El ambicioso plan chino conocido como Iniciativa de la Franja y la Ruta (BRI, por sus siglas en inglés), o Nueva Ruta de la Seda, corre el riesgo de perder impulso a medida que aumenta la oposición en los países por los que está proyectado que pase y se acumulan las deudas, lo que allana el camino para que otros planes rivales puedan adelantarse a Pekín, según mostró un nuevo estudio el miércoles.
El presidente chino Xi Jinping puso en marcha la BRI en 2013 con el objeto de utilizar los puntos fuertes de China en financiación y construcción de infraestructuras para "construir una amplia comunidad de intereses compartidos" en toda Asia, África y América Latina.
Sin embargo, el "proyecto del siglo" de Xi se enfrenta ahora a grandes retos y a reacciones en contra en el extranjero, según un estudio de AidData, un laboratorio de investigación del College of William and Mary de Estados Unidos.
"Un número cada vez mayor de responsables políticos de países de renta baja y media están paralizando proyectos de alto perfil ligados a la BRI debido a los sobrecostes, la corrupción y la preocupación por la sostenibilidad de la deuda", dijo Brad Parks, uno de los autores del estudio.
AidData señaló que se han cancelado 11.580 millones de dólares en proyectos en Malasia durante el periodo 2013-2021, y casi 1.500 millones en Kazajstán y más de 1.000 millones en Bolivia.
El Ministerio de Asuntos Exteriores de China no respondió inmediatamente a una solicitud de comentarios el miércoles.
He Lingxiao, portavoz del Banco Asiático de Inversión en Infraestructuras, dirigido por China y estrechamente vinculado a la BRI, dijo que "creemos que los principios generales de la BRI son sólidos".
"La forma en que estos principios se traduzcan en la realidad operativa es lo que nos lleva a abogar por unos estándares internacionales elevados", dijo He.
El estudio de AidData analizó 13.427 proyectos respaldados por China en 165 países a lo largo de 18 años, por un valor total de 843.000 millones de dólares, y señaló que los compromisos anuales de Pekín en materia de financiación del desarrollo internacional duplican ahora los de Estados Unidos.
Sin embargo, importantes cambios en el sentir público dificultan que los países participantes mantengan relaciones estrechas con Pekín, según Parks.
El estudio señala que un número cada vez mayor de proyectos respaldados por China han sido suspendidos o cancelados desde el lanzamiento de la BRI en 2013, con síntomas de "remordimiento del comprador" en países tan lejanos como Kazajistán, Costa Rica y Camerún.
Los riesgos crediticios también han aumentado, ya que la exposición a la deuda con China supera ahora el 10% del PIB en muchos países de ingresos bajos y medios.
La encuesta reveló que el 35% de los proyectos de la Franja y la Ruta tenían problemas de corrupción, violaciones de derechos laborales, contaminación ambiental y protestas públicas.
En junio de este año, Estados Unidos anunció una iniciativa rival del G7 conocida como Build Back Better World (B3W) para proporcionar ayuda financiera a las naciones en desarrollo para construir infraestructuras.
"B3W va a aumentar las opciones en el mercado de financiación de infraestructuras, lo que podría provocar algunas deserciones notables de la BRI", dijo Parks.
El estudio de AidData recibió financiación de un grupo diverso de organizaciones privadas y públicas, entre ellas la Fundación Ford y la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID, por sus siglas en inglés).
AidData defiende que su investigación es independiente y transparente y no está guiada o determinada por sus financiadores.
Con información de Reuters