La venta minorista continúa en picada pese a que relajan los controles a la circulación

Las cantidades vendidas por los comercios minoristas en lo que va del año acumulan una caída anual de 30,5% que se explica por las fuertes bajas registradas en los meses previos.

06 de septiembre, 2020 | 17.17

Las ventas minoristas pymes cayeron 17,8 por ciento en agosto respecto del mismo mes del año pasado, tanto en la modalidad online como en locales físicos, según informó la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME). La caída se evidenció principalmente en el área metropolitana bonaerense, donde el aislamiento para evitar el contagio masivo del COVID-19 fue más estricto el mes pasado. En esta zona la retracción del comercio interno fue de 33 por ciento frente al retroceso de 9,4 por ciento que se registró en el resto del país. 

Las cantidades vendidas por los comercios minoristas en lo que va del año acumulan una caída anual de 30,5 por ciento que se explica por las fuertes bajas registradas en los meses previos. "Si bien muchas ciudades del interior normalizaron su actividad, el cumplimiento de los protocolos, los menores ingresos de las familias, los altos niveles de endeudamiento y la menor circulación de gente en las calles, siguen afectando el consumo", señala el informe de la entidad empresaria. 

"En mayor o menor medida todos los rubros finalizaron en baja, incluso aquellos considerados esenciales como alimentos, farmacias o materiales eléctricos y ferreterías", explica el documento. El rubro con menor caída interanual en el mes fue nuevamente Farmacias (-4,9%), siempre medidas en cantidades. Las ventas en ese sector se mantuvieron activas incluso en lo peor de la cuarentena. 

Le siguió alimentos y bebidas (-6,7%). "A medida que la gente comenzó a circular por las calles, el consumo de esos productos dejó de concentrarse en los grandes supermercados.  A su vez, se redujo la compra online y se incrementó la realizada en locales al público", detalla la CAME.

Entre los más afectados por las menores ventas se encuentran los artículos de indumentaria (-32%), donde influye la falta de poder adquisitivo de las familias, las menores necesidades de esos productos debido a las estadías largas en el hogar y el cumplimiento de los protocolos que limita la cantidad de gente que puede entrar al mismo tiempo al local. Lo mismo ocurre con calzado y marroquinería, con una retracción promedio de 28,5 por ciento interanual. Si bien se desaceleró la tasa de caída, sigue siendo significativa.