A la pandemia del coronavirus y las negociaciones con el FMI, en el frente externo del Gobierno también existen complicaciones para el ámbito regional. Desde el Mercosur, Brasil y Uruguay presionan para bajar fuertemente el Arancel Externo Común (AEC), algo que no estaba dentro de los planes de Argentina y que supondría un fuerte golpe para la industria local de llegar a concretarse.
El AEC del Mercosur se cobra al ingreso de mercadería desde fuera de los países del bloque. En promedio es del 12,5%, pero puede llegar hasta un 35% como máximo. Aún así, existen posibilidades para realizar excepciones: los plazos de vigencia permitidos para la rebaja arancelaria se establecen en 12 meses y en algunos casos considerados de urgencia de seis meses.
La solicitud de una reducción fija fue una idea impulsada por Brasil y acompañada por el gobierno de Uruguay. Por pedido de la Unión Industrial Argentina, Argentina había logrado enfriar la discusión para llevarla a cabo en otros términos y hacia adelante. Sin embargo, el canciller uruguayo Francisco Bustillo reavivó las intenciones de forma pública cuando concurrió a la comisión de Asuntos Internacionales de la Cámara de Diputados para responder sobre las gestiones realizadas para la flexibilización del bloque regional respecto a eventuales acuerdos con terceros países.
“Uno nota o advierte que de alguna forma las políticas de Argentina han llevado a plantear un bloque autárquico, y eso es algo que Uruguay no se puede permitir”, señaló el canciller, una declaración de resonancia en una perspectiva diplomática. El objetivo de Uruguay, dijo, es conocer las razones: “Hasta ahora no sentimos que estén fundamentadas por parte de Argentina, sino que es no por el no”.
En cuanto al arancel externo, Brasil se bajó de su propuesta original, que planteaba una reducción del 50%. Ahora se habla del 20% y la intención del país liderado por Jair Bolsonaro es concretarlo de manera transversal y antes de fin de año. En este escenario, el canciller uruguayo adelantó que todo puede suceder: desde que se logre poco hasta que Brasil termine por “patear el tablero” y decida en forma unilateral un nuevo arancel externo común.
La postura argentina
Lejos de no argumentar la postura de nuestro país, en la última reunión del Consejo del Mercado Común del bloque, el canciller Felipe Solá dejó en claro la propuesta argentina. La rebaja impositiva debe ser aplicada utilizando una metodología de segmentación del universo arancelario en productos agroindustriales, industriales, bienes de capital, de informática y telecomunicaciones, con cinco eslabones diferenciados entre sí por el grado de elaboración del producto en cada caso, y de allí sale una recomendación de mayores reducciones en insumos y materias primas, y menores reducciones en bienes finales.
En cuanto al relacionamiento con terceros países o bloques, Solá señaló que nuestro país pidió instruir a los coordinadores del Grupo de Mercado Común para que identifiquen "prioridades de la agenda externa del Mercosur y el plan de modalidades específicas de ofertas y de disciplinas, y se elabore un informe completo sobre el estado de situación de las diferentes negociaciones”.
Es que Argentina se opone a exponer las mismas condiciones de rebaja a todos los países sin medir el impacto que esto tiene en cada sector. Desde el Gobierno hay temor de que la pretensión transversal de los brasileños propicie un aluvión de importaciones que dificulten la competencia de los industriales nacionales. De momento, Paraguay sigue la línea de Argentina en cuanto a la agenda de relacionamiento externo del bloque.
Según pudo saber El Destape, la próxima reunión del Consejo del Mercado Común será en julio, donde estarán los coordinadores nacionales, y en el caso de Argentina el negociador es el secretario de Relaciones Económicas Internacionales, Jorge Neme. El encuentro se desarrollará de forma virtual, se extenderá dos días y Argentina entregaría la presidencia Pro Tempore del Mercosur a Brasil.
Mientras el gobierno argentino trabaja para armonizar las propuestas entre los cuatro socios, la única certeza es que no habrá acuerdo hasta que los brasileños se ajusten al gradualismo y la óptica sector por sector para evitar un colapso de las industrias argentinas.