatos, luego recortó los ingresos de forma unilateral, incluso antes de ser aceptada para recibir el ATP.
En Chile, Ecuador, Colombia y Perú despidió en total a 1.800 trabajadores desde el comienzo de la transmisión mundial del coronavirus. Todas naciones que no se preocuparon por resguardar los puestos de trabajo e incluso sus gobiernos neoliberales se oponen a ese tipo de medidas.
Con Cambiemos, Latam fue sistemáticamente beneficiada a costa del vaciamiento de Aerolíneas Argentinas. Dentro de la supuesta "revolución de los aviones", el ex ministro de Transporte Guillermo Dietrich le entregó nuevas rutas a la compañía chilena.
La aerolínea, con presencia local desde 2005, dejará de volar desde y hacia 12 destinos domésticos, que son Buenos Aires, Iguazú, Bariloche, Salta, Tucumán, Mendoza, Córdoba, Neuquén, Comodoro Rivadavia, Río Gallegos, El Calafate y Ushuaia. En tanto, los cuatro destinos internacionales de la filial a Estados Unidos, Brasil, Chile y Perú se mantendrán, pero operados por las otras sucursales del grupo después de que se levanten las restricciones dictadas por la Administracion Nacional de Aviacion Civil (ANAC) y sus pares extranjeras. Las rutas internacionales de carga de la filial argentina serán servidas por las otras filiales del grupo.
Latam no es la primera gran corporación con una ancha espalda financiera que aumentó sustancialmente sus ganancias con el macrismo y ahora pretende cargarle el peso de la crisis de la pandemia a los trabajadores. Como reveló El Destape, Despegar.com le redujo los ingresos a más del 30% de su personal en Argentina, entre suspensiones y recorte de jornada. La mayor agencia de viajes del país hace dos semanas cerró su oficina de Córdoba y dejó sin actividades a todos los empleados de sistemas vinculados a ella.